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06dic04


Extradición de Mancuso: sí pero no.


El 25 de noviembre es el día de las casualidades del proceso con las autodefensas. Pero quizá como, lo dice la ley metafísica, no exista la casualidad, sino la causalidad: todo lo que sucede tiene una causa. Y así parece confirmarse al mirar en detalle los hechos ligados a la desmovilización del bloque bananero, el segundo paso hacia el desmonte de las Auc, que se dio este jueves en Urabá.

El mismo día se cumplía un año de la primera desmovilización en Medellín y se mostraban los resultados de transformación de la ciudad en materia de seguridad; horas antes del acto protocolario de desmovilización en Urabá, la Corte Suprema daba vía libre a la extradición de Salvatore Mancuso. Al tiempo, el mismo Mancuso, el implicado en la decisión, aparecía frentero y tranquilo en el escenario público, ejerciendo el mando y a la cabeza de la entrega de las armas de los hombres que saltaban a la civilidad en medio de incertidumbres.

“Honramos la palabra empeñada”, tituló su discurso. Y precisamente, es ese empeño el que tendrá que sostener para no ser extraditado a los Estados Unidos, luego de que el Gobierno expida una resolución en la que, según conoció El Espectador de altas fuentes de la Casa de Nariño, autorizará la extradición, pero la dejará suspendida o, mejor, condicionada al cumplimiento de una serie de compromisos, todos relacionados con el avance y desarrollo del proceso de paz.

Con esta medida, que se conocerá la próxima semana, el presidente Uribe amarra el cumplimiento del cese de hostilidades de las Auc, la continuación de las desmovilizaciones, y honra el acuerdo de extradición con los Estados Unidos, al tiempo que hace valer el hecho de que la organización comandada por Mancuso se haya sometido a sus condiciones, que él mismo trazó para iniciar un proceso de paz con los grupos armados al margen de la ley. El caso servirá de contraste con la suerte que correrá el guerrillero Simón Trinidad, cuya extradición sería autorizada a no ser que, según la misma fuente gubernamental, “aceptarán hacer un cese al fuego unilateral e iniciarán un proceso de paz este mismo fin de semana”.

Develado el misterio

La extradición de los jefes de las autodefensas se conoció en octubre de 2002. Aún no se había desaparecido Carlos Castaño y era sobre él que recaía el peso político de la decisión estadounidense. Fue la confirmación de que los Estados Unidos además de considerar a las Auc como una organización terrorista, tenían pruebas de su vinculación con el narcotráfico.

Las solicitudes de extradición, fueron, según versiones de las mismas autodefensas, las que hicieron que Carlos Castaño empezara una carrera apresurada en la búsqueda de acercamientos con los Estados Unidos. Lo cierto es que a pesar de que el embajador de los Estados Unidos, William Wood, insiste en que no habría acercamiento ni negociación con los jefes de las autodefensas, se especula que los acercamientos existen con la mediación de la Iglesia Católica. El Gobierno, por su parte, ante el misterio que significaba el hecho de resolver las extradiciones, había insistido en que “la extradición no se negocia” y en recientes declaraciones, el comisionado de Paz, Luis Carlos Restrepo, luego de que el mismo Mancuso, filtrara las conversaciones que sobre el tema se habían sostenido en la mesa de Ralito, aseguró que “no tenía autorización del Presidente para hablar de la discrecionalidad en el tema de las extradiciones”.

El misterio se devela al conocerse que el Gobierno salomónicamente, dice sí pero no a la extradición de los paramilitares.

[Fuente: El Espectador, Bogotá, Col, 06dic04]

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