EQUIPO NIZKOR
Información

DERECHOS

11jul10


El accionista de referencia de Repsol SA está en el punto de insolvencia.


El pasado viernes 25 de junio, un desayuno ofrecido por Mariano Rajoy en el Hotel Ritz de Madrid acaparó buen parte de la atención mediática de la jornada y sirvió para no pocos comentarios malvados durante los días previos. Existía un morbo desconocido por ver cuál era la talla de los poderosos que desfilarían por las alfombras del hall cinco estrellas para escuchar el programa del líder del PP y aspirante a suceder a José Luis Rodríguez Zapatero en la presidencia del Gobierno. Una ceremonia de genuflexión habitual en la que había especial gozo por comprobar si asistiría uno de los constructores del Reino, Luis Fernando del Rivero Asensio (60 años), sofocado desde hace meses por la titánica tarea de mantener los pilares de Sacyr en pie.

Como no podía ser de otra manera, allí se presentó el empresario murciano, previsor, cinco minutos antes de las 9 de la mañana, con traje gris de faena y cabellera engominada. Ocupó asiento en la mesa de los importantes, propia de su condición de amo de la obra pública, junto al que bien podría ser su espejo en el mundo de los negocios, el aún más popular y superior Florentino Pérez (ACS). Los de siempre. El acto tenía poco de informativo y mucho de simbólico. El desayuno trataba de escenificar la capacidad de convocatoria de uno y la sensibilidad de los otros ante la candidatura del futurible jefe del país, el contratista por excelencia y procurador del negocio, independientemente de cuál sea su discurso.

Para desgracia de Luis del Rivero, su bautismo público bajo la tribuna de Rajoy no ha servido para aplacar las especulaciones posteriores que siguen minando el nombre de Sacyr. Su emporio constructor, donde hace y deshace como presidente y primer accionista, continúa en boca de la élite empresarial y financiera. A medida que el precio de sus acciones sigue dibujando un gráfico vertiginoso a la baja, los vaticinios sobre el futuro de la constructora son menos alentadores. O más aún, sobre el modelo de empresa y la manera de hacer negocios que este antiguo ingeniero de caminos de Ferrovial ha forjado durante los últimos diez años para estar entre los grandes: confraternizar con el poder. Una ascensión tan meteórica como brusca puede ser su caída.

Esta semana, Mutua Madrileña vendió en el mercado el 4% del capital de Sacyr que aún mantenía en su cartera. Ignacio Garralda ya se lo había adelantado. Era una decisión prevista desde que Mutua provisionó las minusvalías acumuladas en la constructora y renunció a un puesto en el consejo. La desinversión, ruinosa para la aseguradora de coches, ha sido igual de perversa para la compañía, que vio cómo el mercado penalizaba la salida de un accionista de peso. La acción de la constructora vale ya menos de 4 euros, por los 54 de hace poco más de tres años, y su capitalización apenas alcanza los 1.200 millones, nada que ver con los exorbitantes 15.000 millones que tocó a finales de 2006.

El ladrillo como llave para la energía

Como su homólogo de ACS, el patrón empresarial de Luis del Rivero ha seguido unos parámetros agresivos y controvertidos a partes iguales, hasta el punto de convertirse, con cargo a sus negocios de licitación de obra pública, en un constructor de capital riesgo. Sus buenas relaciones con el poder y su acceso a financiación cuasi ilimitada permitieron al empresario de Murcia iniciar una vorágine compradora sin freno, encaminada a ganar tamaño y protagonizar un proceso de consolidación en el sector. Sin solución de continuidad, Sacyr se comió a la inmobiliaria Vallehermoso y a las autopistas de ENA y Europistas, para luego tomar participaciones de referencia en la francesa Eiffage y en la petrolera Repsol, evidenciando cómo el ladrillo se convertía en la llave para acceder al grifo de la energía.

A pesar de contar con el viento de los elementos a favor, Del Rivero midió mal sus fuerzas en uno de los episodios más reveladores de su voracidad desmedida. A finales de 2004, Sacyr trató de aprovechar el resquicio provocado por el cambio de Gobierno, con un PSOE recién estrenado en las lides, para tomar el control del BBVA. A cambio de liquidar a su presidente Francisco González, ocupante del trono durante los designios de José María Aznar, el constructor esperaba contar con el plácet de La Moncloa. Sólo la resistencia del Banco de España, entonces aún con Jaime Caruana, y la desconfianza del Ministerio de Economía, con un Pedro Solbes pleno de poderes, evitaron el jaque que consentía su interlocutor palaciego Miguel Sebastián.

Entonces, en plena burbuja, incluso los errores le hacían ganar dinero. Ahora, sin embargo, esos excesos son una bola imposible de digerir: 12.000 millones de deuda. Los ricos de postín que arrimó a su proyecto, caso de Juan Abelló y Demetrio Carceller, se arrepienten ahora de la barra libre concedida tiempo atrás al locuaz Del Rivero. Esa consternación se traduce ahora en falta de complicidad dentro del consejo, con discrepancias públicas como las afloradas a finales de 2009 en el intento de sacar a Antonio Brufau de Repsol. "Están a matar", reconoce con cierta sorna un compañero del gremio. "Para ser descriptivo, digamos que están como en los matrimonios: cuando el dinero no entra por la puerta, el amor se va por la ventana".

Después de hacer caja con la venta de algunos activos y poner en prenda otra parte de las divisiones del grupo, Luis del Rivero puede verse en la tesitura de tener que afrontar una ampliación de capital en Sacyr de hasta 400 millones para seguir con aliento. El timing lo marca desde hace tiempo los bancos, es decir, Emilio Botín. La interlocución con La Moncloa ya no sirve para nada. La falta de recursos hace que ni siquiera el dispuesto ministro José Blanco sea objeto de sus cortejos o de la patronal Seopan, a donde colocó al ex monclovita David Taguas. Y tampoco ayuda que la ministra Elena Salgado, despedida con malas formas por Del Rivero de Vallehermoso, nunca un dechado de buenas modales, ocupe la cartera de Economía.

Tal vez por esto, el constructor anda tan locuaz como siempre en foros públicos protagonizando declaraciones inusuales, bien cargando contra el subsidio del PER, bien contra los especuladores de los mercados, para sorpresa de aquellos que practican el silencio como virtud para hacer negocios. Nunca ha sido ese su estilo. Ni siquiera después de pasar por quirófano para reparar los excesos de unos años de tanta euforia. El ardor de Luis del Rivero está fuera de toda duda. Está por ver, sin embargo, si lo está también el de sus socios inversores, atrapados ahora mismo en una ratonera como Sacyr donde sólo pierden dinero. Demasiado grande para poder caer, como se piensa, aunque la probabilidad de lo imposible es un paradigma que sí puede ocurrir.

[Fuente: Cotizalia, Madrid, 11jul10]

Donaciones Donaciones Radio Nizkor

Informes sobre DESC
small logoThis document has been published on 26Jul10 by the Equipo Nizkor and Derechos Human Rights. In accordance with Title 17 U.S.C. Section 107, this material is distributed without profit to those who have expressed a prior interest in receiving the included information for research and educational purposes.