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18nov06
Los primeros de la clase.
¿Qué delegación creen que apoyó la propuesta norteamericana de convertir los ejércitos en fuerzas cuasipoliciales? Lo adivinaron: la de Colombia
Lleva el nombre aséptico y burocrático de Instituto de Cooperación para la Seguridad del Hemisferio Occidental. Pero es la misma vieja y siniestra Escuela de las Américas en la que durante decenios los militares de los Estados Unidos dieron educación a sus colegas de los países latinoamericanos. Educación teórica: el anticomunismo doctrinario impuesto en la inmediata posguerra, desde la primera conferencia? Panamericana (la reunida en Bogotá incendiada el 9 de abril del 48). Y educación práctica: métodos de tortura de prisioneros y técnicas de desaparición forzosa. En la Escuela de las Américas estudiaron alumnos que luego se harían famosos en sus países respectivos: dictadores argentinos como Galtieri, bolivianos como Bánzer, centroamericanos como Ríos Montt, que impusieron regímenes de terror en nombre de la lucha contra la subversión. Qué tiempos aquellos...
La Escuela, rebautizada Instituto de Cooperación, está ahora trabajando a media máquina, dedicada a impartir cursillos sobre lucha antinarcóticos. El gobierno de George Bush, sin embargo, quiere devolverle su papel central en la formación de los ejércitos del sur del río Grande para hacer frente a lo que la secretaria de Estado Condoleezza Rice llama "el avance de la izquierda" en la región, y el 'Nuevo Eje del Mal' que, en su opinión, se está formando en torno a la riqueza petrolera de la Venezuela que gobierna Hugo Chávez.
La propia Venezuela, por supuesto, está excluida del proyecto; y el propio Chávez, por su parte, rompió hace ya tiempo sus relaciones militares con los Estados Unidos y expulsó a sus asesores y agentes de la DEA y de la CIA. Pero son los vecinos quienes inquietan al gobierno de Bush y alimentan la paranoia de la derecha gobernante norteamericana. El Brasil que acaba de reelegir a Lula, el Uruguay que gobierna el Frente Amplio de Tabaré Vásquez, el Chile de la socialista Bachelet, la Argentina del peronista de izquierda Kirchner ("de izquierda" por contraste con el peronista de derecha Menem), la Bolivia indigenista de Evo Morales, el Ecuador en donde puede resultar elegido el filochavista Correa. Incluso el Perú, que no cayó bajo el populismo indigenochavista de Ollanta Humala, pero a costa de la vuelta de Alan García. Y García, por mucho que haya entonado un solemne mea culpa, sigue siendo para los norteamericanos el gobernante que cometió el sacrilegio, hace veinte años, de interrumpir los pagos de la deuda externa.
Por eso hablo de paranoia. La izquierdización de América Latina está sólo en la imaginación de Condoleezza Rice y sus compañeros, pero no en la realidad. El recién reelegido sandinista Daniel Ortega de Nicaragua, por ejemplo, hace mucho que dejó de ser sandinista y revolucionario para convertirse al neoliberalismo, y anda de mano cogida con el cardenal Obando y tiene un pacto de cogobierno con el ex presidente somocista (que hoy tiene su propia finca por cárcel) Arnoldo Alemán. Pero para la derecha norteamericana sigue siendo el "hombrecito" (como lo llamaba Bush padre) que desafió al imperio derrocando la dinastía de los Somoza y al que hubo que pararle los pies con la guerra civil de los 'contras'. Y está, finalmente, México, donde la mitad del electorado rechaza la victoria del derechista Calderón, y apoya la resistencia de López Obrador.
Por todo eso, repito, la paranoia de la derecha norteamericana se exacerba. Y responde con un plan para rediseñar los ejércitos regionales, dentro del cual la reactivación de la vieja Escuela de las Américas es sólo un elemento. El objetivo es convertir esos ejércitos en fuerzas de naturaleza cuasipolicial dedicada a combatir delitos internos, como el narcotráfico y el terrorismo. De ese plan hablaron los participantes en la VII Conferencia de Ministros de Defensa de las Américas, reunidos en Managua en el mes de octubre. Y ante la inquietud demostrada por los representantes chilenos, argentinos, brasileños, uruguayos, etc. ¿qué delegación creen ustedes que apoyó irrestrictamente las propuestas norteamericanas?
Lo adivinaron: la delegación de Colombia.
Así seguimos: de primeros de la clase. Y el premio de fin de curso consistirá en que tendremos de Presidente a Juan Manuel Santos.
[Fuente: Por Antonio Caballero, Revista Semana, Bogotá, Col, 18nov06]
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