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01jul15
Desconcierto en Atenas por el brusco cambio de estrategia de Tsipras
Tan sólo cuatro días después de lanzar la bomba de su referéndum, Alexis Tsipras volvió ayer a dejar a Grecia -y a Europa entera- estupefacta. Después de dar un portazo a los socios europeos, el primer ministro griego volvió a tocar a la puerta para pedir un nuevo rescate, en una jugada que desconcertó tanto a los suyos como a sus enemigos.
Los analistas dudaban anoche de si el volantazo obedece a una estrategia de campaña pensando ya en el referéndum de domingo o es el acto desesperado de un Gobierno cada vez más asfixiado por la falta de liquidez. "En las reuniones del partido nunca se ha planteado retirar el referéndum", aseguraba por la tarde una fuente de Syriza. Sin embargo, por la noche, en una entrevista en la televisión pública, el viceprimer ministro Yanis Dragasakis dijo que si hay "una propuesta mejor" había recomendado a Tsipras que la aceptara, y dio a entender que el referéndum podía ser cancelado.
Por la noche todo volvía a estar confuso, aunque la jornada había amanecido con las espadas en alto. La prensa griega explicaba que Tsipras había rechazado la mano tendida del jefe de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, que intentó la noche del lunes llegar a un nuevo acuerdo in extremis. Y el ministro de Finanzas, el locuaz Yanis Varufakis, daba los buenos días desde un diario británico amenazando con llevar a la UE a los tribunales si se atrevía a echar a Grecia del club. Syriza se dirigía a todo gas hacia el referéndum, ajena a las amenazas europeas.
A medianoche vencía el plazo para que Atenas saldara sus deudas del mes con el FMI y expiraba el programa de asistencia financiera. En la cuenta atrás para la hora H, miles de manifestantes se concentraron ante el Parlamento bajo el lema "Nos quedamos en Europa" para pedir el sí al acuerdo con los prestamistas, que Tsipras califica de catastrófico y pide a los griegos que rechacen. El lunes, miles de partidarios del no se habían manifestado en el mismo lugar para protestar contra el "chantaje" que a su juicio están ejerciendo los poderes europeos sobre el pueblo griego para condicionar su voto. Tsipras asegura que la victoria del no reforzaría su posición negociadora, pero la oposición griega y las capitales europeas afirman que en realidad pondría gravemente en peligro la permanencia de Grecia en la eurozona e incluso en la UE.
Mientras la gente coreaba por el euro en la plaza Sintagma, el Eurogrupo examinaba la propuesta de Tsipras. El Gobierno griego no desveló el contenido, pero según algunas filtraciones había pocas concesiones de Atenas. "La sensación es que ni en un lado ni en otro hay voluntad de llegar a un acuerdo de última hora y que lo único que hacen en realidad es tomar posiciones para el juego de la culpa que está a punto de comenzar -opinaba Natasa Bastea, periodista del diario Ta Nea-. Tsipras quiere demostrar a los griegos que ha agotado todas las posibilidades de pactar con Europa y que el referéndum es su única alternativa. Y el Eurogrupo hace ver que estudia la oferta pero en realidad ya ha decidido que lo mejor es que se despeñen solos".
Todavía no hay sondeos oficiales y los analistas creen que la intención de voto puede girar bruscamente. Pero según fuentes de empresas de sondeos, el sí crece.
"La credibilidad del Gobierno está dinamitada. Si algo han demostrado Tsipras y Varufakis es que son impredecibles. Nadie se fía ya de ellos en Europa", opina un analista de una organización europeísta.
No cesaron de circular informaciones sobre la situación desesperada del Gobierno. El país vive bajo corralito desde el domingo, cuando las autoridades se vieron obligadas a decretar el control de capitales para evitar la hemorragia masiva de fondos de sus bancos. Syriza ha culpado directamente a los poderes europeos de haber empujado el país al corralito para atemorizar a los ciudadanos y lograr el sí.
Los bancos están cerrados y los griegos sólo pueden sacar 60 euros al día de los cajeros. Ha habido problemas con los jubilados, muchos sin tarjeta de crédito y acostumbrados a retirar la pensión en la ventanilla. Pese a los mensajes tranquilizadores del Gobierno, decenas de jubilados del consorcio público de telecomunicaciones OTE llamaron ayer airados a radios y televisiones para quejarse que no les habían ingresado su pensión. El cobro llegó por la tarde. Los medios de comunicación privados -en su mayoría hostiles a Syriza- afirmaron que el Gobierno se había quedado sin líquido y que no sería capaz de pagar hoy los sueldos de los funcionarios.
"Nos está costando hacer campaña -admitían en Syriza-. La gente está asustada". El referéndum convocado parece haber aplacado a los sectores más radicales de Syriza, una coalición de grupúsculos izquierdistas muy heterogéneos, donde se estaba gestando un motín. Muchos consideraban que el acuerdo que estaba a punto de firmar Tsipras transgredía líneas rojas del programa del partido. Por eso sus detractores le acusan de pensar más en su partido que en el país.
[Fuente: La Vanguardia, Barcelona, 01jul15]
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