Information | ||
Derechos | Equipo Nizkor
|
13dic22
Francia mira al cielo: el parón nuclear aboca el país a un invierno oscuro
El frío de este invierno podría doblegar a la sexta potencia del mundo y obligarla a realizar apagones eléctricos parciales en su territorio. La población francesa ya va asumiendo despacio --y con las grandes dosis de anestesia que ofrece el Mundial de Qatar-- que, durante los próximos tres meses, va a tener que mirar al cielo como si esperara la gracia divina: si el frío los perdona, habrá luz para todos.
Si el invierno es templado, calcula el organismo que gestiona la red eléctrica, RTE, podría haber entre cuatro y ocho cortes; entre 10 y 12 si es un invierno frío, y entre 20 y 28 si es muy frío. La red eléctrica francesa, descubren ahora los ciudadanos, es un castillo de naipes. Además de las temperaturas, el que haya viento o no --si la eólica responde-- condicionará los cortes. También los eventuales problemas en alguna de las líneas de alta tensión, pues todas son imprescindibles para mantenerse encendidas.
Francia no solo estará a merced de su clima, sino también del de su entorno. El país se ha convertido en un importador neto de energía eléctrica tras décadas siendo exportador neto. Ahora, son Alemania, España y el Reino Unido los que lo ayudan a cuadrar el mes eléctrico. Lo más humillante para París es que la guerra en Ucrania, aunque contribuya a esta situación, es un factor secundario, porque el principal es la inacción del propio Gobierno durante décadas.
El Gobierno asegura que todo está bajo control. RTE ha desarrollado una aplicación, EcoWatt, donde los galos podrán consultar hasta con cuatro días de antelación si su región está marcada en verde (no habrá cortes a la vista), naranja (podría haberlos si se consume la misma cantidad de electricidad que siempre) y rojo (seguramente habrá cortes). Además de asegurar que se avisará con tiempo, el organismo especifica que dichos cortes serán quirúrgicos: solo en algunas zonas, como mucho de dos horas y en las franjas horarias de mayor demanda. Además, no se desconectarán servicios básicos como bomberos o policía.
Durante muchos años, Francia se ha vanagloriado de su gran red de centrales nucleares, una excepción europea, mientras que otros países cerraban las suyas en favor de otras fuentes de energía. Cuando llegó la crisis del gas, este sistema se puso bajo test de estrés y, una tras otra, decenas de centrales tuvieron que cerrar para ser reparadas. Ahora mismo, un 40% de la potencia nuclear instalada está inactivo y 36 de los 56 reactores están cerrados. Aunque recientemente han reabierto dos --Flamanville-2 y Cattenom-4-- y se espera que dos más lo hagan en diciembre, el dislate es evidente.
Todos los expertos coinciden en que esta situación se podría haber evitado si los sucesivos gobiernos a izquierda y derecha hubieran invertido y diversificado las fuentes. De hecho, Marc-Antoine Eyl-Mazzega, del Instituto Francés de Estudios Internacionales (IFRI), opina que la situación es tan grave que Francia debe aparcar agendas sobre qué energía es mejor. "Ahora mismo no podemos permitirnos estar contra algo", aseveraba en una entrevista. El experto explica a este periódico que los gobiernos franceses han invertido muy poco en renovables, en interconexiones y en tecnología, y eso lo tendrán que sufrir ahora los franceses.
Por otro lado, la liberalización del sistema energético, sostiene Nicolas Goldberg, de Columbus Consulting, ayudó a desmantelar centrales, sobre todo contaminantes, de un sistema "seguramente" sobredimensionado, pero la falta de planificación del Gobierno hizo que las inversiones necesarias para modernizar otras partes de la red no llegaran.
En los últimos años, añade Goldberg, Francia se ha encontrado, además, con que las empresas eléctricas francesas prefieren invertir en Estados Unidos, donde tienen muchas ventajas fiscales, en lugar de en su propio país, retrasando aún más la modernización y haciendo que la red sea más vulnerable. El presidente Emmanuel Macron mantiene una tensa relación con su par estadounidense, Joe Biden, en parte por estas "agresivas" ventajas fiscales de Washington en este y otros sectores donde Francia tiene importantes compañías, como la automoción.
El golpe ha sido muy duro para el ánimo de un país acostumbrado a ser la vanguardia tecnológica de Europa. Como resumía el polémico comentarista Jean-Michel Aphatie: "los franceses nos hemos creído el cuento de que poco menos que inventamos la energía nuclear".
Desde el Gobierno, son muy conscientes de que "apretar el botón" de apagado es una barrera psicológica e intentan rebajar la tensión en el relato. Macron, en su habitual tono profesoral, ha tachado de "estúpido" el debate levantado por las críticas desde la oposición (tanto de izquierda como de derecha) y se arropa en un socorrido "el papel de las autoridades no es gobernar a través del miedo".
El presidente francés sabe, no obstante, que la imagen del país está quedando muy tocada a nivel europeo e internacional. El Gobierno que encabeza está en una situación de debilidad parlamentaria y la oposición aprovecha para cargar con todo. La única razón por la que el Parlamento ha rechazado la última moción de censura es porque la extrema derecha y la extrema izquierda se detestan más entre ellas que a la primera ministra, Elisabeth Borne.
El Gobierno está purgando sus culpas y las de los anteriores. Aunque eso no oculta que este es el segundo mandato de Macron y que en el primero, hasta llegar la campaña electoral, los planes para mejorar la energía nuclear brillaron por su ausencia. El portavoz del Partido Comunista Francés (PCF) ha dicho que Francia está sufriendo situaciones de "país del tercer mundo". Marine LePen, jefa de filas de Reagrupación Nacional, critica que el Gobierno no considere "población prioritaria", de la que no sufrirá cortes, a los hogares que tienen "personas con un respirador que les permite vivir". El Gobierno ha matizado que buscará soluciones para estos casos. Ecologistas como la diputada Sandrine Rousseau ha cargado contra la decisión de que las escuelas no sean "servicios básicos" y opina que deberían desconectar los aeropuertos, que son "grandes consumidores de energía".
El Elíseo trata de achicar agua y dice que mejor planear ahora que lamentar después, aunque eso signifique que la población se preocupe o se le tache de alarmista. Uno de cada dos franceses está preocupado. El Ejecutivo confía en que le sonría la suerte, que poco a poco entren en funcionamiento los reactores que tienen más avanzada su reparación entre diciembre de este año y enero de 2023, y que mientras tanto el parón navideño en la industria descargue la red. Si además el consumo de los hogares disminuye --hay datos que así lo indican-- y el invierno es clemente, podría evitar tener que apagar Francia.
El 19 de diciembre de 1978, un fallo de grandes dimensiones en una línea de alta tensión en Lorena dejó a Francia a oscuras, paralizando todo incluso en París. De aquella experiencia, unida a la crisis del petróleo del 73, nació un plan que culminó con Francia como una de las exportadoras de electricidad de Europa, con energía de sobra para sus necesidades. Los expertos lamentan que se haya descuidado tanto el sistema, hasta hace poco orgullo del país, que sea necesario otro plan de choque similar al que obligó el apagón del 78.
[Fuente: Por Óscar Valero, El Confidencial, Madrid, 13dic22]
This document has been published on 25Dec22 by the Equipo Nizkor and Derechos Human Rights. In accordance with Title 17 U.S.C. Section 107, this material is distributed without profit to those who have expressed a prior interest in receiving the included information for research and educational purposes. |