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02mar12
La crisis económica y los cambios tecnológicos provocan luchas internas entre los accionistas de 'ABC' y 'El Mundo'
La ruina económica que acecha desde hace meses a la prensa en papel empieza a cobrarse víctimas, como prueba el fin de trayecto para Público. Con los rotativos de izquierdas depurados, el foco se dirige ahora a la otra acera. De hecho, ejecutivos de los periódicos nacionales situados en el centro-derecha admiten sotto voce que el pastel publicitario no alcanza para tantos medios en similar espectro ideológico y dan por seguro que habrá fusiones a corto o medio plazo. ¿Problema? Que Vocento (ABC) y los dueños de Unidad Editorial (El Mundo), los italianos de RCS Mediagroup, tienen que resolver serios problemas internos antes de plantearse cualquier enlace. Hasta entonces, sólo queda un titubeante cortejo mientras los números se deterioran por momentos.
La cifra que marca todo el proceso es la de inversión publicitaria. Y supone un auténtico drama. La prensa se embolsó 1.990 millones en 2007 en concepto de publicidad. Las cifras que manejan los principales diarios sobre el recientemente cerrado 2011 apenas llega a los 1.000, en un escenario de difusión menguante. Además, el arranque de 2012 no puede ser más inquietante: las televisiones admitían descensos de entre el 15% y el 20% en los dos primeros meses. El ajuste en prensa es incluso mayor. Una caída sobre caída insoportable para grupos que ya han acometido importantes reducciones de personal. Unidad Editorial acordó un ERE en mayo de 2009 que suponía la salida 180 trabajadores, el 9% de la plantilla. ABC ya liquidó a 240 profesionales, la mitad de integrantes de la redacción.
Dos son las siguientes vías de ajuste. La primera, vía salarios. "Y no de las cúpulas, que ya se han bajado la retribución. Las bases también tienen que ver reducidos su sueldos", analizan fuentes del sector. Y la segunda, vía fusiones. La cuestión no es nueva. Por ejemplo, Vocento y Unidad Editorial ya pusieron bancos de inversión a trabajar e incluso lanzaron un proceso de due diligence hace apenas meses para integrar sus negocios, prensa incluida. Una unión que, como se ha demostrado, no resulta nada fácil ya que tiene que superar egos varios y la actual valoración de los activos de la editora de El Mundo. A medio plazo, supondría la eliminación de una de las dos cabeceras.
En todo caso, todo tiene que esperar. El pasado lunes un frente aglutinado por los consejeros Santiago Bergareche y Víctor Urrutia solicitaba -con el apoyo larvado de las Luca de Tena- una Junta General Extraordinaria de Accionistas de Vocento con el fin de revocar el actual Consejo e intentar tomar el control de la compañía. Se abre una guerra de dos meses con el bloque de los Ybarra, que mete a la compañía en un tenso impasse y deja cualquier planteamiento de consolidación en el alero. Claro que en función de cómo se solvente la refriega, los contactos pueden acelerarse. "Es una maniobra para quedarse con la compañía sin lanzar una opa y sin poner un duro", aseguraban fuentes internas de la compañía, que temen que el objetivo 'rebelde' sea trocear la firma o buscar una operación corporativa
No falta dentro del cónclave quien mira hacia atrás y recuerda cómo Jaime Castellanos, presidente de SC Willis y viejo accionista de Vocento con al menos un 4,4% del capital, ya hizo negocios con Unidad Editorial. Son los mismos que le ven detrás de la insurrección. De hecho, el financiero fue el protagonista de la última gran venta que ha tenido lugar en España en el sector de medios de comunicación. Fue en 2007. Colocó Recoletos (con Expansión y Marca a la cabeza) a los dueños italianos de El Mundo por la friolera de 1.100 millones de euros. Toda una hazaña visto lo que llovió después. Una operación casi tan buena como la venta poco después del gratuito Qué!, ahora sí a Vocento, por más de 130 millones. Parte del Consejo ya ha mostrado su intención de cerrar los negocios no rentables.
El 'jefe' de la sanidad privada, contra todos
El diagnóstico es similar en Unidad Editorial, que sufre en la distancia el cisma abierto entre los pesos pesados de su matriz, RCS Mediagroup. Y es que los Mediobanca, Fiat, Pirelli, Generali o Intesa Sanpaolo, accionistas vinculados al establishment que tienen su participación sindicada, se han encontrado con un outsider duro de roer en Giuseppe Rottelli, factótum de la sanidad privada en el país transalpino. El empresario, que atesora más del 11% del capital, quiere jugar sus cartas de cara a la renovación de la presidencia y el puesto de consejero delegado el próximo 31 de marzo. Con la continuidad de Antonello Perricone, actual primer ejecutivo, en el alero. Antes, el día 16, la sociedad aprobará un write-off (revisión del valor) del fondo de comercio generado por la compra de Recoletos (Expansión y Marca) cercano a 300 millones de euros. No parece que estudiar una fusión en España sea la primera prioridad en Italia.
El convidado de piedra es Planeta, y su diario La Razón. La reflexión legítima de su presidente y hombre fuerte, José Manuel Lara, es: "Tengo una televisión que gana 90 millones al año, una radio que funciona y un periódico que pierde tres. ¿Acaso tengo algún problema?". Con los costes de su diario nacional contenidos -La Razón se dejó 3,7 millones de euros en 2010, tras las pérdidas de 8,5 millones registradas el año anterior-, su interés en Vocento puede estar más bien en integrar en Onda Cero los postes que Punto Radio atesora en Cataluña, adquiridos a Luis del Olmo. Si por el camino se puede dejar de perder dinero en el papel… "Lara siempre está al final del camino tanto para ABC como para El Mundo", reflexiona uno de los principales empresarios de medios, en referencia al tycoon catalán.
Sólo una sombra se cierne sobre el grupo. Y es que Planeta también vive una situación de stand by, en tanto se solventan los problemas de salud del propio Lara, que se recupera de una grave enfermedad. En todo caso, los números invitan a la reflexión. Para todos. ABC ha perdido más de 135 millones en los últimos cuatro años y la editora de El Mundo, aunque defiende resultados de explotación positivos, ve sus cuentas lastradas por los gastos financieros derivados de la operación de compra de Recoletos. Con dudas sobre si bastará con prorrogar los efectos del ERE de 2009. El Grupo Intereconomía, que también ha llevado a cabo ajustes, queda fuera de estos procesos por su particular idiosincrasia. "Este año es un año para mantenerse a resguardo en los cuarteles de invierno", asegura un empresario del sector. Una reflexión sensata pero que quizás obvie las oportunidades en liza. "Tal vez hayamos dejado pasar muchas ya", se zanja desde uno de los principales grupos editoriales.
[Fuente: Por Daniel Toledo, El Confidencial, Madrid, 02mar12]
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