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06may09
Cinismo oficial
La entrevista que María del Pilar Hurtado ha concedido a la revista Semana, es una pieza imborrable de irresponsabilidad.
Me declaro asombrado de que, pudiendo haberlo hecho bien, la ex directora del DAS no honrara su género y ahora tenga una impagable deuda, que a lo mejor tendrá que cancelar en la cárcel. Y siento pánico de pensar que quien ahora sostiene varias perlas para defenderse hubiese tenido tanto poder en sus manos.
Lo más escalofriante es que una abogada curtida en el servicio público, como María del Pilar, sugiera hoy que las facultades de Policía Judicial que podía ejercer le daban licencia para meter sus narices en la vida privada y bienes de los magistrados de las altas cortes, así fuera uno solo de ellos.
El más humilde de los demócratas sabe que los magistrados de las altas cortes sólo pueden ser rastreados por orden de aquellos otros funcionarios que tienen competencia para investigarlos o juzgarlos. No es que sean inmunes a la justicia, y no demora en salir a pregonarlo Álvaro Uribe, como ya lo hizo hace un par de años, con ocasión de un ataque virulento contra el magistrado Yesid Ramírez. No, ellos también deben comparecer ante los tribunales y pueden ser sujetos de indagaciones por funcionarios de Policía Judicial, pero no por cualquiera, sino por uno que atienda órdenes de juez competente.
Qué tal, por ejemplo, que al DAS le diera por averiguar la vida y milagros del Presidente de la República, valido de sus precarias funciones de Policía Judicial. ¿Le parecería bien al Gobierno? Lo pongo en duda y estoy seguro de que ante esa perspectiva saldrían indignados el secretario jurídico de la Presidencia, el Ministro del Interior y de Justicia, entre otros, a hacer respetar el fuero presidencial. Ya lo hicieron antes en la ‘Casa de Nari’, cuando intentaron, con el auxiliode ‘Tasmania’, acusar a un magistrado auxiliar de la Corte de estar investigando al Presidente, sin ser ello cierto.
Fue bastante ilustrativo que María del Pilar Hurtado reconociera en sumalhadada entrevista que Bernardo Moreno, el secretario de laPresidencia, fue la persona que la citó para plantearle las‘inquietudes’ que la condujeron a investigar al menos un Magistrado,como ella llama la colosal ‘metida de pata’ de abusar de sus funcionesde Policía Judicial.
Si Hurtado y Moreno eran ambos jefes de departamentos administrativos,ninguno de los dos era superior del otro, por lo que suena exótico quela primera, sumisamente, hubiese acatado la orden del segundo.
Era obvio que el Gobierno no podía darse el lujo de aceptarle larenuncia al director de la Uiaf, Mario Aranguren, quien se dejó meter eneste enredo, porque no tuvo al lado un civilista respetuoso de laslibertades públicas que le advirtiera que él no era militar y que no estaba obligado a cumplir una orden abiertamente ilegal para esculcarmagistrados.
O a María del Pilar Hurtado le faltó grandeza, no sabía que Moreno erasu par y no su superior o hubo alguien más en la ‘Casa de Nari’ queprohijó la siniestra orden de ultrajar la dignidad de la justicia.Veremos si el Fiscal, antes de dejar su cargo, es capaz de contarnos la verdad.
[Fuente: Por Ramiro Bejarano Guzmán, El País, Cali, 06may09]
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