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30nov07
El gobierno colombiano advierte: "Como Estado legítimo podemos hacer uso de la fuerza"
En momentos que el Ejército colombiano capturaba ayer a tres rebeldes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) con videos, fotografías y cartas de 16 rehenes, entre ellos de la ex candidata presidencial franco colombiana Ingrid Betancourt y tres estadounidenses, el Alto Comisionado para la Paz, Luis Carlos Restrepo, hablaba en exclusivo con Clarín.com sobre el futuro de las negociaciones entre las autoridades y la guerrilla. Si bien el hombre a cargo de hallar una salida a la crisis de los secuestrados no hizo mención a las nuevas pruebas de vida difundidas hoy –ya sea por omisión o confidencialidad oficial– reveló que el gobierno de Uribe no descarta ordenar a las Fuerzas Armadas rescatar de cualquier modo a la más célebre de las rehenes en manos de la guerrilla desde 2002. Pero aclaró que el diálogo entre las partes debe seguir abierto. "Siempre el plan de rescate militar ha estado activo. Tenemos muy claro que como Estado legítimo podemos hacer uso de la fuerza y por supuesto, intentar un rescate con los cuidados del caso", dijo.
Restrepo sostiene que esta combinación de mano dura con diálogo para poner fin a la violencia del país no encierra contradicciones. "Frecuentemente adelantamos en Colombia operativos militares. Recordemos que el actual canciller, Fernando Araújo, era uno de los secuestrados que las FARC tenían en su poder y que precisamente en medio de un intento de rescate logró escapar y hoy está vivo. Nosotros nunca hemos descartado esa vía y persistiremos también en ella".
Desde hace cinco años está a cargo de la oficina del Comisionado, que asesora al presidente del país en la estructuración y desarrollo de la política de paz. Escritor apasionado, doctor en Medicina y Cirugía y Especialista en Psiquiatría, lleva publicado una decena de libros. Tras el abrupto fin de la mediación de Chávez en medio de un escandaloso cruce verbal con el presidente Uribe, volvió a tomar las riendas de las negociaciones con la guerrilla.
— Cree entonces que puede volver a presentarse un rescate por la fuerza como el que ordenó Uribe en marzo de este año?
- La posibilidad del rescate militar siempre ha estado presente. Incluso, en un comunicado público de junio, el Gobierno insistía en que la presión militar en los sitios donde están los secuestrados podía combinarse perfectamente con una salida humanitaria. Es decir, el hecho de que los guerrilleros se sientan cercados militarmente puede facilitar que ellos den un paso adelante en la salida humanitaria y liberen a los secuestrados. Nosotros nunca hemos visto esto como contrapuesto. Hay que combinar el uso de la fuerza con el diálogo. Ese es el camino, ese ha sido nuestro plan durante estos cinco años e insistiremos en lo que resta en la combinación del uso de la fuerza con las alternativas dialogadas.
— Pero los secuestrados de los familiares no están de acuerdo con este punto de vista
- El drama de los familiares hay que entenderlo con mucha profundidad. Las FARC secuestraron a sus allegados para causarles un dolor y para que el Estado modifique sus posiciones y ceda ante el poder del terror. Recurren al chantaje afectivo. Nosotros lo entendemos pero tenemos además la responsabilidad de toda la Nación, de la política de seguridad. Yo se que como funcionario, el único alivio real que puedo ofrecerles a los familiares es entregarles a sus seres queridos en libertad pero a nosotros nos toca pensar de manera integral, en una política de Estado.
— ¿Cuál es el balance de la intervención de Chávez en el conflicto?
-Lamentablemente con el presidente Chávez sucedió lo mismo que con otros facilitadotes internacionales como España o Suiza. Las FARC, aunque dicen que quieren un intercambio, se niegan a hablar con los facilitadores de este tema. Y les dicen a ellos que el Gobierno debe retirar la fuerza pública de dos municipios y que allí nos esperan para empezar negociar. A Chávez le pasó lo mismo. El señor Iván Márquez fue a Caracas, dijo que se necesitaba el despeje, y no accedió a conversar sobre una fórmula para la liberación de los secuestrados. Casi de manera simultánea, el señor Raúl Reyes hizo público un video en Santiago de Chile fijando la misma posición. Por supuesto, eso hirió de muerte su gestión porque ya habíamos advertido que este espacio abierto tenía por propósito que las FARC cambiaran su posición.
— No fue el único motivo...
- Hubo otras dificultades relacionadas con la revelación pública por parte del presidente Chávez de fórmulas que se habían trabajado confidencialmente. Finalmente la llamada que realizó al comandante del Ejército colombiano después que le habíamos advertido que no estábamos de acuerdo, llevó a la suspensión de las gestiones.
— La senadora Piedad Córdoba dijo que esas llamadas eran "una rutina"
- En Santiago de Chile, el presidente Chávez expresó de manera directa su interés de hablar con el comandante del Ejército colombiano, tal vez con el interés de convencer al Ejército de la necesidad de un despeje militar en una parte del territorio colombiano, asunto que ya le habíamos dicho que era un camino clausurado.
— ¿Cree que buscaba convencer a los militares de la necesidad de un despeje?
- Creo que trataba de convencer al Gobierno y a otros sectores colombianos de avanzar en un camino que tampoco para nosotros resultaba claro. Había empezado a plantear la necesidad con el jefe de las FARC, Manuel Marulanda, pero nunca se dijo expresamente que en esa reunión se fuera a tratar el tema de los secuestrados. La estrategia de las FARC consistió en que mientras decían a Chávez que sólo hablaban del tema con el Gobierno colombiano, previo despeje de los municipios, simultáneamente se planteaba la necesidad de esa reunión en otra parte del territorio, sin que quedara nunca claro para qué era esa reunión. Chávez tenía la expectativa de que le entregaran algunos de los secuestrados, pero era sólo su expectativa. Esta estrategia de las FARC la conocemos hace mucho tiempo. Apenas encuentran un espacio internacional, empiezan a tomar protagonismo como actores políticos.
— Pero el Gobierno sabía que las FARC iban a tomar protagonismo ante la intervención de un facilitador internacional
- Eso no nos preocupaba. Para eso ya habíamos abierto el espacio con el presidente Chávez. En eso consistía la apuesta política del Gobierno. Entendíamos que por la admiración que las FARC tienen hacia Chávez, ellos inmediatamente aceptarían reunirse con él. Pero esperábamos que precisamente al abrir ese espacio y desplazarse un jefe de las FARC hasta Caracas, pues fuera con mandato para negociar sobre la liberación de los secuestrados. Lo que no tenía sentido era que sigan esas reuniones y ambientando un proceso de manera pública con discursos y posiciones de las FARC mientras en concreto nada se avanzaba sobre la situación de los secuestrados.
— ¿Cómo puede definir las relaciones entre Caracas y Bogotá en la actualidad tras el relevo de Chávez?
- Creo que más allá de las posiciones públicas de los presidentes, en la frontera sigue dándose una actividad cotidiana bastante normal.
— ¿Son normales las relaciones diplomáticas de ambos países?
- No, no..no quiero generalizar. Creo que en este asunto de las relaciones diplomáticas hay que ser preciso. La hermandad que hay entre los dos pueblos y esta dinámica histórica de la frontera sigue transcurriendo sin mayor problema. Por supuesto que son conocidas públicamente las posiciones del presidente Chávez y lo que dijo el presidente Uribe. Pero respondo de esta forma para no "absolutizar". En este caso es importante mirar los matices. Es decir, lo otro no nos conviene.
[Fuente: Clarin, Bs As, Arg, 30nov07]
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