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12may11


Las petroleras de EE UU se niegan a perder los subsidios que reciben del Gobierno


El alza de la gasolina ha provocado un encendido debate hoy en el Senado de Estados Unidos. Por un lado, los ejecutivos de las cinco grandes petroleras que operan en el país. Por el otro, los legisladores del ala demócrata, que, como la Casa Blanca, proponen reducir a la mitad una serie de subsidios a la industria, ya que consideran que son un claro despilfarro del dinero del contribuyente.

"Comprenderán que hay que encontrar una manera para reducir el déficit y la deuda, con una solución que sea justa y compartida", ha dicho el demócrata Max Baucus, mientras su compañero de filas Charles Schumer preguntaba si eso había que hacerlo recortando las ayudas públicas a los estudiantes o a las petroleras. "Tenemos decisiones difíciles que adoptar", ha remachado.

Los ejecutivos de ExxonMobil, Chevron, ConocoPhillips, BP y Shell han respondido al unísono diciendo que subir los impuestos a las petroleras afectará a su competitividad y a las inversiones, sin que eso aporte una solución real al problema del alza del precio de la gasolina. "Nosotros no somos los responsables del déficit", ha dicho Rex Tillerson, consejero delegado de ExxonMobil.

Es más, los comparecientes han señalado que hay otros sectores que se benefician de los mismos créditos que les quiere quitar Washington. "Pocos pagan tantos impuestos como las petroleras", ha señalado John Watson, de Chevron. "No nos castiguen por hacer bien nuestro trabajo ni debiliten nuestra capacidad competitiva. Eso sería un error para los ingresos fiscales y el empleo".

La industria petrolera recibe al año unos 4.000 millones de dólares en incentivos. Los demócratas presionan para reducir o eliminar subsidios y conseguir así unos ahorros de 21.000 millones durante una década. Este choque en el Senado recuerda al que se vivió hace tres años, cuando las petroleras se colocaron en el centro del debate político por el alza del petróleo.

Baucux, que ha presidido el debate en el Capitolio, ha dejado claro que no se opone a que "las empresas ganen dinero". Eso, ha dicho, es lo que impulsa la economía. Pero se ha preguntado si compañías tan rentables como las petroleras necesitan realmente el dinero del contribuyente. El senador se ha contestado a sí mismo diciendo que ese dinero se puede "dedicar a un mejor uso".

Marvin Odum, máximo responsable de Shell en EE UU, ha respondido al ataque dejando claro que las petroleras no pueden predecir cuál será el precio de la gasolina a pie de manguera, porque depende sobre todo de cómo fluctúa el crudo en el mercado global. El jefe de ExxonMobil cree que en una situación de normalidad el precio del barril debería rondar entre los 60 y los 70 dólares.

Su capacidad de influencia en los precios, han reiterado los ejecutivos, es muy limitada. Por eso los cinco se han mostrado de acuerdo con la agenda del presidente Barack Obama de reducir la dependencia energética exterior de EE UU, y han pedido a los legisladores que definan una estrategia que permita afrontar ese reto a largo plazo, lo que, dicen, pasa por dejarles explotar los recursos domésticos.

Baucus ha admitido que las petroleras pagan más impuestos que las empresas de otros sectores. Pero ha señalado que también es cierto que cuando sube el petróleo crecen sus beneficios. Por eso les ha pedido sacrificios. "También pagamos más en impuestos de que lo que tenemos en beneficios", ha respondido Tillerson. Como él, todos los ejecutivos han pedido un régimen fiscal predecible y que no sea discriminatorio.

"Un sistema fiscal estable es crítico para la inversión a largo plazo en producción y nuevas tecnologías", ha apostillado Lamar McKay, representante de BP. El ejecutivo ha rechazado que estén haciendo caja a costa del contribuyente. En ese sentido, Rex Tillerson ha terminado diciendo que todos reconocen "el impacto" que el alza de la gasolina está teniendo para el consumidor.

A pesar del enfrentamiento, la propuesta demócrata para recortar los subsidios a las petroleras no tiene muchos visos de prosperar. El apoyo a la iniciativa es sólido en el Senado, pero no en la Cámara de Representantes, donde los republicanos son mayoría. Los conservadores, como las petroleras, creen que estos incentivos ayudan a la producción doméstica y al empleo en EE UU.

[Fuente: Por Sandro Pozzi, Nueva York, El País, Madrid, 12may11]

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