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20jul05
El Estado dominicano: fallido y medio.
Reading, Pa.- Los que han reaccionado ofendidos y hasta airados por la inclusión de la República Dominicana en la lista de los "Estados fallidos" del mundo, no tienen todos los mismos intereses, ni defienden iguales causas.
Entre ellos hay especialistas, como el sociólogo y politólogo, José Antinoe Fiallo Billini, sincera y legítimamente preocupados por las implicaciones que pudiera tener para el país, la clasificación hecha por analistas u observadores extranjeros, que han declarado inservible al Estado dominicano y, según se les ha atribuido, quizás estén ubicando a Quisqueya como un espacio propicio para alguna intervención.
El profesor Fiallo entiende, según declaraciones publicadas el 30 de Junio por El Caribe, en reseña firmada por Roberto Valenzuela, que la inclusión de la República Dominicana en la lista de los "Estados fallidos", se corresponde con planes y actitudes colonialistas, provenientes de Estados Unidos y Europa.
La inquietud es muy válida, en el contexto de la política exterior que ha desarrollado el gobierno de los Estados Unidos, especialmente durante la actual administración de George Bush, que de múltiples formas, ha relanzado el estilo y las ejecutorias, tipo imperio ramplón, militarista y crudo.
Fiallo también anota un detalle interesante al cuestionar la noción de "Estado fallido", llamándola "malintencionada" y planteando que tras esa calificación existe la pretensión de crear un nuevo Estado bajo el protectorado norteamericano y europeo.
Por desgracia, en la crónica de El Caribe, no se detalla si el profesor hizo alguna puntualización sobre lo que hace nociva la noción de "Estado fallido", pero por el texto se deduce que el inconveniente radica en la suposición o sugerencia implícita, aparte de la experiencia acumulada, de que los pueblos con "Estados fallidos" o "inviables", (que también es otro de los términos usados), no son capaces de gobernarse a sí mismos, por lo que suelen ameritar fuerzas extranjeras que los gobiernen y organicen.
La idea es efectivamente perversa, sobre todo, considerando que muchos pueblos no tienen Estados funcionales, entre otras causas, por los abusos, despojos, intromisiones y complicidades de los mismos gobiernos que luego intervienen para "organizar" un poco a los "incapaces".
Justamente, el punto de la responsabilidad que han tenido los gobiernos de los Estados Unidos, (y de paso, la Iglesia Católica), en la construcción de un "Estado fallido", como el dominicano, es un interesante acápite tratado por el veterano periodista Manuel Severino, en una carta publicada hace unos días en Clave Digital.
Pero intervenir la República Dominicana, sería una iniciativa totalmente estúpida, muy costosa y absolutamente innecesaria. ¿Para qué demonios van a intervenir un país que ya está intervenido de una forma efectiva y extremadamente barata, sin necesidad de excesivos despliegues militares, ni de pagar el precio político que semejante iniciativa tendría?
El gobierno dominicano es uno de los más dóciles que puede haber en el mundo hacia los Estados Unidos. Es probable, incluso, que los presidentes dominicanos forcejeen menos con las iniciativas y "sugerencias" norteamericanas, que los gobernadores de Puerto Rico, cuyo estatus les supone menos independencia.
El pueblo de Puerto Rico, incluyendo a su anterior gobernadora, rechazó la permanencia de la marina estadounidense en Vieques y consiguió su desplazamiento. El actual gobernador, cuyo partido aboga abiertamente por convertirse en un Estado formal de Los Estados Unidos, suele resistirse a ciertas disposiciones del Gobierno Federal. Ahora mismo tiene una disputa porque desde Estados Unidos se solicitó en extradición a un puertorriqueño y el gobierno de Puerto Rico, se ha negado a entregarlo, hasta que se le ofrezcan garantías de que de ninguna manera el acusado será condenado a pena de muerte.
Los gobernantes de la República Dominicana, no suelen discutir solicitudes, ni disposiciones de los estadounidenses. Una ocupación o invasión sería una redundancia absurda. Sin embargo, es de temer que no hay proyecto lo suficientemente descabellado como para descartarlo de plano tratándose del gobierno de Bush.
Hay que reconocer, sin embargo, que el gran problema del lugar que ocupan los Estados Unidos como poder hegemónico en términos políticos y económicos en el mundo y la subordinación de otros países hacia ese poder, es un asunto que trasciende los dislates de Bush.
Incluso políticos relativamente liberales y lúcidos, dentro del sistema estadounidente, como Bill Clinton, o Hilary, (que desde mi punto de vista es una opción política sumamente interesante), no critican para nada, el papel general desarrollado por los Estados Unidos fuera de sus fronteras, aunque hayan cuestionado particularidades, como la guerra.
Tanto en las memorias de Hilary, como de Bill Clinton se habla del "liderazgo internacional" de los Estados Unidos, pasando por alto que el tal "liderazgo", con demasiada frecuencia, es simple y forzosa imposición imperial. La ausencia del tema en las agendas y discursos de los políticos con influencias es preocupante, porque indica que los líderes de los Estados Unidos ni siquiera han identificado como un problema el tipo de relación que mantiene este país con buena parte del resto del mundo.
Así, ciertamente hay justificadísimas razones para recibir con suspicacias la calificación de "Estado fallido", (¿con posibilidades de ser "reparado" mediante un "protectorado" extranjero?).
Pero no todos los que se han indignado con el diagnóstico tienen esas preocupaciones. El próximo domingo, si las circunstancias lo permiten, me referiré a los que, como el presidente Leonel Fernández y los congresistas, se han apresurado a desmentir la clasificación del Estado dominicano como "fallido", por razones que están muy lejos de ser patrióticas.
[Fuente: Por Sara Pérez, Periódico El Nacional, Santo Domingo, 20jul05.]
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