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05nov14
¡Qué vergüenza esta Corte Suprema!
¡Qué vergüenza, también, de las otras cortes y de los magistrados que las integran! Sus conductas nos hacen sonrojar ante el mundo en donde algunos altos tribunales colombianos, en tiempos pasados, fueron admirados por sus sentencias inmaculadas y por la dignidad de sus miembros.
¡Cómo los extraña el país decente! Ellos se extinguieron y hoy campean la mediocridad, el clientelismo, la marrulla y, según dicen los entendidos, hasta la venalidad en los fallos. Esta verdad que tanto les duele, al punto de intentar condenar penalmente a quien la comenta, se filtra, como agua, y ya nadie la niega. Si lo anterior es verificable, desde luego lo es que la democracia se metió en una sin salida porque bajó la guardia y permitió que unos sujetos de enorme ambición acapararan los cargos reservados para auténticos doctores en Derecho y en ética.
¿De qué nos extrañamos? De que Luis Gabriel Miranda, en mala hora elegido magistrado y presidente de la Suprema, ¿maltrate a unos patrulleros que cumplían su tarea de controlar la seguridad en las calles, y los intimide por haberle pedido explicaciones a su hijo? Dicho sea entre paréntesis y antes de continuar, no conocemos aún la totalidad del video que, por fortuna, uno de los agentes grabó porque, si no, nadie habría dado credibilidad a su versión. Sin embargo, los apartes que vimos causan, sí, rubor: un muchacho malcriado gritándoles: "yo, ¿qué voy a saber que esto es inseguro?"; el insensato jovencito asegurando con prepotencia: "ya viene alguien de mi esquema de seguridad"; una adolescente grosera desafiando a la autoridad: "yo hablo como quiera hablar"; un hombre descompuesto que se lanza sobre el patrullero de la cámara al que acusa: "golpearon a mi hijo inmisericordemente". E, incluso, una mayor de la propia Policía (coordinadora en la Corte Suprema) que pregunta, ordena y regaña a su subalterno: "¿Está grabando? No necesita grabar ¡Apague el celular! ¡Qué falta de respeto!".
Volvamos al tema: ¿De qué nos extrañamos? Luis Gabriel Miranda fue magistrado auxiliar de uno de los grandes exponentes de la descomposición de las cortes, Francisco Ricaurte. Este, a pesar de la nulidad de su elección, continúa riéndose de nosotros y funge, cuatro meses más tarde de esa decisión, como presidente del Consejo de la Judicatura.
Ricaurte había sido magistrado auxiliar, a su vez, de otro personaje turbio de los tribunales: Carlos Isaac Náder. ¿Cómo dejar que el trencito maléfico pare su marcha? Miranda era perfecto para el plan: había estado, años atrás, en el centro de un escándalo por posible tráfico de influencias, ahí mismo, en la Suprema. Por eso su nombre estaba vetado.
No obstante el poder de Ricaurte, este no pudo conseguir los votos para que Miranda ingresara como titular. Se ha contado pero lo reitero, que el 'nulo' Ricaurte bloqueó durante 18 meses los nombramientos de fiscal general y de cinco magistrados. Primero había que elegir a Miranda. Y si no, parálisis. El chantaje funcionó y así se consiguió una exigua cantidad de votos en sala plena, el día en que esta escogió a Viviane Morales como fiscal. La elección de Morales fue anulada por votación insuficiente. La de Miranda, con menor número de votos que la de la exfiscal, quedó intacta. Del padrino de Miranda, Ricaurte, se conoce que ahí está y ahí permanecerá. ¡Y nos asombramos de que su apadrinado irrespete la ley y a sus autoridades! Vaya incongruencia.
Aquí no pasa nada: el presidente de la Suprema no renunciará. Continuará portando su corona y, entre tanto, los patrulleros vivirán amenazados.
[Fuente: Por Cecilia Orozco Tascón, El Espectador, Bogotá, 05nov14]
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