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13may09
Delirio presidencial
Las altas cortes reclaman a Álvaro Uribe Vélez que se pronuncie sobre el escándalo de las ‘chuzadas’ y seguimientos del DAS, él no responde, pero instruye a César Mauricio Velásquez, alias El Curita, para que diga la bobería de que como el tema no se tocó en una entrevista telefónica sostenida entre el Presidente de Colombia y el nuevo Presidente de la Corte Suprema, entonces nada hay que responder.
Mientras Uribe Vélez sigue sin responder, a pesar de su encuentro con la cúpula de la Justicia, crecen los señalamientos a Bernardo Moreno, hoy rebautizado como el nuevo ‘Don Berna’, y a José Obdulio Gaviria, de ser los ‘montesinos’ criollos. Hay varios que se disputan el honor de ser los Montesinos, pero lo que no está en duda es quién es el Fujimori.
Tal forma de auto absolución de los delitos que nacen, mueren y se reproducen en la ‘Casa de Nari’ no es un hecho aislado, sino el talante del régimen.
En efecto, no contento con sacarle el cuerpo a las acusaciones del terrorismo de Estado orquestado desde la cumbre del poder, el presidente Álvaro Uribe ha pretendido justificar los crímenes de los ‘falsos positivos’ con una excusa insólita. Según el Mandatario, en Colombia lo que hay son ‘falsas denuncias’ de unos abogados de izquierda, pero no ‘falsos positivos’.
No fueron falsos sino reales los muertos de Soacha, que supuestamente fueron ‘dados de baja’ dizque por alzarse en armas, cuando eran unos muchachos ejecutados por oficiales con el venal propósito de cobrar recompensas, obtener permisos u otras prebendas militares.
Se le olvidó al presidente Uribe, además, que las denuncias de los ‘falsos positivos’ no provinieron de organizaciones de abogados, ni de ONG ‘mamertas’, ni siquiera de las indefensas familias de los desaparecidos y ejecutados, sino de la secretaria de Gobierno de Bogotá, Clara López Obregón.
A lo anterior se suma la resolución de acusación proferida por el fiscal Mario Iguarán contra el ex director del DAS Jorge Noguera, por haber puesto la única agencia civil de inteligencia al servicio de los paramilitares y por estar involucrado en crímenes de sindicalistas, como el del profesor Correa de Andreis, de Barranquilla.
Por supuesto que no son inventos ni falsas querellas de los abogados o de las ONG, los cargos contra el primer director del DAS de Álvaro Uribe. Allí quedaron los cadáveres, las viudas, los huérfanos y la vergüenza de saber que desde el epicentro del poder se aplicó la pena de muerte a gentes inocentes.
La soberbia presidencial alcanzó su máxima expresión, cuando Álvaro Uribe Vélez, al responderle al senador Jorge Robledo una petición sobre si sabía o no que sus vástagos estaban metidos en el negocio de la zona franca y si había advertido de ello a los ministros que concedieron los permisos y licencias a las solicitudes de los muchachos-empresarios, respondió olímpicamente que él no tenía por qué responder por sus hijos.
De modo que ahora que están cogidos y multimillonarios, el presidente Uribe se niega a responder por sus críos, pero hace unos meses, cuando no se conocían las pruebas de las indelicadezas, los defendió con vehemencia, alegando que ellos no eran hijos de papi ni holgazanes ni abusaban de las influencias oficiales.
[Fuente: Por Ramiro Bejarano Guzmán, El País, Cali, 13may09]
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