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Mayo 1990


¿Bancarrota en Argentina?


¿Bancarrota en Argentina?

Por Gregorio Díaz Dionis

El dilema que afrontaba argentina como país se puede resumir en la siguiente proposición: la situación socioeconómica exigía, o bien crear un estado moderno, o bien adaptar la nación a los recursos financieros posibles |1|.

Ya el gobierno Alfonsín había comenzado a inclinarse por la no creación del estado moderno por lo menos en el terreno político. El triunfo en las últimas elecciones de Carlos Menem ha dejado claro que la apuesta era por una nación minimalista.

Un estado moderno significaba optar por una profunda reforma fiscal, una adecuación jurídica que yugulara la especulación, la evasión de divisas, el lavado de narcodólares y por supuesto el fraude fiscal. El pasivo fiscal que soportan los grandes grupos económicos argentinos debería ser capitalizado en forma progresiva.

La evasión fiscal en dicho país supera el ochenta por ciento de los agentes económicos con el agravante de que los que declaran contablemente los impuestos no los pagan, utilizando la inflación como impuesto regresivo en contra de los ciudadanos |2|.

Esto significaba ajustar los gastos del aparato del estado a los ingresos reales pero desde la perspectiva de un estado social de derecho. Dicho de otra forma: donde el esfuerzo se realizara con justicia y donde la protección al débil estuviera social y jurídicamente garantizada.

Esto hubiera supuesto organizar un sistema de seguridad social |3|, para lo cual habría que haber prácticamente eliminado los gastos militares que ocupan más del 40 por 100 de presupuesto del estado. Esto sin contar los gastos reservados y secretos que no se contabilizan correctamente o bien se ocultan en otras partidas de los presupuestos.

Obviamente esto sólo se podía hacer con una política monetaria controlada desde el banco emisor y no desde la autoridad política pero, dada la profundidad de la crisis, hubiera significado un sacrificio económico importante para las clases parasitarias. Esto sin confundir un instrumento de gestión económica con un fin en sí mismo.

Populismo político y monetarismo económico

Esta no es la opción adoptada. Esta vez la oligarquía y los sectores más reaccionarios han optado por establecer una alianza con el populismo para lograr no financiar el peso de la crisis que ellos y sus aliados militares habían provocado |4|.

El discurso económico por el que se optó fue elaborado precipitadamente por la multinacional Bunge y Born a través del presidente de la Bunge Corporation de Estados Unidos, el premio nobel de eco- nomía Walter Klein |5|. Ante la oposición de este grupo económico a aplicar una política fiscal que solucionara el pasivo fiscal del sector privado de la economía, se reemplazó este asesoramiento por el de Alvaro Alsogaray, militar retirado que en Argentina ha representado la derecha nacionalista de tinte liberal conservador |6|.

Proponen un darwinismo social profundamente antidemocrático y más cercano al fascismo que a cualquier otra ideología, menos en el campo económico donde utilizan las ideas de Friedman y Hayek, con lo que éstas tienen de insolidarias y poco científicas |7|.

Su pretensión es un estado minimalista en el sentido económico y en el sentido filosófico moral. De allí que el discurso neoliberal burdamente implementado pretende justificar la disgregación social y la adecuación del estado a una financiación mínima en la que la proporción militar aumenta día a día, en la medida que, obviamente, no entra en el ajuste |8|.

De todas formas este discurso implementado por el populismo comporta todas las características del pensamiento reaccionario, incluido el militarismo, por lo que poco a poco la discusión social se ha ido trasladando de los partidos políticos a las estructuras militares.

Mesianismo y desintegración social

Es en este contexto donde el discurso del nacionalista conservador Ali Mohamed Seineldín |9| ha ido avanzando socialmente hasta convertirse en una opción alternativa por la que apuestan numerosos grupos políticos y sociales |10|.

Con lo cual no ha hecho más que comenzar a desarrollarse la prevista división de las fuerzas armadas entre nacionalistas liberalconservadores y nacionalistas conservadores. Sin que, por otra parte, exista un discurso serio alternativo a cualquiera de estas posturas.

En definitiva se ha consolidado un proceso de disgregación nacional que, someramente, lo podemos definir de la siguiente forma:

-- Se da un aumento de la marginalidad del sistema económico y social, una desestructuración del estado y consecuentemente la clase dirigente pretende un estado mínimo moral, económica y políticamente.

-- Se trata de una etapa de desacumulación no prevista por los analistas y, me atrevería a decir, no contemplada por la teoría económica clásica (en un sentido estricto de la palabra) y que aún permanece sin una elaboración teórico-científica.

Este fenómeno comporta un aumento de la miseria generalizada y, consecuentemente, de las desigualdades. Pero además crea situaciones de disgregación de los sistemas económicos y sociales |11| en función inversa al nivel de desarrollo máximo alcanzado.

Esto significa que el achicamiento del estado y de las formas de organización económica sufre un retroceso más que proporcional a la crisis económica mensurable por las estadísticas internacionales que están preparadas para medir la acumulación y el crecimiento. Dicho de otra forma, no miden el grado de desacumulación y de desarticulación económico social ni a corto, ni a largo plazo.

Se produce un fenómeno de marginalización de la economía que lleva a que un porcentaje mayoritario de la estructura económica funcione en forma ilegal y clandestina desde el punto de vista normativo del estado |12|.

Lo que conduce necesariamente a una irracionalización de los sistemas económicos y sociales, no sólo en términos de utilitarismo (cosa que también ocurre) sino en término de estructura del estado.

La desintegración y centrifugación de una sociedad necesita unir al nacionalismo defensivo un elemento irracional negativo (anticomunismo, antisemitismo, etc.) que permita hacer homogéneo el sistema y devenir en un negativismo irracional de carácter ideológico (antisocialista, anticapitalista, anticatólico, antiliberal, antidemocrático, anticientífico, etc.) |13|.

Es evidente que no es necesario reunir todas estas características para conformar el sistema, aunque su capacidad de destrucción y autodestrucción se potencian en función a su mayor mesianismo populista, al integrar más facetas del irracionalismo.

Política exterior y militarismo

Por último la política exterior argentina afronta, además del tema de la deuda exterior, su enfrentamiento con los países centrales y especialmente con Estados Unidos debido a su participación en el proyecto Condor 2 junto a Egipto e Irak, en el que militares argentinos dirigen un proyecto para modificar el misil soviético y desarrollar una carga nuclear específica |14|.

Esta característica de la militarización social llega a tal punto que el gobierno pretende que hasta un tercio del montón de los créditos otorgados por España e Italia se utilicen en la compra de misiles tierra-aire, en una estrategia armamentista que lenta pero constantemente se ha llevado adelante desde que terminó la guerra de las Malvinas.

Mientras todo esto ocurre se autoriza legalmente al ejército a reprimir los posibles estallidos sociales provocados por el hambre generalizada, eliminando la última ley que quedaba en pie del paquete de leyes que, en defensa de la democracia, se implementó en los primeros cien días del gobierno Alfonsín y que habían comenzado a desaparecer con la ley de obediencia debida y las consecuencias de la rebelión militar de Villa Martelli y la toma de un cuartel militar por parte de un grupo de ultraizquierda.

Este grupo denominado «Todos por la Patria» estaba dirigido por un dirigente del ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo). Como ha denunciado Amnistía Internacional, en su represión se utilizaron torturas, desaparición de personas y otras prácticas similares.

Además todo parece indicar que la información que los llevó a decidir la toma del cuartel fue proporcionada por un doble agente de inteligencia al servicio de los nicaragüenses y de los militares argentinos cercanos a Seineldín. Según la información, se trataba de un golpe militar inminente y les llegó confirmada por el general Noriega.

Lo evidente fue que a partir de este hecho la izquierda y el centro político (la izquierda para estos grupos comienza en los grupos extraparlamentarios y termina en el Alfonsinismo) fue condenada al ostracismo social y a una coerción ideológica del tipo de la utilizada durante la dictadura militar |15|.

Emigración como fusible social

Al mismo tiempo la emigración legal e ilegal ha superado todas las previsiones; se supone que al menos dos mil personas diarias abandonan legalmente el país con destino a Australia, Canadá, España, Estados Unidos, etc. Una cifra por lo menos igual abandona el país en forma ilegal. Obviamente se trata de miembros de la clase media-media y alta, así como profesionales de todas las características. En definitiva se consolida la tendencia iniciada en los años setenta con la última dictadura militar.

La política de la clase dirigente parece ser tan irresponsable que han elaborado un discurso por el cual estas «fugas de estómagos» favorecen la integración del país, ya que elimina «enemigos internos», en un supuesto que ni la teoría de la seguridad nacional, ni la teoría del partidismo de Carl Smith, habían previsto.

La situación ha llegado a tal punto que en la reciente reunión realizada en Buenos Aires, entre Menem, Felipe González, Julio Andreotti y Don Quayle, pueden haber condicionado la continuidad de la ayuda económica a la modificación del plan económico y a la aplicación de un consenso entre el partido radical, liderado aún por Raúl Alfonsín, y el partido peronista.


Fuente: Gregorio Díaz Dionis, ¿Bancarrota en Argentina?, Razón y Fe, Núm. 1099, mayo 1990

Notas:

1. Adecuando los fines a los medios y los medios a los fines, se consolida un círculo de miseria y subdesarrollo. Ver Díaz Dioniz, Gregorio, «Deuda externa: la penalización de la irracionalidad», RAZON Y FE, Madrid, junio 1989. [Volver]

2. Baste imaginar lo que ocurre con el IVA si no se paga y se retrasa hasta cinco años, en un país con una tasa de inflación de más del 4.000 por 100 anual. [Volver]

3. Hay que tener en cuenta que en Argentina no existe ninguna organización de seguridad social estatal y en este momento los hospitales públicos no tienen ni siquiera los elementos mínimos para la asistencia hospitalaria. La población debe aportar desde la ropa de cama hasta las aspirinas. [Volver]

4. Cf. Díaz Dioniz, Gregorio, «Argentina a la deriva», RAZON Y FE, Madrid, septiembre-octubre 1988. [Volver]

5. El ex ministro argentino de economía, Rapanelli, en el actual gobierno de Carlos Menem, fue acusado por la justicia de Venezuela, en 1989, de haber realizado actividades de evasión fiscal y económica como Director de la Bunge y Born de Venezuela. La filial norteamericana de este grupo, Bunge Corporation, cuyo presidente es el economista Walter Klein, fue acusada, en 1975, de fraude por el gobierno norteamericano a causa de la exportación ficticia de 20.000 toneladas de cereales en New Orleans. Cf. Green, Raúl y otro, Bunge & Born. Puissance et secret dans l'agroalimentaire, París, 1985. [Volver]

6. El pasivo fiscal se ve agravado con los créditos impagados a los grupos bancarios, con lo que la situación técnica de la banca privada y pública argentina es de insolvencia técnica, salvo algún banco extranjero que pueda reconstruir sus reservas con ampliaciones de capital de la central. [Volver]

7. Sobre el monetarismo ver Bunge, Mario, «Economía y Filosofía», Madrid, 1982. [Volver]

8. Los sueldos de los militares se han ajustado por debajo de la inflación e incluso los soldados en servicio militar son enviados a sus domicilios para que puedan comer. Pero esto no se aplica a las inversiones en armamento, ni a la concepción de una de las fuerzas armadas más grandes de América Latina. [Volver]

9. Coronel del ejército argentino de ideología nacionalista conservadora e integrista. Se hizo famoso en la guerra de las Malvinas, donde entre otras cosas estuvo a punto de encabezar un golpe contra el gobernador militar, general Menéndez. Su actuación en Centroamérica lo llevó a organizar los primeros cuerpos de la «contra» en Nicaragua y, posteriormente, a asesorar al general Noriega formando su cuerpo de custodia. Promueve una línea militar que a través de su carácter mesiánico religioso (carapintadas) se enfrenta a los «liberales» (uñapintadas). [Volver]

10. Entre ellos cabe nombrar a parte de los cuadros y dirigentes de la C. G. T. opuesta a Menem y fundamentalmente los del interior del país. Políticamente apoyan explícitamente al coronel Seineldín desde caudillos nacionalistas del interior, partidos como el del ex presidente Arturo Frondizi, el movimiento residual de Montoneros (incluido su dirigente Mario Firmenich), grupos de la izquierda nacionalista como el encabezado por Abelardo Ramos, etc. [Volver]

11. Significa la ruptura del mercado de trabajo, la desarticulación de los sistemas de transportes (incluyendo en éstos los oleoductos, gasoductos, ferrocarriles, líneas de alta tensión y redes de transmisión de datos), la desarticulación de la industria nacional y de los mercados agrarios internos. La desarticulación, en fin, de las formas de acumulación conocidas en la teoría capitalista como en la socialista. [Volver]

12. Las estimaciones varían pero, por ejemplo, en Argentina pagarían impuestos aproximadamente el 20 por 100 de los agentes económicos. Perú tiene un 60 por 100 de su economía fuera del circuito normativo. Cálculos para Bolivia sitúan la producción ilegal en el 25 por 100 del P. I. B.; aunque el valor de la producción del narcotráfico sería el doble de sus exportaciones legales. [Volver]

13. Ver Schorske, Carl E., Fin-de-Siécle Viena Politics and Culture, Nueva York, 1961. [Volver]

14. Este proyecto permanece «secreto» en Argentina, al punto de que hasta los periódicos de la izquierda han negado la posibilidad de su veracidad. Sin embargo, los gastos militares que conlleva un proyecto de este tipo no son públicos y el origen del dinero tampoco. Informaciones ampliamente documentadas se han publicado en la revista Der Spiegel (RAF) y Profil (Austria). [Volver]

15. Se usó como argumento para consolidar la imagen de «legalidad» de la guerra sucia y para facilitar el indulto definitivo de los militares procesados por el gobierno Alfonsín. [Volver]


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