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15may12
La UE pone la 'alfombra roja' para que Grecia abandone la moneda única
Lo dice con rotundidad un destacado experto financiero: "Lo importante no es que Grecia pueda salir del euro; lo importante es lo que viene detrás”. Y lo que viene detrás, en su opinión, es la presión sobre el resto de países periféricos de la Unión Europea. En particular España e Italia, que formalmente no están intervenidos. Incluso sobre la banca alemana y francesa, atrapada con cuantiosas inversiones en Atenas, aunque de manera casi marginal la española.
En palabras de otro experto financiero, “los mercados ya han descontado una salida unilateral de Grecia, pero falta saber sus efectos de segunda ronda”. Lo que parece claro es que la Unión Europea (UE) no expulsaría en ningún caso al país heleno, sino que serían las propias autoridades griegas las que tomarían una decisión en ese sentido. Aunque hay que salvar un escollo. Un informe elaborado en su día por el BCE determinó que una salida del euro obligaba a abandonar la Unión Europea. Y eso sería lo mismo que devolver a Grecia a su pasado más oscuro.
Y lo que estaría por venir para España no es otra cosa que mayor restricción crediticia y aumentos adicionales de la prima de riesgo, que ayer cerró en 477 puntos básicos. Con un bono a 10 años cuya rentabilidad supera ya el 6%.
En opinión de un experto, de materializarse la salida de Grecia -alentada por algunos economistas muy mediáticos como Krugman o Rubini-, la primera consecuencia vendría dada por una reducción de la inversión extranjera en términos globales. Algo que es especialmente relevante para un país como España, cuya Posición de Inversión Internacional (la deuda externa neta) representa nada menos que el 90% del PIB, lo que convierte a la economía en muy vulnerable a los flujos de dinero.
Y es que la economía español es ahora más dependiente que nunca de los fondos exteriores. Tanto en inversión extranjera directa como en fondos procedentes del Banco Central Europeo. Hasta el punto de que la apelación de la banca española al BCE se disparó el mes pasado hasta los 263.535 millones, de largo la cifra más alta jamás alcanzada. Y en un contexto de fuertes tensiones internacionales derivadas de una hipotética salida griega del euro, los países que más sufrirían serían, precisamente, los que tiene mayores necesidades de liquidez del exterior para financiar su elevado endeudamiento.
España y su contribución al rescate de Grecia
Aunque la contribución de España al Fondo de Estabilidad Financiera Europea (EFSF por sus siglas en inglés) representa el 11,87% de los 726.000 millones comprometidos (no desembolsados) se considera que este efecto ‘directo’ tendría menor transcendencia que el indirecto. Y lo mismo ocurre con el efecto que tendría en el balance del BCE (Target 2) los fondos prestados a Grecia, que pueden convertirse en un mero apunte contable para no perjudicar a los bancos centrales del eurosistema.
Más difícil es evaluar el efecto que tendría una salida griega en términos políticos. Y en ese sentido se apuntan las consecuencias sobre el referéndum irlandés del próximo 31 de mayo, en el que se pondrán a prueba los planes de austeridad de la Unión Europea. Y un ‘no’ abriría de nuevo la negociación del Pacto Fiscal, pero ahora con el respaldo del nuevo presidente francés.
La salida griega se da por hecho –según Citi hay hasta un 75% de probabilidades- por el convencimiento que tienen los mercados de que el país nunca podrá cumplir el calendario de consolidación fiscal pactado con la troika (el FMI, la Comisión Europea y el BCE), toda vez que exige que en 2013 el déficit fiscal se sitúe en el 4,7%, frente al 7,3% de este año, mientras que en 2014 llegaría al 2%, por debajo incluso que el español. Y todo ello con un superávit primario (sin incluir el servicio de la deuda) equivalente al 4,5% del PIB. Todo para hacer que baje el nivel de endeudamiento hasta situarlo en el 120,5% del Producto Interior Bruto en 2020.
La hipotética salida de Grecia del euro estaría avalada, por lo tanto, por la propia imposibilidad del país de cumplir sus propios compromisos, lo que podría explicar la insistencia de ayer de algunos dirigentes europeos, que ya sin matices hablan de que quien está en el euro debe cumplir sus compromisos. Por ejemplo, el ministro de Exteriores español, José Manuel García Margallo.
O dicho en otros términos, la UE comienza a enseñarle claramente el camino de salida a Grecia, incluso poniéndole la alfombra roja.
Ayer el gobernador del Banco de Bélgica, Luc Coene habló de un “divorcio amistoso”, mientras que el gobernador del Banco de Irlanda, Patrick Honohan, dijo que a veces suceden “cosas que no están en el Tratado”.
Y lo que en realidad sucede es que por primera desde los años 70, los dos grandes partidos de centro derecha y centro izquierda (Pasok y Nueva Democracia) cuentan con menos del 50% del respaldo en el parlamento. Y esa es una losa muy pesada para un país en bancarrota.
[Fuente: Por Carlos Sánchez, El Confidencial, Madrid, 15may12]
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