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Un hombre que eligió dónde perder

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¿Y si Guido Alejandro Antonini Wilson fuera inocente, como lo planteó y reafirmó dos veces a LA NACION? ¿Y si en realidad él solo asumió el costo porque era el que, al menos desde la teoría, menos tenía que perder? Y si fuera así, ¿quién fue el verdadero dueño de los 800.000 dólares y por qué él aceptó seguirle el juego?

Un par de datos son conocidos ya. El primero, que el Gobierno calló sobre el incidente, que sólo trascendió cuando lo difundió un periodista. El segundo, que la embajada de Venezuela consultó por la suerte de Antonini en las 24 horas que siguieron al incidente, según consta en la guardia de la Cancillería.

Más aún, Antonini estuvo en la Casa Rosada cuando ya había trascendido el incidente, pero aún no se conocía su rostro ni su nombre, según informaron dos de los pasajeros de aquel vuelo. Victoria Bereziuk, la ex secretaria de la mano derecha de Julio De Vido para Venezuela, Claudio Uberti, lo declaró ante la Justicia, y Daniel Uzcátegui Specht lo confirmó a LA NACION.

Incluso más, Antonini se marchó de la Argentina sin que fuera molestado por las fuerzas de seguridad ni por la Justicia ni por el Gobierno, aunque cuando estalló la tormenta mediática comenzaron a reclamar su extradición y hasta el ex presidente Néstor Kirchner lo catalogó de "prófugo".

Pero si el primer cálculo fue quizá que el incidente permaneciera por debajo del radar, eso se complicó porque la suerte de esa maleta afecta a tres países. Además del escándalo en la Argentina y la subsiguiente (no anterior) investigación, hay que recordar que en Venezuela rige el control de divisas. Por tanto, si Antonini se presentaba en Buenos Aires y reafirmaba que el dinero era suyo, tendría entonces que explicar en Caracas cómo lo sacó y de dónde, ya que sólo la petrolera estatal Pdvsa tiene libertad para mover dinero. Es decir que o los dólares no eran suyos o debía ser acusado en Venezuela de evasión tributaria o lavado de dinero.

Más preocupante para Antonini, sin embargo, es que si reafirmaba ante la justicia argentina que los dólares eran suyos, y teniendo las ciudadanías venezolana y norteamericana y viviendo en Florida, también tendría que darle explicaciones a Estados Unidos. Sea por presunta evasión impositiva, por lavado de dinero y hasta por la ley patriota.

En semejante contexto, a Antonini sólo le quedaba perder. Y así, quizá sólo haya escogido en cuál país perder: Estados Unidos, donde vive su familia y tiene algún grado más de seguridad personal. Contactó al FBI y contó que el dinero no era suyo, pero había otros, en Venezuela y quizás en la Argentina, interesados en que dijera lo contrario. Sea por dinero (US$ 2 millones) o amenazas (a sus hijas). Y acá estamos.

[Fuente: La Nación, Bs As, 26ene08]

Informes sobre corrupción y crimen organizado

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