EQUIPO NIZKOR |
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04jul05
La Capitulación de Colombia.
Colombia acaba de aprobar una ley de desmovilización de paramilitares llamada por el Gobierno “Ley de Justicia y Paz”. Debiera llamarse “Ley de Impunidad para Perpetradores de Masacres, Terroristas y Principales Traficantes de Cocaína”.
Los paramilitares colombianos, de ideología derechista y una de las partes en una guerra civil que lleva ya 40 años, han masacrado miles de personas. Controlan el 40% de las exportaciones de cocaína colombianas, y sobre muchos líderes paramilitares pesan solicitudes de extradición de los Estados Unidos. El Departamento de Estado considera a los paramilitares terroristas.
La nueva ley, que refleja el notable poder político de los paramilitares, bloqueará la extradición a los Estados Unidos de los dirigentes paramilitares buscados por narcotráfico, y les permite seguir adelante sin cortapisa alguna con sus negocios de droga, extorsión, robo de tierras y otras actividades criminales. Incluso aquéllos responsables de los crímenes contra la humanidad más atroces, pueden quedar en libertad debido a los estrictos límites de tiempo establecidos para llevar adelante su procesamiento. Es probable además que los pocos que resulten condenados cumplan penas de sólo 22 meses.
Varios miembros del Congreso colombiano habían propuesto un buen texto legislativo, que hubiera concedido penas de prisión reducidas a los paramilitares que confesaran totalmente, pagaran reparaciones, devolvieran los bienes que hubieran obtenido ilegalmente y suministraran a las autoridades la información necesaria para desmantelar sus grupos criminales. El Gobierno se opuso a esta ley y no resultó aprobada.
La actual ley no traerá ni justicia ni paz. Conforme a la misma, no se requiere de confesión para obtener una rebaja en la pena. Se espera de los líderes paramilitares que revelen sus bienes de origen ilícito y describan sus organizaciones criminales. Pero no se prevé una sanción creíble por mentir o por ocultar su riqueza.
La Administración Bush podría haber presionado al Presidente álvaro Uribe para que aprobara un buen texto legislativo. En su lugar, el Embajador William Wood respaldó con entusiasmo la nueva ley, otorgando así el beneplácito de Washington a la Capitulación de Colombia en favor de una mafia terrorista.
[Fuente: Editorial del New York Times - Traducción al español de la versión original en inglés realizada por el Equipo Nizkor - 04jul05]
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