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08mar22


Bruselas estudia maneras de limitar el "efecto contagio" del gas sobre la factura de la luz


El talón de Aquiles de la Unión Europea ante Rusia es el gas. Hay consenso total al respecto, aunque no lo hay tanto sobre cómo abordar la situación. Este martes, la Comisión Europea ha presentado una comunicación para instar a los Estados miembros a que el próximo 1 de octubre, al inicio de la próxima temporada de calefacción, tengan las reservas de gas en el 90% y reducir en dos tercios la dependencia del gas ruso antes de que finalice el año.

El primer pilar de la comunicación estudia las maneras de reducir el impacto sobre los consumidores y se abre a estudiar posibles medidas extraordinarias a las que hasta ahora se había negado con el objetivo de "limitar el efecto contagio" que el gas tiene sobre la factura de la luz, proponiendo establecer límites al precio de la electricidad durante un tiempo limitado. Además, permite aplicar impuestos sobre los beneficios extraordinarios de las compañías eléctricas debido al aumento del precio del gas.

El Gobierno español ha insistido desde septiembre en desacoplar el precio del gas del de la electricidad, y hasta ahora sistemáticamente el Ejecutivo comunitario se había negado. Ahora se abre a estudiar la posibilidad. "Para hacer frente a la emergencia actual, la Comisión estudiará todas las opciones posibles de medidas de emergencia para limitar el efecto de contagio de los precios del gas en los precios de la electricidad, como límites de precios temporales", subraya el texto publicado este martes por el Ejecutivo comunitario.

"Tendrá en cuenta el informe final de la Agencia de la Unión Europea para la Cooperación de los Reguladores de la Energía (ACER) y otras contribuciones sobre el funcionamiento del mercado eléctrico sobre las ventajas y desventajas de los mecanismos alternativos de tarificación de la electricidad", explica la Comisión, haciendo referencia a un informe que forzó el Gobierno español después del verano, cuando solicitó una y otra vez soluciones europeas al encarecimiento de la factura de la luz. Entonces no fue solamente el Ejecutivo comunitario el que se mostró reticente: un buen grupo de Estados miembros, liderados por Alemania, también eran contrarios.

El otro pilar principal de la comunicación de este martes se centra fundamentalmente en cómo cubrir ese talón de Aquiles europeo, cómo reducir en el corto plazo la dependencia del gas ruso. "La UE debe estar preparada para cualquier escenario. Puede alcanzar la independencia del gas ruso mucho antes del final de la década. Cuanto antes y con mayor decisión diversifiquemos nuestro suministro, aceleremos el despliegue de tecnologías de energía verde y reduzcamos nuestra demanda de energía, antes podremos sustituir el gas ruso", señala el texto.

El Ejecutivo comunitario confía en poder reducir en dos tercios la dependencia del gas ruso este mismo curso. Y en ello jugará un papel clave que las capitales llenen prácticamente hasta arriba sus reservas estratégicas de gas. Y eso no será sencillo: hoy se encuentran ligeramente por debajo del 30%. La cuestión clave aquí es: si se busca que esas reservas estén llenas, pero no de gas ruso, żde dónde obtenerlo?

Antes de que Rusia lanzara su invasión del país vecino, la Comisión Europea ya trabajaba a toda máquina buscando alternativas. Llenar el agujero que podría dejar el Kremlin no es sencillo: el 40% del gas importado consumido en el bloque comunitario es ruso. Se han buscado alternativas con conversaciones con EEUU para obtener más gas natural licuado (GNL), así como con uno de los grandes productores, Qatar. También se han mantenido contactos con Noruega.

Ahogar a Rusia

Todo este debate no es únicamente defensivo, sobre cómo cubrirse en un escenario en el que el Kremlin corta el gas. Se trata también de un debate ofensivo: de acorralar a Moscú atacando el principal pilar de su economía. En las últimas horas, Estados Unidos ha asegurado que hay discusiones activas con sus socios europeos con el objetivo de cortar las importaciones de petróleo ruso. Pero en Berlín, habiendo ido mucho más lejos de lo que la mayoría esperaban, creen que esa es una línea roja. Olaf Scholz, canciller alemán, ha descartado que se vaya a tomar esa medida.

Pero dentro de la Unión hay voces muy críticas. La principal es la de Mateusz Morawiecki, primer ministro de Polonia, que cada vez que tiene un micrófono delante explica que, por muchas medidas que se tomen, mientras se siga pagando por el gas ruso, este servirá para seguir financiando la guerra contra Ucrania. Desde que comenzó la invasión, los precios se han disparado. Según los cálculos del 'think tank' económico Bruegel, el pasado 1 de enero la Unión Europea pagaba 190 millones de euros a Rusia por su gas. El pasado 3 de marzo, bien entrados ya en la invasión rusa de Ucrania, la Unión pagó en un solo día 660 millones de euros.

[Fuente: El Confidenical, Cotizalia, Madrid, 08mar22]

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