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15mar11
Una fiscal ejemplar en el exilio
El miércoles pasado, después de que la DEA descubriera nuevos pormenores del plan para asesinarla, la jefa de la Unidad Antimafia de la Fiscalía, Ana Margarita Durán, tuvo que abandonar el país.
Se cree que mil millones de pesos se alcanzaron a ofrecer por su vida. Aunque su esquema de seguridad se había reforzado tras las múltiples amenazas, el Estado no alcanzó a ser más fuerte que los narcotraficantes, quienes estaban al tanto de todos los detalles de su vida. Según investigaciones preliminares, los dos presuntos sicarios capturados por el CTI trabajaban para El Diablo, quien es, al parecer, el reemplazo del fallecido narcotraficante y paramilitar Pedro Oliveiro Guerrero, más conocido como Cuchillo. No se descarta, sin embargo, que Daniel El Loco Barrera sea el autor intelectual del plan. A él también se le vincula con el atentado perpetrado este enero contra Lina Piedad Sierra, abogada de Carlos Alberto Rincón, alias Chicharrón, enlace de El Loco, quien habría entregado información confidencial a las autoridades sobre el complot que se adelantaba contra Durán.
Entre los muchos logros de la fiscal, que le valieron seis diplomas internacionales, siete medallas de la Policía Nacional y la Armada y una mención de la Fiscalía, el más grande es, quizá, el haber conseguido la plena identificación de Daniel El Loco Barrera y sus investigaciones contra sus jefes y testaferros, las cuales terminaron en varias extradiciones y capturas. Además, en sucesivos operativos les decomisó US$150 millones, motivos todos para que este tipo de personajes decidieran intentar quitarle la vida. No obstante, tras haber aumentado de 300 a 637 las capturas de la Unidad Antimafia, muchos más pueden ser sus enemigos, en especial si se tiene en cuenta que fue ella quien lideró parte de la investigación contra DMG, destapó los malos dineros que se colaron en el Club Deportivo Independiente Santa Fe, descubrió que organizaciones ilegales escondían droga en algunos parques nacionales y procesó a oficiales de la Policía y a otros agentes que terminaron al servicio de quienes decían combatir, como el fiscal Ramiro Antury, ya condenado.
Durán aseguró, varias veces, que no se dejaría amilanar por sus enemigos. Sin embargo, bien por su decisión o bien por decisión de la fiscal general, Viviane Morales, quien no pensaba perder a una de las piedras angulares en la lucha contra la mafia, se ordenó su exilio. Hoy el país debe agradecerle por su labor, pues es por servidores como ella, intransables y fieles a sus principios, que la justicia logra hacer su tarea. No es fácil recibir a diario amenazas, menos si éstas se encuentran dirigidas a las personas que se quiere, pero la fiscal Durán resistió casi una década de muñecos vudú, llamadas y seguimientos, y cumplió con su deber como muy pocos siquiera se atreven a reconocerlo, pues es claro que hizo su trabajo mejor que muchos, y si no se convirtió en una gran figura mediática fue únicamente por voluntad propia.
Su caso ejemplar, sin embargo, no deja de ser un llamado para revisar la seguridad de la justicia, por un lado, y su transparencia, por el otro. La historia del país está plagada de jueces y fiscales asesinados por honestos, y otros tantos capturados por lo contrario o todavía infiltrados en la justicia, situaciones todas vergonzosas e inaceptables. El gran valor de Ana Margarita Durán, más allá de sus logros concretos, es haber mostrado que las cosas no sólo se pueden hacer, sino que se pueden hacer como es correcto, que los principios sí valen y que los funcionarios públicos de hecho pueden tenerlos. Pero no olvidemos que de no haberse descubierto el plan de los violentos, hoy ella estaría muerta.
[Fuente: El Espectador, Editorial ,Bogotá, 15mar11]
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