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11abr13
La miel extraída del látigo y el cepo
En un poco más de un siglo, entre 1763 y 1886 (año en que se abolió la esclavitud) llegaron a Cuba casi un millón de negros procedentes de Africa, comprados o capturados para laborar en las haciendas y la primitiva industria azucarera cubana.
Fueron años de dolor y sufrimientos de los esclavos, convertidos en riquezas para la clase más opulenta establecida en la isla después de la conquista en el siglo XVI.
Para abordar la explotación a la que fueron sometidos los expatriados acudimos a los aporte brindados por el ya desaparecido historiador de La Trinidad, Carlos Joaquín Zerquera y Fernández de Lara (1926-2009).
El ilustrado sentenciaba que los potentados preferían al africano por su fortaleza para el trabajo, capaz de trabajar intensas jornadas y de soportar los castigo más fuertes. Los vejaron para lograr fortuna con la miel de la caña de azúcar.
Para Zerquera y Fernández de Lara el tormento de los negros comenzaba en África y continuaba en las bodegas de barcos, hacinados, en un viaje que podía durar casi seis meses o una eternidad, porque muchos morían víctimas de enfermedades, hambre o sed.
La trinidad y los esclavos
En medio del esplendor industrial en Cuba (1790-1846) en La Trinidad se agrupaba el 50 por ciento de los ingenios de la Isla (120).
Datos consultados indican que en 1827 la cifra de esclavos en esta villa cubana ascendía a 11 mil 697, lo cual representaba un 40 por ciento del total de la población.
La amplia planicie que besa el macizo montañoso de Guamuhaya, surcada por el río Agabama y conocida como Valle de San Luis, actualmente Valle de los Ingenios, fue el asentamiento de miles de esclavos.
En 1774, según un censo de la época, se reportaba en La Trinidad una población esclava de mil 197, mientras que en 1792 era de dos mil 676, superando en este último caso las personas negras a las blancas.
Con la puesta en marcha de nuevos ingenios y trapiches creció la llegada de esclavos y en 1846 se reportaban nueve mil 250.
En la última mitad de la década (1840-1850) comienza la decadencia económica, declina la industria del azúcar y faltan fondos para invertir en el mejoramiento de las tierras.
Por otro lado los acaudalados nacionales temen a las sublevaciones de los esclavos que ya se habían alzado en los años 1772, 1773 y 1778.
Documentos del Archivo de Historia de la villa recogen las revueltas de los esclavos (1838) en Manaca-Armenteros y que se extendió al trapiche Santa Isabel y al Maisinicú de Palmarejo, entre otros, cuando en el Valle había casi 12 mil esclavos.
La explotación de la mano de obra esclava transportó a Trinidad al esplendor, florecieron las bellas casas haciendas, los palacetes y también los campanarios, como la torre Manaca Iznaga, símbolo del poderío de una familia trinitaria.
En la actualidad existen allí diversos inmuebles del antiguo asentamiento o caserío de esclavos, único de su tipo que se conserva en el Valle de los Ingenios.
Se afirma que Doña Juana de Nepomuceno Hernández, viuda de Alejo Iznaga, se negó rotundamente a hacinar en los llamados barracones a sus más de 400 esclavos y éstos pudieron seguir viviendo en el poblado que alzaran a un lado del batey.
Expediciones del continente africano
Ricos comerciantes de La Trinidad, Santiago de Cuba y La Habana llegaron a poseer el monopolio de la trata negrera, amparados en un autorizo de 1780 para entrar esclavos de las colonias francesas, así introducían las expediciones del continente negro.
Se estima que en 1810 había en la Isla más de 150 mil negros esclavos, prácticamente el 50 por ciento de la población.
El promedio de africanos que entraba por año era entre cinco y ocho mil; entre 1802 y 1814 lo hicieron unos 75 mil.
El primer golpe a los esclavistas lo dio el Congreso de Viena al declarar "incompatible con los principios humanitarios y morales universales" esa actividad, aunque el poder español protestó, años después da sus primeros pasos y en 1821 suspende la trata.
No obstante el tratado firmado por España e Inglaterra no se cumplió, en ese período se estiman fueron introducidos en La Habana más de contrabando 220 mil negros, mientras desde 1821 al 1835 más de 300 mil.
En 10 años, a partir de 1836, unos 70 mil esclavos fueron víctimas del comercio negrero, del contrabando a la Mayor de las Antillas. Los colonos burlaban todo tipo de restricciones para utilizarlos como instrumentos directo de proceso de producción.
La última de esas expediciones, que se tengan noticias, entró por el litoral norte de Pinar del Río en 1873.
A partir de entonces se pasó a los contrabandos de chinos.
Los grandes sobornos estaban a la orden del día, se dice que Miguel Tacón, teniente general y gobernador de Cuba (1834-1838), cobraba una onza de oro por cada negro introducido.
El cronista trinitario resalta que la esclavitud, un mal social, permitió el cruce de las razas y devino en un importante aporte para nacionalidad cubana, para su desarrollo y prosperidad.
[Fuente: Por Raúl I. García Álvarez, Prensa Latina, Sancti Spiritus, 11abr13]
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