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10dic06


La amapola aún no ha sido erradicada por completo en Nariño, pese a anuncio del Ministro de Defensa.


El Tiempo constató en un recorrido por cuatro poblaciones, que hay pequeños cultivos que se camuflan entre otros de pancoger.

No es fácil ver las flores rojas, naranjadas y blancas de la amapola desde las carreteras bordeadas de precipicios que rodean las parcelas de Puerres y Buesaco. Las matas se esconden en laderas donde solo se paran cabras o campesinos con buen equilibrio.

Más allá de la vereda San Mateo de Puerres, si algún extraño trata de meterse a esos predios, hay silbidos y voces que hacen eco en los abismos. Es una advertencia de que alguien vigila esa tierra, aunque esas 'paredes' parezcan sin dueño.

Las flores se camuflan entre plantas de maíz, arveja y tomate que tienen casi el mismo tamaño y las arropan con sus hojas. O entre papa, cuyas flores salen casi al mismo tiempo que la amapola, a 2.000 y 3.500 metros de altura.

En medio del ropaje de otros cultivos sería imposible ver las flores desde el aire. Quizás por eso el director nacional de la Policía, general Jorge Daniel Castro, tras un sobrevuelo la semana pasada, declaró que no había amapola.

Pero el alcalde de Puerres, Germán Benavides, admite que la mata ha vuelto a sus veredas. No en grandes extensiones, como cuando en las montañas hombres de bufanda pagaban kilos de amapola con camperos. Algunos campesinos los recibían sonrientes, sin saber que eran robados.

Allí, como en los vecinos municipios de Córdoba y Potosí, en límites con Putumayo, la amapola se ve en pequeñas extensiones, y siempre junto a otros cultivos, como suele suceder con la hoja de coca.

Algunos campesinos de Puerres, concretamente, han vuelto a sembrarla tras el fracaso con la uchuva. "Exportamos la fruta una vez a Francia, pero no había tanto mercado y ahora ya no hay quien la compre", afirma el Alcalde.

La uchuva, con la que buscaban otra vida, comenzó a ser cultivada a comienzos de este año, después de que varios agricultores pagaron con sus vidas la pelea de guerrilleros, paramilitares y 'narcos' por el producido de sus parcelas. El promedio que le pagaban al campesino por un kilo en bruto era 700.000 pesos.

Muchos cultivadores, con sus propias manos, retiraron a comienzos de año el tapete de flores que solo en Puerres cubría unas 324 hectáreas.

Sembrados de amapola como esos fueron los que llevaron al gobernador, Eduardo Zúñiga, a controvertir al ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, quien hace dos semanas en Túquerres dijo que habían sido erradicadas del país las últimas 23 hectáreas conocidas de las 15.000 detectadas en 1994.

En respuesta, en un comienzo el Gobernador dijo que en Nariño había unas 2.000. Luego bajó la cifra y ahora habla de 1.000, dispersas en laderas y huertos de 9 municipios.

El ministro Santos no había descartado amapola entre cultivos de pancoger o una resiembra. Dijo que el trabajo se centraría en que eso no ocurriera. Pero tal vez no esperaba que el renacimiento de las flores de las que los traficantes extraen látex de opio para producir heroína, se estuviera dando ya, como ocurrre en Nariño.

Con quien se mostró más molesto el Gobernador del departamento fue con el director de la Policía. "La frontera sí se ha reducido. Yo no gano nada diciendo que hay amapola, pero tampoco puedo decir que no hay", afirmó Zúñiga al responder al general Castro, que tras el sobrevuelo que lo llevó a deducir que no había amapola dijo que el mandatario debía "dedicarse a mandar a Nariño".

Difícil precisar cuánta hay

En su despacho, Zúñiga tiene fotos de los cultivos que hay en La Cruz y Tablón de Gómez, de difícil acceso.

La dispersión de los sembrados y la topografía hacen difícil precisar el número de hectáreas que hay en Nariño. Solo para llegar a los cultivos de Buesaco, en límites con Putumayo, se necesitan tres horas por carreteras y trochas. En Tumaco, donde en mayo del 2001 la operación militar 'Tsunami' descubrió unas 5.000 hectáreas, la guerra complica la entrada a las parcelas.

Hace dos años, 601 familias indígenas de Tablón de Gómez, vecino a Buesaco, recibieron el primer pago del programa de guardabosques por desterrar las matas.

Su gente lucha hoy con café, pero montaña arriba ha vuelto la flor que provocó la controversia entre las autoridades que luchan por erradicarla.

700 mil pesos le pagan al campesino por un kilo de amapola en bruto. Cuando lo refinan sube a 7.500 dólares aquí. En Estados Unidos llega a los 85.000 dólares.

Fue como maleza

1. La amapola era hasta la década pasada una maleza en Nariño. En las fincas crecía y cuando brotaba la flor la cortaban para evitar que se regaran las 7.000 semillas que daba por pepa. De Putumayo, Valle y Antioquia llegaron a comprar el látex.

2. Hasta el 2000 Tolima tenía el mayor área de cultivos ( 2.400 hectáreas). Seguían Huila, Cauca y Costa Caribe. Pero en el 2001 solo en Tumaco, a lo largo de ríos, fueron halladas 5.000 hectáreas. Fumigaciones y el auge de drogas sintéticas frenaron el negocio.

3. Unas 5.000 familias de Nariño han recibido este año subsidios como guardabosques. Al secretario de Agricultura, álvaro Villareal, le preocupa que se acabe ese apoyo porque por amapola se ha cortado mucho bosque allí y en otros 22 departamentos del país.

[Fuente: José Luis Valencia, El Tiempo, Bogotá, Col, 10dic06]

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