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05oct16
Santos recibe a Uribe en un intento de destrabar el plan de paz
Juan Manuel Santos se encuentra atrapado en medio del laberinto que él mismo diseñó. El histórico no a los acuerdos de La Habana ha situado a Colombia en una especie de limbo, la palabra más repetida ayer. Gobierno, guerrilla y también el uribismo, un invitado inesperado y nada deseado, no son capaces de vislumbrar salidas claras pese a las buenas intenciones iniciales. Y tampoco disponen de tiempo, según el reloj presidencial.
Un cúmulo de circunstancias adversas debieron conjurarse para obrar un milagro político: el reencuentro en la cumbre entre los dos líderes del país, tras casi seis años sin reunirse y marcados por desencuentros constantes, cercanos al odio político y personal. Lo más paradójico es que ambos políticos se han citado para, juntos, buscar la salida al laberinto nacional.
"He invitado a Andrés Pastrana y a Álvaro Uribe a dialogar este miércoles con ánimo constructivo en pro de la paz. Juntos por Colombia", confirmó el presidente en Twitter. "Mañana tomaremos tinto [café] con el presidente", respondió Pastrana. A la reunión se sumará también el ex procurador Alejandro Ordóñez, otro de los grandes defensores del no durante la campaña.
Fue Uribe quien ayer movió sus fichas, y lo hizo temprano, llamando "personalmente" a la oficina del presidente. Los antiguos aliados, que juntos alcanzaron grandes gestas militares contra las FARC antes de distanciarse de forma irreversible, se reencontrarán así, a falta del tercer protagonista de esta historia: el comandante Timochenko.
Uribe preparó la cumbre incluso antes de que se convocara oficialmente. El líder del Centro Democrático contestó a unos y otros antes de airear, sin cortapisas, el gran interrogante que domina el momento actual: "Lo que pedimos es para el bien de la democracia, ¿hay voluntad de corregir los acuerdos?".
Entrevistado por la cadena RCN, el ex presidente insistió en que hay "muchos temas por corregir" y detalló su preocupación por una economía que, según su criterio, se quebrantaría por los enormes gastos del posconflicto. "Estos acuerdos acaban con la iniciativa privada", destacó con vehemencia.
El líder antioqueño utilizó el ejemplo de El Salvador, donde los pactos ejército-guerrilla que dieron por acabada su sangrienta guerra civil "amarraron la economía".
Uribe subrayó que 17 años después el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional conquistó el poder y ahora "viven en el peor momento [económico]". El antiguo comandante guerrillero Salvador Sánchez Cerén es el actual presidente del país, uno de los grandes aliados del chavismo en América Central, junto con el nicaragüense Daniel Ortega.
Los otros puntos conflictivos fueron resumidos por el ex candidato presidencial Óscar Iván Zuluaga, que conforma el triunvirato del no junto con el diplomático Carlos Holmes y el senador emergente Iván Duque: la "impunidad" de los líderes guerrilleros (no sufrirán una condena con cárcel ordinaria, sino unas penas ligeras y en lugares especiales, dictadas por la justicia transicional de paz) y su elegibilidad protegida (cinco senadores y cinco representantes acudirán al Congreso aunque no sean votados en las dos próximas Legislaturas, a las que además podrán concurrir incluso los dirigentes de las FARC que sean condenados).
"Es una decisión de las FARC", aportó antes de conocerse la cita de hoy la canciller María Ángela Holguín, que forma parte del triunvirato elegido por Santos para buscar el diálogo nacional. ¿Y si la guerrilla no acepta la voluntad de los colombianos expresada en las urnas?
"Todo vuelve a como estaba antes. La responsabilidad está en los colombianos y en las fuerzas políticas que no estaban de acuerdo con los acuerdos", puntualizó la ministra, quien desde ayer cuenta con una aliada menos en el gabinete, tras la dimisión de Gina Parody, ministra de Educación, la primera víctima política de la derrota plebiscitaria.
Desde La Habana, y antes de comenzar una reunión con los dos enviados de Santos, la guerrilla se mostró firme: el acuerdo de paz no se toca, su efecto jurídico es "irrevocable" y "están refrendados por el mundo". "La voluntad de paz no significa que el acuerdo firmado se pueda cambiar o negociar", explicó el guerrillero Iván Márquez.
En otra especie de limbo, pero esta vez no político, se han quedado los 5000 guerrilleros desplazados hasta unos campamentos provisionales desde los que iban a trasladarse a las denominadas zonas veredales transitorias de normalización para las FARC, que ahora quedan absolutamente en vilo.
El ejército desmintió que los guerrilleros hayan regresado a la carrera a sus montañas y selvas, pero el desconcierto es total en este momento. Incluso los 265 subversivos que iban a ser trasladados desde la cárcel de Chiquinquirá hasta las zonas de normalización permanecerán en prisión hasta nueva orden del gobierno, según informaron medios locales.
La dirigencia guerrillera ha contabilizado casi 2000 guerrilleros internados en distintas centros penitenciarios.
"El presidente nos pidió salvar este gran esfuerzo por la paz", resumió Luis Carlos Villegas, ministro de Defensa y el tercer negociador oficialista, junto con la canciller y el propio Humberto de la Calle. El ejército ha insistido en defender no sólo a las poblaciones circunscriptas en estas zonas de pacificación, sino también a los propios guerrilleros que hasta allí acudieron al llamado de la paz.
[Fuente: Por Daniel Lozano, La Nación, Bs As, 05oct16]
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