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03abr08
En Brasil, movilizan a la sanidad militar para intentar frenar una epidemia de dengue
En los aeropuertos no hay alertas. Ni en el internacional Tom Jobim ni en el doméstico Santos Dumond alertan a los viajeros de que en Río hay una "epidemia" —como admiten las autoridades—, ni les avisan que usen repelente para evitar el ataque de mosquitos. Supermodernas y lustrosas, las dos terminales aéreas no dejan entrever el drama que se desarrolla traspasadas sus puertas . Suman miles las personas que llegan todos los días, desde hace una semana, a los hospitales públicos con los síntomas de dengue, una enfermedad infecciosa causada por un virus que inocula el "aedes aegypti" por una simple picadura. Ayer se informó que la epidemia —la más virulenta en la zona desde 2002— ya suma 67 muertos desde comienzo del año.
Hay quienes piensan, en la capital carioca, que por vivir en el centro o en los barrios ricos estarían a salvo. Pero el insecto no pregunta a su víctima a qué clase social pertenece. Así, la Fuerza Aérea montó 15 hospitales de guerra en Barra da Tijuca, uno de los barrios más elegantes, donde están las oficinas de las multinacionales y viven brasileños ricos en barrios cerrados. A ese centro de atención improvisado para la emergencia, dentro del Club de la Aeronáutica, llegan pacientes de todos los estratos sociales. Están los de clase media alta, como la familia de Elcira, Luiz Carlos y su hijito de 4 años, un rubiecito de ojos verdes, una auténtica réplica de los padres. Con rostros preocupados acaban de salir de la carpa verde-oliva donde "hidrataron" al niño. Con el dengue ya diagnosticado le dieron suero durante unas horas para estabilizar la situación hemodinámica. En ese mismo centro improvisado, el teniente Luiz Ferreira no se consuela. "Inauguramos estas tiendas de campaña hace tres días (el lunes) y llevamos atendidas a 1.236 personas". ¿Cuántos son enfermos comprobados de dengue?, indaga esta corresponsal, con la sospecha de que muchos podrían atenderse simplemente por miedo. "Nuestras estadísticas son preocupantes: se comprobó que 76% de quienes pasaron por aquí tienen dengue."
Las largas filas en las instituciones hospitalarias municipales, con gente que dejó de ser atendida por falta de profesionales o porque no había instalaciones con capacidad suficiente para el diagnóstico, obligaron a la Justicia a entrar en acción. La jueza Anna Jorge obligó mediante una decisión inapelable que el municipio de Río de Janeiro "termine con las colas para atender casos de dengue. Y si las filas no fueran extinguidas, la administración pública deberá sufrir castigos", advirtió la magistrada. La culpa primaria, según los medios de prensa brasileños, es de la intendencia de César Maia, un alcalde que fue comunista en su pasado pero se pasó a las filas de la derecha conservadora. Como ya está en el final de su segundo mandato y sabe que no será candidato presidencial ni del gobierno fluminense, el hombre se refugió "en un mundo virtual", como describe en su edición de ayer el diario Jornal do Brasil. En una editorial implacable sostuvo que Maia "se borró" en esta crisis. La media de los enfermos que llegan a uno de los puestos codiciados para la atención, las tiendas de campaña de la Aeronáutica, vive en barrios periféricos pobres de las zonas sur y oeste. Es donde se localiza Jacaré Paguá, región famosa por albergar la favela Ciudad de Dios, que de tan violenta pasó al cine en un filme de título homónimo. Debajo de las carpas militares, Hileandro está sentado con su beba en brazos. No consigue elevar la mirada por encima de la criatura, de piel y pelo tan claros que parece nacida en Finlandia. La beba duerme, pero su sueño se asemeja a un desmayo. No la despiertan ni los ruidos ni los movimientos de su alrededor. Desde hace tres días, la chiquita de 6 meses padece una fiebre altísima. El padre, de pasado blanco oculto bajo la tostadura del sol y pobres vestimentas, acaba de encontrar refugio en las tiendas militares. Deambuló tres días por todo Río de Janeiro en busca de un lugar donde atendieran a su chiquita. No es que falten hospitales públicos en la capital carioca. Sencillamente se está frente a una "epidemia", como admitió Sergio Cortes, secretario de Salud del estado fluminense.
El gobernador, Sergio Cabral, le pidió a Cuba que envíe médicos especialistas en enfermedades tropicales.
"Es una catástrofe", admiten en el hospital Lourenzo Jorge, primera escala de esta corresponsal. Allí hay desolación.
Una joven se sienta con la aguja ya colocada en su vena del brazo derecho. Con el izquierdo mantiene en alto el suero. Se identifica como Marilene dos Santos, tiene 16 años y dice vivir en Jacaré Paguá. "Estoy sola y vine porque desde hace días tengo fuertes dolores de cabeza y de cuerpo", cuenta con los ojos enrojecidos y la mirada vidriosa de quien padece fiebres altas. "Desde el sábado me siento mal. Pero no me quisieron atender en el puesto de salud cercano a mi casa. Ahora espero que me digan si tengo dengue o no."
[Fuente: Clarin, Bs As, Arg, 03mar08]
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