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25nov06
Denuncian en Brasil un gigantesco contrabando de armas argentinas.
Es apenas la punta del iceberg, pero deja ver lo suficiente para entrever la "floreciente" presencia de la Argentina en la ruta del comercio ilegal de armas y drogas en la región. Se trata del informe final de la Comisión Parlamentaria de Investigación de Brasil (CPI) sobre ese tráfico, que al menos desnuda una parte del "flujo" delictivo dentro del Mercosur. El documento, de 330 páginas, que fue presentado en Brasilia después de 19 meses de averiguaciones, debe ser votado por el Congreso el miércoles próximo.
La participación de las "mafias" argentinas en el mercado brasileño tomó vuelo a principios de los 90. Según se afirma en el capítulo dedicado a la ruta argentina, "los últimos tres años fueron contrabandeadas hacia Brasil por lo menos 11.000 armas de uso militar". Estas incluyen fusiles, ametralladoras, pistolas, granadas y sobre todo municiones. Es una información que "consta de dossier compartidos por los servicios de inteligencia de Argentina, Brasil y EE.UU.".
La conexión más reciente es Puerto Iguazú, vecina de Foz de Igua©u, en el estado de Paraná, y de Ciudad del Este. La descripción de los parlamentarios sobre ese municipio misionero es casi literaria: "La ciudad es organizada y calma. Para llegar allí es preciso cruzar la ruta 12 que atraviesa una reserva forestal conocida por sus colonias de mariposas azules y amarillas". Pero luego viene la parte menos poética: "La selva es densa, desierta y tiene sólo un puesto de guardia. Es por ella por dónde pasan sistemáticamente las armas contrabandeadas". El contrabando lo dirigen"generalmente Militares y policías", agrega.
El relato va más lejos: "Las mayores operaciones se cierran en el Casino Iguazú, una construcción de estilo europeo que funciona desde las 18 hasta 5 de la madrugada". Esa casa de juego forma parte del Gran Hotel Iguazú, el mejor 5 estrellas de la región, a pocos minutos de la aduana. Si se toma en cuenta -añade- que la "crisis económica redujo los salarios en la Argentina" se entiende que gente "de los cuadros de seguridad y de defensa tiendan a compensar pérdidas con tráfico de armas". La fuentes es un agente del Grupo de Investigaciones Sensibles de la Policía Federal brasileña.
Al parecer, las armas que se trafican a través de esa gran "postal turística" argentina son de diversos orígenes: las hay nacionales, norteamericanas, belgas y alemanas. Los de la Comisión Parlamentaria brasileña consignan hasta los precios: un fusil Colt M-16A, versión liviana utilizada por las tropas de paracaidistas, se vende a 4.000 dólares; las pistolas Bersa Argentina, de calibre 9 milímetros, "salen por 1.300 dólares". También son redituables los valores de las granAdas de Fabricaciones Militares de Córdoba (FM-C). "El modelo FMK-2 cuesta200 dólares".
El informe cuenta que "un lote de 20.000 proyectiles de calibres: 5.56, 7.62, 9 milímetros y 45 fue vendido en enero de 2004 a narcotraficantes de Río de Janeiro por 70.000 reales (aproximadamente unos 25.000 dólares de la época)". Ese dato se obtuvo por una operación interceptada por la Federal brasileña en la ciudad de Cascabel (Paraná). "El intermediario fue detenido y declaró que sus proveedores eran ex sargentos del Ejército argentino".
El dossier fue elaborado por el diputado Paulo Pimenta, del oficialista PT. Uno de los múltiples testigos que declaró ante la CPI, cuyo nombre fue mantenido en reserva, relata: "Fueron secuestradas por la Policía cerca de 3.000 armas. Una mayoría eran pistolas fabricadas por la empresa Bersa S.A. y Fabricaciones Militares. La Bersa tendría un importador oficial desde Paraguay: la firma Perfecta Sami, localizada en Asunción". Sobre esto, el dossier parlamentario analiza: "Estas armas habrían sido desviadas por oficiales argentinos, con el propósito de ser enviadas a narcotraficantes de Río con ayuda de los militares paraguayos". Las armas serían empaquetadas en cajas en la Argentina, cruzarían la frontera con Paraguay y atravesarían el río Paraná en balsas con destino a la ciudad brasileña de Guaira (en Paraná).
El documento sugiere que los cargamentos bélicos siguen desde allí rutas que pasan por Curitiba (la capital paranaense) con destino a San Pablo desde donde se dirigen a la capital carioca por la llamada "vía Dutra", una ruta muy transitada que une las dos mayores ciudades de Brasil. De acuerdo con informaciones del Comando del Ejército brasileño, hay pistolas que llegan ilegalmente a Brasil con la inscripción "Fábrica Militar de Armas Portátiles DM Rosario DGFM" (o sea, Dirección General de Fabricaciones Militares). Ni siquiera se ocupan de borrar los símbolos patrios: la Policía Federal brasileña secuestró en Dourados (ciudad de Mato Grosso del Sur) pistolas con el escudo argentino grabado en el arma.
Mafias, droga y un Estado impotente
En Brasil circulan 17 millones de armas: la mitad son ilegales. Y de ellas, 4 millones están en manos de las bandas del tráfico de drogas de Río de Janeiro y San Pablo. La Comisión Parlamentaria del Congreso brasileño que investigó este gigantesco negocio advierte que el desvío de las armas de fuego, del que la Argentina parece ser partícipe activa, fortalece el poder de las mafias brasileñas y potencia los episodios violentos provocados por esta clase de delincuencia. Una prueba son los ataques que conmovieron la capital paulista a mediados de este año, dirigidas por traficantes del Primer Comando de la Capital.
El documento revela que los altos índices de ilegalidad que caracterizaban a Río de Janeiro, ahora se extienden al resto de Brasil. "El comercio clandestino de armas es utilizado por las facciones del tráfico de drogas en la mayoría de las veces en las periferias abandonadas por el Estado, como forma de garantizar y reafirmar su poder territorial". Hoy, la ciudad carioca es terreno de un conflicto armado que los legisladores de la Comisión Parlamentaria califican de "permanente". Así, Río es la ciudad con las tasas más altas de muerte por arma de fuego y las favelas muestran índices sólo comparables con los países en guerra.
Los legisladores sostienen que "el uso de la fuerza, como monopolio del Estado, le fue expropiada por grupos externos". Agrega, finalmente, que las fronteras brasileñas "son muy permeables". Recuerda que desde el sur hasta el Amazonas, las fronteras de Brasil con sus vecinos son secas. En muchos lugares, los límites son calles de ciudades compartidas con otros países: es el caso de la paraguaya Pedro Juan Caballero que del otro lado es Ponta Porá (en Mato Grosso del Sur), una conocida ruta de entrada de armas.
[Fuente: Clarin, Bs As, Arg, 25nov06]
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