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DERECHOS


27sep03


Ambiente de desconfianza encontrará este martes el presidente Álvaro Uribe en Congreso de E.U.


Tendrá que despejar dudas sobre su proyecto de alternatividad penal y las críticas a algunas organizaciones defensoras de derechos humanos.

El respaldo que había ganado en ese escenario con sus resultados en contra de la guerrilla y el narcotráfico, y con su reducción de los índices de violaciones de derechos humanos, cambió esta semana cuando 56 miembros de la Cámara de Representantes de E.U. le enviaron una carta en la que se declaran en contra de dicho proyecto, que plantea la excarcelación de los autores de delitos atroces a cambio de inhabilidad política y prohibición de portar armas, entre otras cosas.

Como si esto fuera poco, EL TIEMPO conoció que el representante Jim McGovern puso a circular una carta entre los 435 miembros de la Cámara en la que advierte de los peligros que encierra el proyecto. En el Senado también se preparan misivas contra Uribe.

Aunque a estas alturas es probable que la aprobación en el Congreso de E.U. de una partida de 700 millones de dólares para el año entrante no sufra mayores consecuencias, lo que preocupa a los entendidos es el futuro de la asistencia a Colombia.

Por eso, dos de las citas clave de Uribe en Washington serán las que sostendrá con el vocero de la Cámara, Dennis Hastert, y con el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, Richard Lugar.

Uribe tratará de convencer a los congresistas de E.U. de que la iniciativa que busca excarcelar a autores de delitos atroces no significa perdón y olvido. Una de las cartas que se jugará será la de dejar en claro que la postura de su administración no es dogmática y que está abierta a escuchar opiniones de la comunidad internacional, sin perder de vista la necesidad de encontrar una herramienta jurídica que permita la desmovilización de todos los grupos violentos, dice una fuente del Gobierno.

El problema es que las críticas de los 56 representantes, que dicen que el Gobierno está considerando "una palmada en la mano para sustituir una justicia real y completa", se presenta en momentos en que el apoyo estadounidense ha venido debilitándose en el Congreso.

Son tales los costos de las guerras en Irak y Afganistán y tan convaleciente el estado de la economía de E.U. que seguir canalizando cada año 700 millones de ayuda a Colombia comienza a pesar.

Para rematar, el año entrante es electoral y la campaña de los demócratas está montándose alrededor de críticas contra el presidente George W. Bush por los efectos económicos de su cruzada contra el terrorismo. Colombia, que es parte de esa cruzada, sufriría las consecuencias.

En ese sentido, el proyecto de alternatividad y los comentarios de Uribe con relación a las ONG son una munición extra para los que quieren acabar con la ayuda, pues les permite alegar que el presidente colombiano tiende cada vez más a favorecer a grupos paramilitares.

Eso pone a Bush y a los republicanos en una posición incómoda, pues los obliga, en momentos en que cuentan con poco capital político, a dar la batalla por un presidente controvertido.

Lo más irónico es que Uribe hasta hace unas semanas se encontraba en el mejor de los momentos en su relación con Washington. El Presidente había logrado despejar, o al menos neutralizar, la prevención que existía frente a su nombre entre Organizaciones No Gubernamentales (ONG) de derechos humanos y congresistas demócratas.

La disminución en los índices de criminalidad, éxitos frente a la guerrilla, reducción en las áreas cultivadas de coca y heroína le habían generado aplausos. Tanto, que diarios de centro izquierda como el 'Chicago Tribune', 'L.A. Times' y 'The New York Times', críticos en sus primeros días de Uribe, destacaron los éxitos conseguidos durante su primer año de gobierno.

"Uribe debe dar un paso atrás y corregir".

Una fuente del Departamento de Estado dice: "Uribe borró con el codo lo hecho con la mano. Es decir, nadie niega que las cosas en Colombia lucen mejor, pero les dio armas a quienes critican lo que hacemos en el país. Al atacar a las ONG puso a los demócratas a la defensiva e incomodó a algunos republicanos. Él solo se arrinconó".

Michael Shifter, del Diálogo Interamericano, señala: "Uribe había hecho un gran esfuerzo por demostrarle a la comunidad internacional que era un demócrata. Pero ahora han vuelto a surgir las sospechas. Es una lástima que esté a punto de perder todo lo ganado". Para Shifter, el daño no es irreparable, pero Uribe "debe dar un paso atrás y corregir".

Según Steve Johnson, del Heritage Foundation, el Presidente debe comenzar por entender que el tema de los derechos humanos es muy sensible en Washington. Y añade que debe modificar el proyecto de alternatividad penal, porque "como está es una palmada en la mano para narcotraficantes y terroristas. Lo que menos necesitamos es a otro (Andrés) Pastrana otorgando concesiones pues ya sabemos eso ha donde condujo", sostiene.

Agenda del viaje.

El presidente Álvaro Uribe llegará el lunes en la noche a Nueva York, donde se reunirá con miembros de la comunidad colombiana. El martes a las 10 a.m. se entrevistará con Kofi Annan, secretario general de la ONU. A las 10:40 a.m. intervendrá ante la Asamblea General.

En la tarde viajará a Washington, donde se reunirá con el vocero de la Cámara, Dennis Hastert, y con el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, Richard Lugar. La Cancillería también intentaba definir citas con los secretarios de Estado, Colin Powell, y de Defensa, Donald Rumsfeld, pero estos encuentros no fueron confirmados.

[Fuente: Diario El Tiempo. Bogotá, Col, 27sep03]

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Este documento ha sido publicado el 05oct03 por el Equipo Nizkor y Derechos Human Rights