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18jun15
'Necesitamos adultos para avanzar'
"Para avanzar, necesitamos adultos en la sala". De una manera tan dura, tajante y agresiva resumió la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, el fracaso del enésimo Eurogrupo dedicado al rescate griego. "Lamentable", fue la palabra escogida por el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem. Ambos culparon a la delegación helena e insistieron en que "la pelota está en su tejado" y que aunque todavía hay opciones, cada vez es más difícil ser optimista.
Visto y no visto. Yanis Vaufakis presentó sus nuevas "propuestas". Los ministros apenas las consideraron y dieron por cerrado un encuentro que se preveía poco fructífero, pero que fue más decepcionante si cabe de lo que se temía. El ministro Vaufakis dijo y reiteró que habían presentado "propuestas radicales", como un mecanismo para cortar gasto de forma automática si hay riesgo de déficit primario, sugerencias para reestructurar la deuda y profundas reformas. "Lo mismo de siempre con otras palabras", según las instituciones.
En la crisis griega todo es cuestión de tiempos. Doce días, que son los que faltan para que la prórroga del programa de rescate se acabe y Atenas pierda opciones para conseguir los 7.200 millones del rescate que tiene pendientes y para que tenga que pagar 1.600 millones al FMI. Tres días, que son los que quedan para la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Eurozona que fue convocada ayer de urgencia, la próxima gran última oportunidad de llegar a un acuerdo. Y 75 minutos, que son el tiempo que ayer dedicaron en el Eurogrupo a discutir sobre Grecia.
Las consecuencias fueron inmediatas. Para empezar, Dijsselbloem reconoció el jueves por primera vez que será necesaria una "extensión del programa. Es imposible hacerlo todo antes del 30 de junio". La negociación, el acuerdo, las tramitaciones parlamentarias y los desembolsos. Inmediatamente especificó que las instituciones no hablan de una prórroga para llegar a un acuerdo, sino que una vez que haya acuerdo tendrá necesariamente que incorporar una prórroga para que todos los pasos se cumplan, pero sin especificar si se trata de días, semanas o meses. Pero de facto es admitir el fracaso y que el problema seguirá en verano.
La retórica se endureció ayer y se volvió tosca, turbia. Nada más acabar, empezaron a circular rumores, tremendos, afirmando que Draghi había alertado a los países de que al ritmo actual de fuga de depósitos en Atenas los bancos helenos no podrían no poder abrir el lunes. Todos lo negaron pero el dato llego por varias partes.
Se ha pasado ya de nivel. Los ministros hablaban ayer con libertad de la salida del Euro de Grecia y admitían que "sólo un milagro puede salvar la situación". "Son nuestros socios y nuestro mayor deseo es mantenerles en la eurozona. Dicho esto, si al final ello no es posible, estamos preparados para todas las posibilidades", alertó Dijjsselbloem.
La cumbre extraordinaria del lunes, precedida por otra reunión de los ministros, es la próxima cita. Pero sólo servirá de algo "si en los próximos días traen nuevas propuestas". Para Atenas es todo una pantomima, una mentira. Ellos han ofrecido cosas, pero se ignora y silencia. "La verdadera razón de que no haya habido progresos es que la delegación de las instituciones dijo que no tenían capacidad, un mandato, para negociar reformas paramétricas y nuestras proposiciones de intercambio de duda que permitiría acabar la Grecia y volver a los mercados inmediatamente después del acuerdo".
Por eso, con Tsipras en la mesa, y Merkel y Hollande al otro lado, confían en que el lunes se puede llegar al acuerdo que evite el desastre, con todas las cartas en la mano. Un todo o nada. Porque si el 30 no pagan, "para el FMI será un default", amenazó ayer Lagarde. Y el Mede podría tomar acciones en consecuencia, aclaró su presidente, Klaus Regling, como reclamar de golpe miles de millones. El Mede es el principal acreedor del país y tiene el 40% de la deuda pública.
Hay muchas opciones y diferencias de criterio. Pelean con el cuchillo en la mano por las pensiones y el superávit primario. Por la soberanía, por el gasto de defensa. Hay tiempo, pero poquísimo. Y ni las cuentas públicas, ni los bancos griegos, pueden aguantar dos semanas más a este ritmo.
[Fuente: Por Pablo R. Suanzes, Luxemburgo, El Mundo, Madrid, 18jun15]
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