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19oct12
Cuando elijan a Ordóñez, el Estado marchará de rodillas
Querido lector que aún no se ha indignado por la devastadora e inevitable reelección del procurador Ordóñez:
No es difícil tener el estómago revuelto por cuenta de lo que ha estado pasando -no es raro pronunciar la triste oración "Dios: no más" ante las evidencias de que Ordóñez, tan incorruptible, tan pío, tiene trabajando en la Procuraduría a un grupo de familiares de los magistrados que lo ternaron y de los congresistas que lo van a reelegir, ha ostentado el coraje de ser selectivo a la hora de inhabilitar a los funcionarios públicos más visibles del país, ha conseguido devolvernos a una era en la que los problemas de salud pública no eran más que problemas morales, ha descendido al infierno de los medios para justificar un fin al que se ha aferrado como un Borgia, y ha pasado a la historia, si esa cátedra vuelve un día a los colegios, por haber convertido su ratificación en otra cruzada falaz por las "buenas costumbres"-, pero usted, querido lector, no ha tenido tiempo para comprender en qué momento un Procurador dejó de ser un hombre que anunciaba "investigaciones exhaustivas" para convertirse en otro temido líder que en todos los sentidos "se ha empeñado" en el propósito de ser reelegido en otro cargo público que no soporta reelecciones.
Querido lector que defiende a Ordóñez de sus blasfemos opositores de a pie con condenaciones como "usted lo que quiere es un puerco Procurador abortista" o "usted va a podrirse en el infierno":
No me oiga a mí, que creo en un Dios que no tiene nada que perdonar, que pienso que la única persona del mundo con el derecho a opinar sobre un aborto es la mujer que va a abortar, y voy a repetirme Prohibición, el insuperable documental, para recordar las pesadillas que debe soportar una sociedad que se sentencia a sí misma a la hipócrita penalización de sus vicios (no me oiga a mí, no me haga caso), pero lea en lasillavacia.com la extraordinaria investigación que prueba cómo el todopoderoso Ordóñez ha estado entregándoles los altos cargos de la Procuraduría a sus electores para asegurar una reelección que resulta tan deplorable como la del expresidente que sabemos o tan ruin como aquella fallida reforma de la justicia que abrió una grieta en el gobierno de Santos, pues ha vuelto a poner en evidencia que en Colombia no solo no están claras las fronteras entre las tres ramas del poder, sino que a la hora de la verdad -a la hora del dinero- los poderosos son miembros de una misma familia escoltada que anda por ahí diciendo que "Colombia será lo que sea pero es el mejor vividero del mundo".
Querido lector que no entiende por qué tanto alboroto, que se ha encogido de hombros como si fuera el día siguiente de las elecciones, y se ha dicho a usted mismo "todos los políticos son clientelistas, pero este extremista perseguido por extremistas al menos ha condenado uno que otro merlano":
Ordóñez no es igual de malo que todos: es peor. Ordóñez cree que la vida pública está llena de zonas grises pero que la vida privada debe ser en blanco y negro. Ordóñez ha despertado a los fanáticos de su letargo, ha convertido en un par de encubridores oportunistas a quienes se presten a ser sus compañeros de terna. Si fuera el hombre que dice que es, si no fuera un Papa maquiavélico en este país contrahecho que ha tenido que vivir todas las eras de la historia a un mismo tiempo, si en verdad fuera el enésimo Savonarola que no va a dar el brazo a torcer en la apocalíptica defensa de sus vaticinios, buscaría el respaldo a sus pocas ideas lanzándose a un verdadero cargo de elección popular. Dios: que no se apague este debate. Usted tiene razón, querido lector: el mundo no se va a acabar cuando elijan a Ordóñez. Pero el Estado marchará de rodillas.
[Fuente: Por Ricardo Silva Romero, El Tiempo, Bogotá, 19oct12]
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