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09oct22
El Banco de España peca de conservador para rebajar un 70% el PIB de 2023 por la inflación y los tipos
El pasado miércoles, un día después de que el Gobierno presentara su proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2023, con un fuerte incremento de la inversión en gastos sociales, el Banco de España publicaba su cuadro macroeconómico tras el cierre del tercer trimestre de 2022.
Y lo hacía el supervisor bancario con una previsión de crecimiento del PIB para el ejercicio próximo muy por debajo de la planteada por el Ejecutivo. Siete puntos porcentuales menos (del 2,1% al 1,4%), que vendrían a suponer unos 100.000 millones menos de crecimiento de la riqueza nacional.
La rebaja de la previsión realizada por la entidad supervisora, dirigida por el gobernador Pablo Hernández de Cos, supone casi un 70% menos respecto a la proyección que el propio Banco de España realizaba el pasado mes de junio, poco antes del cierre del segundo trimestre del presente ejercicio, cuando establecía que el PIB español crecería un 4,8% en 2023.
Ni la propia entidad supervisora veía entonces los nubarrones que ahora, tres meses después, parece atisbar para proyectar una reducción tan drástica de la economía española.
"Sin cambios significativos en las perspectivas de la actividad más allá del corto plazo. Se mantienen, además, tasas de crecimiento relativamente robustas a partir de la segunda mitad del año, con avances del PIB del 2,8% en 2023 y 2,6% en 2024", argumentaba en su presentación del pasado 10 de junio el director general de Economía y Estadística del Banco de España, Ángel Gavilán.
żEn qué se basa el supervisor para plantear ahora una rebaja de tal calibre? El propio Gavilán lo apuntaba. "Tras el intenso crecimiento del 1,5% registrado durante el segundo trimestre, los indicadores de actividad más recientes apuntan a una desaceleración significativa en el ritmo de avance del PIB en 3T, hasta el 0,1%", decía.
Un práctico estancamiento del crecimiento de la economía española provocada, según el Banco de España, por la ralentización económica global, la crisis energética, las elevadas presiones inflacionistas, el endurecimiento de las condiciones financieras, la incertidumbre y el deterioro de la confianza.
Breve parón y vigorosa actividad
A partir de aquí, el supervisor entra en aparente contradicción, cuando, tras asegurar que todas esas circunstancias "limitarán el grado de dinamismo del PIB en los próximos trimestres", contempla la posibilidad de que "a partir de la primavera de 2023, a medida que algunos de los factores anteriores comiencen a disiparse, la actividad económica española recobrará un vigor creciente".
En esta ocasión, los vaivenes en las proyecciones macroeconómicas a la baja del Banco España se sustentan en unas "tasas de inflación significativamente más elevadas y persistentes que las previstas en junio", que elevaría la inflación media en 2022 hasta el 8,7%, para comenzar a moderarse gradualmente hasta el 5,6% y el 1,9%, en 2023 y 2024, respectivamente.
Con todo, el propio Banco de España reconoce que su planteamiento macroeconómico, cerrado a 30 de septiembre de 2022, está sujeto a grandes riesgos por la existencia de una "extraordinaria incertidumbre", tanto externa, por la crisis energética provocada por la guerra en Ucrania, como interna, al haber sido realizada la proyección sin contar con los parámetros incluidos en el proyecto de Presupuestos Generales del Estado.
Circunstancia esta, la de la de incertidumbre reinante, que, según los analistas contactados, hace que toda proyección haya que cogerla con pinzas. El propio Banco de España, en junio, contemplaba, respecto a la inflación, un panorama muy diferente al ahora planteado, en el que el crecimiento de los precios se situaría en el 7,2% a finales de 2022, y que, tanto en 2023 como 2024, llegarían al 2,6% y al 1,8%, respectivamente, "bajo el supuesto de que los precios de la energía se moderarían y de que los fenómenos de realimentación entre inflación de precios y de salarios tendrán un alcance muy contenido".
Subida desbocada de tipos
Al margen de los precios, la subida de tipos es, a juicio del supervisor, otro elemento desestabilizador, al verse obligado el Banco Central Europeo (BCE) a acometer aumentos acumulados de sus tipos de interés de 125 puntos básicos, "lo que ha dado lugar a una menor laxitud de las condiciones financieras en el área del euro", y, como consecuencia de ello, a una desaceleración de la actividad en el tercer trimestre.
En relación con la subida de tipos, el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, daba prácticamente por descontado que los tipos, recién colocados en el 1,25%, se situarían, entre finales de 2022 y principios de 2023, en el 3%.
Un cambio radical de tendencia que, según aseguraba el gobernador esta semana, ya está provocando desaceleración a nivel macroeconómico, y también un aumento del número de hogares españoles que no podrán hacer frente al pago de su hipoteca, al ver cómo las cargas financieras suben un 4%, del 10% al 14%, lo que supone dedicar más del 40% de sus ingresos a saldar las deudas contraídas con las entidades financieras.
Con todo, la incertidumbre global reinante, derivada de la guerra en Ucrania y de la crisis de deuda generalizada en todos los países, hace que todas las previsiones se deban tomar con mucha cautela, ya que la deriva que tome el conflicto en los próximos meses lo puede hacer cambiar todo. Para bien o para mal.
[Fuente: Por Juan Carlos Martínez, República de las ideas, Agencias, Madrid, 09oct22]
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