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16ago04
El hijo de Thatcher, acusado de financiar un golpe en Guinea Ecuatorial.
La trama y la intriga sobre el golpe de Estado fallido en Guinea Ecuatorial, al oeste de Africa, en marzo pasado, devino en un escándalo que ya incluye el pedido de captura internacional para el hijo de Margaret Thatcher.
Mark, el descendiente de la ex Dama de Hierro, está acusado de haber financiado, junto a otros empresarios y banqueros de Gran Bretaña y Sudáfrica, el intento de golpe de Estado por el que recibiría, a cambio, parte de las ganancias de las reservas petroleras de ese país. Ayer, la prensa británica informó sobre el pedido de captura que hará el gobierno africano. Tanto Thatcher como el magnate inglés Elil Calil negaron haber financiado con 150.000 dólares a los golpistas, pero el fiscal general de Guinea Ecuatorial, José Olo Obono, declaró ayer que "en los próximos días, el gobierno lanzará los pedidos de captura internacional" para los empresarios ingleses. "Pedimos que sean acusados de conspirar, matar y capturar al presidente Teodoro Obiang Nguema y realizar un golpe de Estado en el país", informó.
La trama del fallido golpe comenzó a descubrirse cuando un grupo de 70 mercenarios fue detenido en Zimbabwe y acusado de intentar derrocar, a varios cientos de kilómetros, al dictador ecuatoguineano. Fue la supuesta víctima de este complot quien denunció a la CIA, el MI6 y la inteligencia española de apoyar el golpe.
Entonces, el líder de la operación, un ex militar con buenas conexiones, pidió ayuda. Desde la terrible prisión de Chikururi, el jefe de los mercenarios, un inglés que estudió en el prestigioso y aristocrático colegio británico de Eton y responde al nombre de Simon Mann, escribió una carta desesperada a dos figuras del establishment británico a las que se refirió por sus nombres en clave: Scratcher (el Escarbador) y Smelly (el Rastreador).
El Rastreador es Elil Calil, el millonario petrolero que vive en una fabulosa mansión del barrio londinense de Chelsea. Y el Escarbador no es otro que Mark Thatcher, hijo de la Dama de Hierro, amigo y vecino suyo en Ciudad del Cabo, acusado de ser el beneficiario de comisiones en contratos de defensa firmados por su madre y dueño de una fortuna de cien millones de euros.
El mensaje que Mann consiguió sacar de entre las rejas de la cárcel decía literalmente: "Muy urgente, nuestra situación no es buena, es importante que Scratcher, Smelly y David Hart (un político tory bien conectado en EE.UU. y que fue asesor de Margaret Tahtcher) se pongan en contacto, necesitamos la presión de gente con auténtica influencia como ellos, si empieza el juicio estamos perdidos".
[Fuente: Clarín, Bs As, Arg, 16ago04]
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