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26jul12


Rato se lava las manos y culpa a Mafo, Zapatero y Rajoy de la crisis de Bankia


"Con la conciencia tranquila de haber hecho bien las cosas". Así se ha presentado Rodrigo Rato esta mañana en el Congreso de los Diputados, pese a que su gestión en la presidencia de Bankia se ha saldado con la nacionalización de la entidad y un agujero de 23.000 millones.

El exdirector gerente del FMI y exvicepresidente del Gobierno no ha expresado ni una sola autocrítica acerca de su gestión durante su intervención inicial, que ha durado apenas media hora. Y ha desviado toda la responsabilidad hacia el Banco de España, los gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero y Marino Rajoy, las empresas auditoras, el escenario macroeconómico y hasta la Comisión Europea.

Rato ha preferido no hacer sangre con su propio partido, evitando alusiones directas a su relación con Mariano Rajoy o Luis De Guindos, pero no ha dudado en defender su trabajo al frente de Bankia, "con los mimbres que había" y en el "peor escenario económico". De acuerdo con su relato, no hay nada que reprochar a su gestión, ya que siempre se ciñó a la legislación,y contó tanto con el aval del Banco de España como del Gobierno y de firmas como Deloitte o PriceWaterhouse Cooper.

De hecho, el expresidente de Bankia ha culpado directamente al exgobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, de conminarle a realizar la fusión entre Caja Madrid y Bancaja, mientras que ha reprochado al Ejecutivo de Zapatero que presionara para forzar la salida a bolsa de la entidad en plena tormenta financiera. No obstante, ha rechazado que Bankia saliera a bolsa para "engañar" a nadie, y ha argumentado que "todo el mundo conocía" el riesgo inmobiliario de la entidad.

Un plan cuatro veces más barato que el de Goirigolzarri

Además, Rato ha buena parte su réplica a los portavoces de los grupos parlamentarios para negar que en Bankia exista ningún "agujero" o se haya practicado la "ingeniería contable". "No hay agujero, hay un cambio de criterios contables", ha insistido para justificar el paso de 300 millones de beneficios a un saldo negativo de 3.000 millones. "No son pérdidas o agujeros, el resultado operativo es el mismo. No es la situación de JP Morgan", reiteró, aclarando que el cambio se debe a "estimaciones de futuros deterioros". En este sentido, ha rechazado problemas con la auditora, puesto que a su juicio se estaba analizando con ella cómo realizar las valoraciones.

Casi al final de su intervención, y en medio de una inusitada expectación mediática, Rato se ha entregado a un juego dialéctico: si su gestión no ha tenido lagunas y ha hecho bien las cosas, ha venido a decir el expresidente de Bankia, "¿por qué me he ido?", se ha preguntado retóricamente. Él mismo se ha respondido: "Porque el fin de semana del 5 y 6 de mayo, tras presentar el programa de saneamiento, me di cuenta de que las autoridades no compartían mi criterio". Ese plan consistía en una inyección de 6.000 millones de euros, cuatro veces menor a la requerida más tarde por su sucesor, Goirigolzarri. Dado el rechazo del Ejecutivo a su propuesta, ha asegurado que asumió su responsabilidad al marcharse sin cobrar nada cuando, esperando que "otro tenga una oportunidad mejor que yo". "No me he peleado con nadie", ha reiterado.

Imperturbable y estoico

Aparentemente imperturbable, escudado en su maletín y flanqueado por Elvira Rodríguez (PP) y Jesús Caldera (PSOE), Rato aguantó estoicamente los cinco minutos de exposición a los fotógrafos que querían captar al extodopoderoso presidente de Bankia comparecer -"a petición propia", aclaró- ante la Comisión del Congreso para "refutar todas las acusaciones" que se han hecho sobre su gestión. Fernández Ordóñez, el Gobierno de Zapatero y la auditora Deloitte se han llevado la mayor parte de sus reproches.

Rato se remontó a la "estrategia" que le llevó a crear Bankia. "Con datos de marzo de 2010 Cajamadrid tenía unas necesidades de saneamiento de 2.600 millones" y una "necesidad imprescindible de vías de capitalización" lo que dio lugar a Bankia. Rato no ha dudado en responsabilizar al gobernador del Banco de España de la compra de Bancaja por parte de Cajamadrid, porque así se lo pidió Fernández Ordóñez.

Igualmente, Rato ha declarado que tanto el Banco de España en sus informes como la auditoría de Deloitte ya mostraban las pérdidas que tendría Bankia por las necesidades de financiación de Bancaja y se pasaron los estrés test en el verano de 2010. El expresidente de Bankia, en todo su relato, ha querido dejar claro que toda la operación "y el proceso estuvieron controlados por el regulador y auditados por las principales firmas de prestigio. Todo con la máxima transparencia" a lo largo de 2010.

Necesidad de mayor saneamiento

Sin embargo, Rato ha añadido que se solicitó también la auditoría de PriceWaterhouse Cooper, que ya arrojó una necesidad de saneamiento mayor, cercano a los 11.000 millones y muy por encima de lo que reclamó el Banco de España y Deloitte. Rato ha querido ir más allá y ha recordado que la inspección del BdE, tras meses trabajando en la situación de las entidades que conformaban Bankia, envió una carta a las siete entidades que "hubo que leer en los Consejos de Administración" y que dejaban claro que en opinión del Banco de España, "tras 18 meses de inspección a Caja Madrid, era contundente" y favorable. En el caso de Bancaja, aumentaba las necesidades pero dio vía libre a la fusión.

Los reproches de Rato a las auditorías de Deloitte y, sobre todo, a la gestión de Fernández Ordóñez han continuado. Así, ha asegurado que "Gobierno y Banco de España me trasladaron su preocupación si Bankia no salía a Bolsa", y eso, "a pesar de que la situación económica era tan crítica que otras colocaciones se frenaron". Del relato del ex presidente de Bankia se deduce que fue el Gobierno de Zapatero y el Banco de España, avalados por auditorías de Deloitte e inspecciones del BdE, quienes fueron empujando al exgobernador del FMI a la catástrofe.

Para culminar, Rato ha recordado que sólo tres semanas antes de la intervención de Bankia, la inspección del Banco de España daba el visto bueno al plan de saneamiento de la entidad, que suponía anticipar las pérdidas de los próximos tres años con un préstamo de 7.000 millones del FROB III.

El mínimo reproche al PP ha llegado cuando ha comenzado a detallar la situación en la que salió a Bolsa Bankia y los meses posteriores. "Dije que salía en medio de una tormenta perfecta y me quedé corto": "luego se intervinieron países", "se multiplicó la prima de riesgo" y el escenario se configuró "de manera totalmente imprevisible". "Durante estos dos años trabajé por Bankia en el peor escenario imaginable. Esta es mi precepción y mi verdad".

[Fuente: Por Alberto Mendoza y José Lobo, El Confidencial, Madrid, 26jul12]

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