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24dic18
Navidad con María Alejandra
El 17 de noviembre de 2004, a las 7:52 de la noche, la periodista colombiana Claudia Duque recibió una llamada escalofriante. “Señora, ¿es usted la mamá de María Alejandra? Pues le cuento que no nos dejó otra salida, se le dijo de todas las formas y usted no quiso hacer caso… Nos tocó meternos con lo que más quiere, eso le pasa por perra y por meterse en lo que no le importa vieja hijue...”. La voz continuó sin miramientos, indicando que a María Alejandra la pensaban violar, de tal manera que “…su hija va a sufrir, la vamos a quemar viva, le vamos a esparcir los dedos por la casa”.
María Alejandra, para mayores señas, era en ese momento una niña de 10 años de edad. ¿Quién en su sano juicio puede hacer una llamada tan macabra, amenazando a la madre con violar y asesinar brutalmente a su hija de 10 años? Hasta hace poco tiempo, nadie sabía a ciencia cierta. Pero hace algunas semanas Claudia Duque descubrió un manual del DAS (agencia de inteligencia del Estado colombiano) en donde se instruye a agentes de dicho organismo presidencial sobre el procedimiento para hacer llamadas a fin de amedrentarla. Ese instructivo oficial, denunciado por la prestigiosa revista colombiana Semana en su edición del pasado 12 de diciembre, incluye indicaciones precisas para amenazar de muerte a María Alejandra.
Luego de las llamadas recibidas, Claudia Duque partió por segunda vez al exilio junto con su hija, buscando protegerla de la demencia de funcionarios públicos que creen que el poder del Estado puede ser utilizado para violar impunemente derechos humanos. Esos funcionarios públicos del DAS responden políticamente a un pacto siniestro entre fuerzas paramilitares y fuerzas de seguridad oficiales que han brindado apoyo al gobierno de Álvaro Uribe en Colombia. Debido a que Claudia Duque ha investigado y denunciado este pacto oscuro y el papel del DAS en el asesinato del humorista colombiano Jaime Garzón, su vida y la de María Alejandra se han visto amenazadas constantemente.
Sirva esta columna navideña para enviar un saludo de solidaridad a María Alejandra y a los miles de niñas y niños en el mundo cuya vida peligra debido al acoso de agentes de seguridad del Estado contra sus padres. Que estas fechas de regocijo familiar sean también un momento de reflexión en aquellos hogares que gozamos de paz y tranquilidad, para recordar que dicha paz es un derecho que ningún poder político, militar o económico debe arrebatarnos. Como dijo el Ángel en Belén, “paz en la tierra a las personas de buena voluntad”. Feliz Navidad, María Alejandra.
[Fuente: Por Fernando Carrera, El Periódico, Guatemala, 24dic09]
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