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14jun15


Mensajes contradictorios rondan proceso pacificador


Mientras Gobierno y FARC-EP buscan de conjunto un acuerdo para terminar el conflicto colombiano, el recrudecimiento de las acciones bélicas a lo interno del país genera incertidumbre al tiempo que transmite mensajes contradictorios sobre el proceso pacificador.

El panorama actual, dominado por un incremento de la violencia tras la reanudación de los bombardeos castrenses a las FARC-EP y la suspensión del cese el fuego unilateral decretado por ese movimiento rebelde, suscita escepticismo en relación con el futuro de los esfuerzos a favor de la distensión y dudas sobre la voluntad real para acabar la guerra, la cual dura más de medio siglo.

Contrarios a una estrategia de ataque y contraataque, opuesta a la lógica de cualquier gestión de paz; activistas, defensores de derechos humanos y personalidades del escenario político reclaman la instauración de una tregua bilateral como vía para minimizar la victimización de la población civil y blindar las conversaciones entre las partes beligerantes.

Según analistas la espiral violenta pudiera tener efectos directos en la mesa de concertación con sede en Cuba desde 2012, donde equipos gubernamentales y de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) intentan hallar una salida negociada a la contienda.

Y aunque las dos delegaciones han expresado públicamente su confianza en tales pláticas, el hecho de dialogar en medio del conflicto añade elementos de hostilidad al proceso, de por sí complejo.

Tras llegar a acuerdos parciales en los puntos de reforma rural integral, participación política y drogas ilícitas, pactar un programa de desminado humanitario y la creación de una comisión de la verdad, los voceros del Ejecutivo y las FARC-EP discuten ahora el tema de la justicia transicional, que prevé definir penas para responsables de la conflagración.

Cárcel o no cárcel, ése es el gran debate, admitió el abogado Humberto de la Calle, representante del Gobierno en los ciclos de encuentros con la agrupación guerrillera.

Pero además de las dificultades de esos análisis, la exacerbación del ambiente de guerra funciona como un sinsentido, aseguró el secretario general del Partido Comunista Colombiano, Jaime Caycedo.

El silenciamiento de todos los fusiles, solución planteada por organizaciones campesinas, estudiantiles, movimientos sociales, congresistas y ciudadanos de a pie ha sido descartada de momento por el Ejecutivo, el cual condiciona tal opción a acuerdos futuros en Cuba.

En tanto las FARC-EP reiteraron la víspera su disposición para sumarse a una paralización total de los actos combativos, medida que han demandado en sucesivas declaraciones.

La muerte de 11 efectivos del Ejército a mediados de mayo en el departamento de El Cauca durante un enfrentamiento con integrantes de esa fuerza rebelde disparó la escalada militar, con la reactivación de los ataques aéreos contra los campamentos guerrilleros.

Como resultado las FARC-EP abandonaron la pausa bélica que habían iniciado de manera autónoma en diciembre de 2014 al considerarla insostenible en las condiciones actuales, debido al incremento de los operativos en su contra.

Es una incoherencia gubernamental ordenar ofensivas contra un movimiento en tregua, argumentaron.

Al referirse a las recientes acciones enfiladas hacia la infraestructura del país, el máximo líder de esa agrupación insurgente, Timoleón Jiménez, explicó que se trata de episodios derivados de la confrontación.

Por su parte el presidente Juan Manuel Santos condenó enérgicamente esos sucesos.

Adicionalmente a las complejidades en la propia mesa de concertación, la gran preocupación ahora es la intensificación de la conflagración por sus implicaciones para los pobladores e incluso para los propios diálogos.

El coordinador de Naciones Unidas en Colombia llamó en fecha previa a revaluar el actual modelo de platicar en medio del conflicto y recordó que tal variante fue acordada para un período de un año, sin embargo las conversaciones duran casi tres.

Yo creo que se opta por la paz y se tiene la moral para conseguirla o se sigue en la guerra, manifestó el monseñor Darío de Jesús Monsalve.

Cuando no faltan exhortaciones para detener los diálogos en Cuba provenientes de sectores como el partido Centro Democrático, tradicional detractor de los mismos; las víctimas, los grupos más castigados por la confrontación, piden respaldar el proceso pacificador a toda costa y actuar de manera coherente con su esencia.

[Fuente: Por Adalys Pilar Mireles, Prensa Latina, Bogotá, 14jun15]

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