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10ago10
El BCE compró 60.500 millones de deuda soberana de los países PIIGS
La crisis de la deuda soberana de los países PIIGS, que puso a España contra las cuerdas esta primavera, parece haber llegado a su fin. El BCE sólo tuvo que comprar bonos por valor de 9 millones de euros la semana pasada, una cantidad ridícula que significa el fin de este programa de adquisición que ha llenado las arcas del banco central con unos 60.500 millones de euros en estos títulos y que implica que el mercado ya se haya normalizado sin necesidad de intervención pública.
Los 9 millones de euros son el final de una clara tendencia a la reducción de las compras de la autoridad monetaria en las últimas semanas: en la anterior había adquirido 81 millones, hace dos semanas la cifra fue de 176 millones y hace tres, de 302 millones. En todo caso, unos volúmenes a años luz de los 16.500 millones que tuvo que adquirir en la primera semana de funcionamiento del programa a principios de mayo, en los momentos más duros de la crisis de la deuda periférica.
El objetivo de este programa era detener el desplome del precio de los bonos de España, Irlanda, Italia, Portugal y Grecia después de la incapacidad de este último país para hacer frente a sus compromisos de pago de la deuda y la consiguiente necesidad de ser rescatado por un fondo creado por la UE y el FMI. El temor a que otros países siguieran su camino ante el explosivo crecimiento de su déficit público -la gran amenaza era España por nuestro tamaño y la dimensión del desequilibrio de nuestras cuentas públicas- provocó una venta masiva de su deuda que hundió su precio.
Así, la rentabilidad del bono español a 10 años (que se mueve al revés que su precio) alcanzó un máximo del 4,882% el 16 de junio y el diferencial con el Bund alemán, que mide la prima de riesgo de invertir en nuestro país, se fue hasta 2,2117 puntos en esa misma fecha. En esta situación de pánico, y en medio de rebajas de rating generalizadas de los PIIGS, el Tesoro tuvo grandes dificultades para colocar varias subastas de deuda. De hecho, tuvo que recurrir a las grandes entidades españolas ante el rechazo de la banca extranjera y pagar unos tipos de interés récord para vender los bonos, amén de que los brokers dieron todo tipo de incentivos a sus clientes para que les compraran los bonos.
Relajación a partir de julio
Pero en julio las cosas empezaron a tranquilizarse gracias al compromiso inequívoco de la UE de no dejar caer a ningún miembro de la zona euro, compromiso que incluía la voluntad del BCE de comprar toda la deuda pública que hiciera falta. El diferencial poco a poco fue estrechándose y el Tesoro pudo colocar sus emisiones con mayor facilidad. La tendencia se aceleró con la publicación de los test de estrés de la banca europea que, a pesar de ser excesivamente laxos según la mayoría de los analistas, convencieron a los mercados de que no hay un riesgo generalizado en el sector financiero.
Así, la rentabilidad del bono español ha vuelto a niveles del 4% y el diferencial con el Bund se ha estabilizado en el entorno de los 1,50 puntos porcentuales. Un nivel todavía muy por encima de los 0,70 en que se encontraba antes de la crisis, pero que ya no descuenta ni mucho menos un escenario de impago como en junio. La otra forma de medir el riesgo de España, el CDS (credit default swap, seguro contra el riesgo de impago), también ha bajado desde los casi 280 puntos básicos de lo peor de la crisis hasta niveles de 180.
A pesar de esta relajación, Barclays cree que hemos entrado en una "nueva normalidad" de tipos de interés más altos para la financiación de los países periféricos y sus bancos, que va a mantenerse durante bastante tiempo. Es decir, que los diferenciales no van a volver a corto plazo a los niveles anteriores a la crisis.
Citigroup añade que, aunque las compras de deuda por parte del BCE caerán a cero a partir de esta semana, Jean-Claude Trichet va a mantener vivo el programa por si hay un nuevo agravamiento de la crisis que haga necesario volver a utilizarlo. Algo que en absoluto se puede descartar en un entorno que sigue siendo muy volátil y donde hay grandes nubarrones sobre la fortaleza de la actual recuperación económica.
[Fuente: Por Eduardo Segovia, Cotizalia, Madrid, 10ago10]
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