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29ago06


Con dinero de EE.UU., inauguran una base antidroga en Paraguay.


Paraguay inauguró una sofisticada base antidrogas financiada por EE.UU. y entrenada por efectivos de ese país en la misma frontera seca con Brasil, entre las ciudades de Pedro Juan Caballero y Ponta Porá. Las autoridades paraguayas rechazaron que se trate de una base militar estadounidense encubierta para controlar la región. Pero la edificación, cuyo costo total roza el medio millón de dólares, tiene capacidad para albergar a más de medio centenar de agentes y fue dotada de un helipuerto con capacidad para dos helicópteros.

La habilitación de la sede, la más importante construida fuera de la capital paraguaya (a 550 km al noreste de Asunción), fue presidida el 22 de agosto pasado por el embajador norteamericano James Cason junto al vicepresidente de Paraguay, Luis Castiglioni, un presidenciable del Partido Colorado oficialista para las elecciones generales del 2008.

Varias autoridades de Paraguay y Brasil, relacionadas con el combate del narcotráfico, asistieron a la inauguración, entre ellos, el jefe antidrogas de Paraguay Hugo Ibarra Castor y el juez federal del estado de Mato Grosso do Sul, Odilon de Oliveira, un conocido magistrado antinarco de la zona.

En setiembre pasado, Castiglioni negó a Clarín que los Estados Unidos fuesen a instalar una base militar en este país mediterráneo sudamericano para controlar la región del Mercosur. A renglón seguido, sin embargo, aceptó que su país buscaba un mayor acercamiento con Washington tras las quejas de sectores empresarios locales contra el Mercosur.

El embajador Cason reveló que su país aportó 250.000 dólares para construir la base, 100.000 dólares adicionales que serán destinados a la reparación de dos helicópteros y 98.000 dólares más para construir un helipuerto. El diplomático dijo que tales fondos "representan un compromiso de asistir al gobierno paraguayo para combatir este mal (el narcotráfico) y para promover el respeto al principio de derecho".

La puesta en funciones de la sede antidrogas se produce en medio de renovadas quejas de los socios pequeños del Mercosur, Paraguay y Uruguay, contra las asimetrías comerciales del bloque. Ambos países persiguen mayores ventajas comerciales en su relación con Estados Unidos a expensas del tratado Mercosur, que establece que las negociaciones deben hacerse en conjunto.

La inauguración también se lleva a cabo cuando, tras la guerra del Líbano, arrecian las acusaciones de EE.UU. sobre la Triple Frontera como un presunto foco de financiamiento del terrorismo islámico. Y mientras Washington no acaba de digerir la integración de Venezuela en el bloque comercial sudamericano.

Pero, pese a la negativa de Asunción, algunos analistas paraguayos no dejan de asociar la nueva base antidrogas con las sospechas de que Washington buscó instalar una base militar en Mariscal Estigarribia, donde en los '80 había construido una enorme pista de aterrizaje de más de 3.000 metros de largo.

"La inauguración de esta base antidrogas es un indicio del aumento de esta relación bilateral, aún cuando se trata de un convenio de tipo policial", dijo a Clarín el analista Horacio Galeano. "Aunque digan que es solo para combatir el narcotráfico, en la concepción de EE.UU. el tema de la seguridad en la región es integral. Incluye el servicio de inteligencia en materia política, de terrorismo y de drogas. Todo depende del Comando Sur con sede en Florida", precisó.

Galeano puntualizó que escudriñar en la región detrás de una oficina antidrogas es más efectivo y menos traumático que hacerlo desde una formal base antiterrorista o una base militar.

Ante una consulta de este diario, el vicepresidente Castiglione prefirió la ironía: "Hay personas que sufren de alucinaciones que ven bases militares norteamericanas en cualquier parte".

Bruce P. Kleiner, portavoz de la embajada local de Estados Unidos, se excusó de comentarios ante una pregunta de Clarín: "No hay nada más que agregar" a las informaciones ofrecidas por el embajador Cason.

Según una gacetilla de la embajada, los fondos para la construcción de la base son del Departamento de Estado y de la DEA, la agencia antidrogas de EE.UU.

La portavoz de la Secretaría Nacional Antidrogas, Mercedes Castiñeira, dijo a su turno que la habilitación de la agencia "no es ni mucho menos una base militar".

"Es un edificio dentro de un terreno de dos hectáreas donado por el departamento de Amambay (fronterizo con Brasil), con helipuerto para dos helicópteros cuya misión será patrullar la frontera o llevar o traer agentes en los operativos", explicó.

Admitió que el edificio tendrá capacidad para albergar a 50 o 60 agentes, que también podrían ser militares. "En el combate del narcotráfico —concluyó— no están exentos los militares".

[Fuente: Clarin, Bs As, Arg, 29ago06]

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