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17mar10
Sismo electoral
Insólito, no tenemos ni idea quién pueda ser el ganador de la consulta conservadora, y lo que es peor, esa zozobra contribuye al peligroso rumor de supuesto fraude electoral.
Para empeorar todo, se ha suscitado la intervención del procurador Ordóñez dizque con el ánimo de que ponga orden, pero de él ya se tiene noticia de que no es garantía de nada, pues sostiene íntima relación con cercanos alfiles de uno de los dos candidatos azules, lo cual lo inhabilita para intervenir con independencia.
Se trata del más grande enredo acaecido después de aquella terrible noche del 19 de abril de 1970, cuando los colombianos nos acostamos con Rojas Pinilla de presidente electo y nos levantamos con Misael Pastrana de presidente victorioso. Por cuenta de eso nació el M-19, el grupo guerrillero que en su momento fue protagonista de uno de los períodos más convulsionados de la historia nacional.
El asunto de la duda sobre si la consulta conservadora la ganó Noemí o Uribito, es preocupante, no sólo porque este episodio puede desencadenar violencia, sino porque además puede ser el germen de algo más grave que se esté cocinando para las elecciones presidenciales que se avecinan.
El origen de la violencia en Colombia tiene que ver más con trampas electorales que con la misma pobreza y la desigualdad social. Detrás de cada conflagración política a la que hemos asistido desde finales del Siglo XIX en adelante, ha habido al menos sospecha de que alguien 'ganó' a medias unas elecciones.
Cualquiera de los dos finalistas de la consulta azul que resulte ganador va a tener que soportar la fatal sospecha de la ilegitimidad. El daño que entre Noemí y Arias se han hecho mutuamente, sólo es comparable con el que se ha causado a la confiabilidad del sistema electoral, que ha quedado maltrecha. Sí, va a ser imposible, no sólo que Noemí acepte el triunfo de Arias, o viceversa, sino que los seguidores de uno y otro encuentren puntos de coincidencia para reconciliarse y continuar tomados de la mano.
Las heridas que deja en el alma de los protagonistas la suposición de que alguien pudo haberles robado las elecciones, no se supera con terapias de pareja, ni menos de un día para otro. A lo que estamos asistiendo es a una profunda crisis institucional que seguirá teniendo consecuencias durante por lo menos los próximos 20 años.
El Gobierno debería de tener claro esto, en vez de atizar el fuego que prendió la incertidumbre de saber si ganó Noemí o Arias. Las declaraciones del ministro Valencia Cosio contra el Registrador no han aclarado nada, pero en cambio sí han dejado al descubierto que como al Gobierno todavía le duele la caída del referendo reeleccionista, y sindica a Carlos Ariel Sánchez de ese merecido descalabro, está empeñado en tumbarlo, acudiendo también al sucio expediente de decir que andaba borracho el domingo, cuando el país lo vio en vivo y en directo dando declaraciones a los medios. Lo urgente es resolver el drama que mantiene en vilo al país que ya sabe cómo comienzan y terminan estas aventuras electorales. Lo otro es aprovechar el río revuelto para pasar una cuenta de mezquindades y odios.
[Fuente: Por Ramiro Bejarano, El País, Cali, 17mar10]
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