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21ene07
Contra las cuerdas
El ex alcalde de Valledupar, Elías Ochoa, sindica al senador Álvaro Araújo y a su padre, de instigar a 'Jorge 40' para secuestrar a su hermano Víctor Ochoa.
"Mi secuestro durante 80 días hizo parte de aquel pacto con el diablo que llevó a Alvarito Araújo a convertirse en la primera fuerza electoral del Cesar", dijo el empresario Víctor Ochoa Daza, en tono firme y sin vacilaciones, ante tres magistrados auxiliares de la Corte Suprema de Justicia. La declaración la hizo el pasado martes 16 y durante ella Ochoa acusó al senador Araújo Castro de haber instigado al jefe paramilitar Jorge 40 para que ordenara su secuestro como parte de una estrategia que modificara el mapa electoral de la región.
Antes de comparecer a la diligencia, que se prolongó durante cinco horas en las oficinas del Tribunal Superior de Valledupar, Ochoa -propietario de industrias de trilla y arroz- hizo una última consulta con su familia. Habló con su hermano Elías, ex alcalde de Valledupar y actual cónsul de Colombia en Barquisimeto, Venezuela. "No te preocupes -le dijo este-. Es una decisión ya tomada, vamos a contarlo todo". El ex Alcalde sabía bien de qué hablaba, pues ya había hecho llegar a la Corte Suprema una carta en la que relataba el papel que, según él, cumplieron el senador Araújo Castro y su padre, Álvaro Araújo Noguera, en el secuestro de su hermano Víctor durante la campaña para las elecciones parlamentarias de 2002.
La carta de Elías Ochoa y el testimonio de su hermano Víctor fueron el punto de partida del encargo que la semana pasada llevó a los emisarios de la Corte a realizar en Cesar y otros departamentos costeños procesos de verificación y contraste de pruebas. Con base en el documento del cónsul Ochoa y del testimonio de Víctor, CAMBIO reconstruye una historia que, de ser aceptada por la Corte, tendrá un peso significativo para los magistrados de la Sala Penal que deben resolver la situación jurídica de Araújo, quien rindió indagatoria en diciembre.
Según los relatos de los Ochoa Daza, todo comenzó el 12 de enero de 2002, cuando Víctor, jefe del Movimiento de Renovación Liberal, presidía una manifestación en el colegio Manuela Beltrán, donde presentó la candidatura de Juana Ramírez a la Cámara de Representantes. Horas antes, el dirigente había declinado su propia aspiración, tras una discusión con su hermano Elías que la había juzgado inconveniente. "Creo que no tiene presentación ética, y quizá tampoco legal, que tú te lances al Senado mientras yo soy Alcalde de Valledupar", le dijo Elías.
Víctor declinó a regañadientes, pues creía que el capital político que había acumulado desde 1998, cuando fue senador suplente de María Cleofe Martínez, le permitiría llegar como titular de una curul en el Congreso. Por eso, entre otras razones, había rechazado la propuesta de Álvaro Araújo de ser su segundo renglón en las listas para Senado. Pero ya pospuesta su aspiración, estaba convencido de que Ramírez era carta ganadora en la nueva baraja.
El 13 de enero, de vuelta a sus actividades normales, madrugó para hacer un recorrido por sus fincas Las Cabezas, El Porvenir y California en el municipio de El Paso. A las 8:30 a.m., cuando llegó al primero de sus destinos, un grupo armado le salió al paso. "Me lo tengo que llevar -le dijo el hombre que encabezaba el escuadrón-. Es una orden de Comando 40". Se refería, según los declarantes, a Jorge 40, quien por aquella época tenía montado un cuartel de mando en San Ángel.
El secuestro de Víctor Ochoa transcurrió en la espesura de los montes de las regiones de Todos los Santos, Astrea y El Difícil, en los departamentos de Cesar, Bolívar y Magdalena. Una experiencia amarga similar a la que había vivido él y su familia en siete ocasiones. Él y sus hermanos Elías, Eliécer y José María, habían estado secuestrados por las Farc, el Eln o las Auc.
Danilo, el primer responsable de su custodia, le advirtió que debía prepararse para un largo secuestro. "Esta es una cuestión política y usted ya debe saber que el Comando 40 no da pie atrás en nada", le dijo. En ese momento, Víctor recordó que, no en vano, el 3 de enero Jorge 40 había hecho renunciar a todos los miembros de la mesa directiva del Concejo de Valledupar, y que sus hombres habían difundido la versión de que las listas de aspirantes al Congreso pasarían por su cedazo.
La visita de los Araújo
La confirmación de que el secuestro de su hermano Víctor iba para largo, la recibió el alcalde Elías en cuestión de horas. Los captores le pidieron que asumiera personalmente la negociación, en la que se haría acompañar por su sobrino Víctor Eliécer, hijo del secuestrado. Poco después llegaron a su despacho el cacique político Álvaro Araújo Noguera y su hijo Álvaro.
Según la versión consignada en la carta que el ex Alcalde envió a la Corte Suprema, los Araújo le hicieron saber que había una condición para que Víctor fuera dejado en libertad: Juana Ramírez, la ficha electoral de su movimiento, MRL, debía renunciar a su aspiración a la Cámara y aceptar su inclusión como segundo renglón de la lista de "Alvarito", con lo cual su grupo político obtendría el respaldo forzoso de las bases del MRL, la organización con mayor caudal electoral en ese momento. El ex Alcalde cuenta que los Araújo le hicieron saber que, para asegurarse de que el acuerdo se cumpliría cabalmente, Víctor no podría recuperar su libertad antes de las elecciones.
Pero, además, otros testigos les dijeron a los enviados de la Corte Suprema que Ramírez, aunque renuente al comienzo, aceptó declinar su aspiración a cambio de que se respetara la vida de Víctor Ochoa y que así se lo dijo expresamente a Jorge 40, quien la hizo llevar a uno de sus campamentos. Víctor Ochoa le dijo a CAMBIO que los Araújo no hablaron de dinero, pero que los paramilitares le notificaron en su cautiverio que tenía que dar una "compensación económica por su libertad". La suma fue tasada en 100.000 dólares y el hijo de la víctima se encargaría de conseguir el dinero con préstamos de amigos y empresarios del sector arrocero.
No fue fácil conseguir esa cantidad y por eso Elías y su sobrino convencieron a Hughes Rodríguez Fuentes, jefe de finanzas de las Auc en la región, de que les permitiera pagar en dos contados. La primera mitad estaría lista el mismo día de la liberación y el resto sería cubierto después y respaldado por documentos como si se tratara de pagos de un negocio legal.
Las elecciones de marzo dejaron a Álvaro Araújo Castro como uno de los senadores más votados del país, con Juana Ramírez como su segundo renglón. Pero su lista a la Cámara no logró los votos necesarios para que su cabeza, Álvaro Morón Cuello, ganara una curul. Esta fue obtenida por el candidato liberal Luis Alberto Monsalvo. "Fue casi una proeza -le dijo Monsalvo a
CAMBIO-. Únicamente pude hacer campaña en Valledupar, Codazzi, San Diego y La Paz, porque los demás pueblos estaban vedados por decisión de los grupos armados". Monsalvo es uno de los que ha entablado acciones judiciales por fraude electoral en los comicios de 2006.
Llegada la Semana Santa, Víctor Ochoa fue dejado en libertad. Además de resignar sus aspiraciones políticas y de pagar la gruesa suma por su rescate, se comprometió a guardar silencio. Por eso cuando sus seguidores celebraban su regreso y los periodistas lo abordaron, negó haber sido víctima de un secuestro. "Lo hice porque parte del trato para que los paramilitares y sus aliados respetaran mi vida, incluía un mutismo absoluto", le dijo a CAMBIO.
Según los hermanos Ochoa, el silencio que mantuvieron les sirvió de excusa a las autoridades de la época para abstenerse de actuar, pese a que el secuestro era un secreto a voces en más altos niveles. "Inclusive los primeros 50.000 dólares que mi hermano y mi hijo le dieron al jefe de finanzas de los paramilitares, fueron entregados en una casa que quedaba al frente del cuartel de la Policía".
Y con respecto a la versión según la cual el silencio de los Ochoa quedó garantizado por acuerdos políticos y burocráticos con los Araújo, ningún miembro de la familia Ochoa quiso hacer comentarios. Por el contrario, Víctor Ochoa sostiene que ni él ni su hermano Elías le temen a la verdad. "Elías ha sido muy claro -sostiene Víctor-. Ha dicho que él atenderá la instrucción impartida por el señor presidente Uribe a todos los servidores públicos, al decir que cualquiera que tenga información sobre vínculos entre políticos y paramilitares la dé a conocer a la Corte Suprema. Eso es precisamente lo que estamos haciendo".
En cuanto al senador Araújo, tras quedar vinculado por la Corte Suprema, decidió guardar silencio, pero allegados suyos piden ver con beneficio de inventario la versión de los hermanos Ochoa. "Los Ochoa no soportarán jamás que Alvarito y Alas Equipo Colombia los hayan desplazado, en franca lid, en el escenario político -le dijo a CAMBIO un amigo de la familia Araújo-. Todos los vallenatos, sin excepción, recordamos lo funestas que fueron para nuestro departamento aquellas épocas en las que Elías Ochoa y su corte mangoneaban a su antojo".
Pero no cabe duda de que la denuncia de los hermanos Ochoa tendrá que ser evaluada por la Corte, pues contiene elementos que corroboran versiones que vinculan a miembros de la familia Araújo con el jefe paramilitar Jorge 40. Por otra parte, a diferencia de la mayoría del acervo probatorio, el testimonio de los Ochoa no está viciado por la búsqueda de rebajas de pena. En este caso, se trata de víctimas directas de la parapolítica, que han decidido hablar porque en su concepto en su caso nunca hubo justicia. La Corte tiene la última palabra.
"Esto no afecta a la Canciller"
Elías Ochoa Daza, ex alcalde de Valledupar y cónsul en Barquisimeto, ampliará ante la Corte Suprema las graves denuncias sobre el secuestro de su hermano. "Voy a atender como corresponde la citación de la Corte y lo haré convencido de que estoy atendiendo así a un llamado del Presidente de la República para que servidores públicos y ciudadanos que tengan información útil, colaboren en el esclarecedor proceso que está a cargo de la Corte", le dijo a CAMBIO desde Barquisimeto.
Ochoa es reconocido en círculos judiciales como un testigo importante en otros procesos contra grupos armados irregulares. En 2005, por ejemplo, su declaración fue determinante para que Ricardo Palmera, Simón Trinidad, uno de los jefes de las Farc, fuera condenado a 35 años de prisión por secuestro, antes de ser extraditado a Estados Unidos.
Ochoa y su esposa, Carmen Alicia Rivera, declararon durante una audiencia virtual realizada cuando Trinidad estaba confinado en la cárcel de Cómbita. Ochoa dijo que él y su hermano Eliécer fueron secuestrados el 22 de marzo de 1988 por orden de Trinidad y que estuvieron en cautiverio hasta el 30 de octubre de ese mismo año, cuando fueron liberados tras pagar un millonario rescate.
La declaración, rendida vía satélite, también fue tenida en cuenta durante el juicio al guerrillero en Estados Unidos. Sin embargo, la versión de Ochoa, ratificada en ese país por una ex guerrillera que se presentó con el nombre de María, hizo parte de los elementos que despertaron dudas y terminaron dividiendo al jurado, lo cual jugó a favor del procesado.
Interrogado por CAMBIO sobre las implicaciones que pudieran tener sus denuncias contra los Araujo, padre e hijo, en la canciller, María Consuelo Araújo, Ochoa asegura: "El secuestro de mi hermano y las circunstancias que lo rodearon no tienen nada que ver ni con ella ni con el cargo que hoy ostenta. Ella no tiene nada que ver en este asunto".
[Fuente: Revista Cambio, Bogotá, Col, 21ene07]
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