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27jun06


Las grandes farmacéuticas gastan el doble en promoción que en investigar.


Un estudio de Consumers International, una organización que agrupa a 230 asociaciones de consumidores de 113 países, denuncia la falta de transparencia en responsabilidad social corporativa de las grandes farmacéuticas, y subraya que gastan en promoción de medicamentos el doble que en investigación. El informe, realizado mediante cuestionarios y entrevistas a las grandes farmacéuticas y un trabajo de campo en siete países europeos, critica los escasos escrúpulos de las farmacéuticas, que priman las ventas por encima de las necesidades de los consumidores.

El trabajo llega a cuatro grandes conclusiones: las compañías farmacéuticas hacen gala de escasa transparencia al informar sobre aspectos clave de su política de responsabilidad social corporativa; las nuevas técnicas de mercadotecnia no favorecen un uso racional de los fármacos por parte de los consumidores; la industria dispone de un mecanismo débil de autorregulación; y las compañías farmacéuticas tienen una relación poco clara con los investigadores médicos. Nada parece haber mejorado, o muy poco, desde que hace ocho años un informe de Health Action International llegara a conclusiones semejantes.

La promoción de medicamentos está muy restringida en Europa (está prohibido anunciarlos directamente a los pacientes, salvo los indicados para síntomas leves y destinados al autocuidado de la salud), pero es muy potente en Estados Unidos, el mayor mercado del mundo. Es ahí donde los grandes laboratorios lanzan sus grandes campañas.

El estudio se adentra en las prácticas de las 20 mayores empresas del sector [ver gráfico]. Todas ellas han recibido un detallado cuestionario y han sido contactadas por los autores. En paralelo, un grupo de periodistas especializados en información de consumo han examinado las técnicas de promoción de medicamentos en siete países europeos: Dinamarca, Finlandia, Grecia, Hungría, la República Checa, Portugal y Eslovenia.

La falta de transparencia corporativa de la industria farmacéutica llega hasta el extremo de que sólo una de las compañías, Orion Pharma, ha proporcionado información exhaustiva sobre la composición específica de su presupuesto de marketing, y sólo dos (Novartis y GlaxoSmithLine) han informado del número de veces que han sido sancionadas por incumplir el código de autorregulación. Con los datos recogidos se estima que gastaron en promoción casi 50.000 millones de euros en 2005, el doble que en investigación.

"La falta de acuerdo para adherirse a los estándares internacionales aceptados para conseguir un comportamiento corporativo ético a nivel de la compañía provoca serias dudas sobre la fortaleza de la autorregulación de la industria para conseguir altos estándares a la hora de implementar los códigos de responsabilidad social corporativa", enfatiza el informe. Los autores han encontrado "evidencias de una variedad de estrategias contra la competencia, incluyendo carteles, maniobras de defraudación de patentes, manipulación y reembolso de precios, descuentos impropios, aumentos de precios y corte de suministros de fármacos y de ingredientes farmacéuticos".

Las farmacéuticas "ofrecen a los profesionales sanitarios una variedad de incentivos para promover sus fármacos en lugar de poner por delante la salud y la seguridad de los consumidores". Algunos líderes de opinión son contratados para promover los fármacos de manera que parece que lo hacen por convicción, cuando en realidad están recibiendo una compensación a cambio de su influencia. Las compañías han puesto en práctica tácticas para conseguir que los médicos prescriban sus fármacos. Para ello se basan en la utilización de grupos de pacientes, estudiantes de medicina y farmacéuticos a los que se accede mediante Internet, folletos publicitarios o revistas "para crear de manera sutil una necesidad de demanda de fármacos" sin necesidad de recurrir a la publicidad directa.

Sanciones públicas

A la luz de informe, Consumers International propone que las farmacéuticas tengan que adoptar "políticas más completas en aspectos específicos de la promoción de fármacos", "hacer accesible al público las rupturas de código a cargo de su personal que han merecido una sanción" o permitir que terceras partes puedan verificar si cumplen con las normas de responsabilidad social corporativa.

La Unión Europea debería transferir al área de Salud y Consumo el control de la promoción de fármacos, que ahora depende de la dirección general de Empresas e Industria, sugiere el estudio. Los gobiernos europeos, por su parte, deberían velar con más eficacia por la aplicación de sanciones a las compañías que rompen sistemáticamente el código sobre la promoción de medicamentos. Y las asociaciones de consumidores deberían mejorar sus métodos para controlar el comportamiento de las farmacéuticas.

[Fuente: El País, Madrid, 27jun06]

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