EQUIPO NIZKOR |
|
06sep06
Cuatro militares pagaron a ex miembro de las Farc para montar atentados.
Carros bomba hallados antes y después de la posesión de Uribe fueron una farsa. Hay interceptaciones, videos y seguimientos.
Un mes antes de la posesión del presidente Álvaro Uribe el ambiente era de zozobra. Se rumoraba que las Farc querían repetir la ola terrorista desatada el 7 de agosto del 2002.
Por eso, el pie de fuerza de Bogotá se duplicó y se extremaron las medidas de seguridad. Se calcula que más de 30 mil hombres -entre Ejército, Policía, Fiscalía y DAS- espulgaban la ciudad para frenar cualquier acto terrorista.
En medio de ese despliegue de fuerza, el Ejército empezó a dar contundentes golpes.
El 14 de julio, la V División del Ejército anunció que acababa de frustrar un atentado con carro bomba.
"Gracias a la información de la población del barrio Molinos, una unidad militar encontró en un parqueadero un taxi con 250 gramos de anfo y 2,5 kilos de pentolita", dijo ese día el vocero del Ejército, que advirtió que si bien las consecuencias de la explosión hubieran sido mínimas, el terror general habría sido monumental.
Y después de ese golpe vinieron otros más, incluso luego de la posesión de Uribe.
Un carro bomba listo a estallar en la avenida Boyacá con calle 53, fue desactivado; un auto viejo, cargado con dinamita ingresando a Bogotá, fue inmovilizado; y una casa bomba en Ciudad Bolívar, alcanzó a desactivarse.
La seguidilla de positivos militares tan solo la empañó la explosión de un carro bomba al paso de un convoy militar, cerca de la Escuela José María Córdova, que dejó un civil muerto y 19 militares heridos.
Video en El Tunal
Hoy, todos estos hechos están bajo la lupa de las autoridades que tienen claro que al menos cuatro de ellos fueron burdos montajes con dos fines: demostrar eficiencia y cobrar las recompensas que se le dan a los informantes.
Al menos cuatro oficiales adscritos a la XIII Brigada del Ejército -un coronel, un mayor, un capitán y un teniente- están detrás de estos escandalosos hechos. Así parecen mostrarlo filmaciones e interceptaciones telefónicas en poder de las autoridades.
En una de las cintas de video se ve a dos de los oficiales (con sus uniformes e insignias) reunidos en una cafetería del barrio El Tunal, sur de Bogotá, con un desmovilizado de las Farc.
Luego, en una interceptación telefónica, uno de los oficiales que asistió al encuentro le hace una solicitud expresa al desmovilizado: "Le dice que necesitan más trabajos de esos, pero que no estallen", comenta una autoridad.
Ya se tiene identificado al ex guerrillero, que cobra por los montajes.
Es más, se sabe que sigue en contacto con una célula de las Farc a las que también les cobra por estallar petardos como el de la Escuela Militar.
Según una autoridad que escuchó las grabaciones, el acuerdo era que la dinamita explotara unos metros antes del paso del convoy y que nadie resultara herido.
Cheque y preso en La Picota
Pero, al parecer, el desmovilizado no es el único cómplice de este andamiaje.
Las autoridades ya saben que uno de los sujetos que abandonó el carro bomba en el barrio Molinos fue el mismo que cobró la recompensa que el Gobierno entregó, por el pago de la vuelta. Se le entregó un cheque por cinco millones de pesos girado de la cuenta de gastos reservados por haber prestado su carro.
No obstante, el hombre no pudo disfrutar la recompensa. Uno de los oficiales involucrados lo abordó a la salida del banco, cerca al Ministerio de Defensa, y solo le dejó 300 mil pesos en el bolsillo.
Otro individuo que recibió plata del Ejército para armar un atentado fue alias 'Culebra', un preso de La Picota. Los oficiales lo visitaron en su celda y le pagaron 50 millones por meter dinamita a Bogotá en bultos de papa.
También se investiga si en esta red de montajes está la casa bomba encontrada el pasado 28 de agosto, en Ciudad Bolívar, sur de Bogotá.
Ese día, el Ejécito contó con el apoyo del CTI de la Fiscalía y del DAS para desactivar una carga de 30 kilos de indugel y pentolita.
Se hallaron, además, mapas de edificios estratégicos del Gobierno que, según dijeron, iban a ser volados por miembros de la columna 'Teófilo Forero' de las Farc.
Solo hubo un detenido que ya goza de libertad.
La escandalosa investigación -que se inició hace tres semanas, gracias a personas que han accedido a colaborar con la justicia- se mantenía bajo total reserva.
'Es deplorable que estos hechos ocurran' : Mindefensa
Ayer, a las 4:00 de la tarde, EL TIEMPO buscó al comandante del Ejército, general Mario Montoya, para conocer su reacción ante la complicidad de cuatro de sus oficiales en los atentados contra Bogotá. Uno de sus secretarios dijo que se comunicaría con la redacción pero, luego, se supo que acababa de convocar a los medios para leer un comunicado:
"De acuerdo con las políticas de transparencia del Gobierno y para dar cumplimiento al compromiso que el Ministerio de Defensa y las Fuerzas Armadas han asumido con los colombianos, de informar oportunamente cuando tengan conocimiento sobre hechos que supongan conductas indebidas por parte de miembros de la Institución, lamento informar a la opinión pública:
"El reciente atentado con un carrobomba en el que resultaron heridos varios soldados y muerto un ciudadano, que fue atribuido en su momento a grupos al margen de la ley, así como el supuesto decomiso de varios explosivos en los últimos dos meses, al parecer no corresponde a la realidad.
Estos engaños podrían haber sido perpetrados por personas inescrupulosas entre las que se encuentran dos oficiales del Ejército. La Fiscalía, que adelanta la investigación, cuenta con nuestro total apoyo. Es de veras deplorable que estos hechos ocurran, pero el país debe tener la certeza de que seremos los primeros en comunicarlos a la opinión pública.
Invito a los hombres y mujeres que desde las Fuerzas Militares sirven a la Patria con honor y firmeza a que continúen denunciando a quienes, traicionando los principios militares, incurran en actividades criminales que atenten contra los colombianos.
También invito a la ciudadanía a seguir denunciando cualquier irregularidad o hecho delictivo del que tengan conocimiento".
Terrorista cobró recompensa
El 15 de julio pasado, la V División le informó al país que, gracias a la colaboración ciudadana, había desactivado un carro bomba en el barrio Molinos (ubicado en el sur de Bogotá).
Ese sábado, los uniformados hallaron un taxi, abandonado en un parqueadero (muy cerca a un concurrido centro comercial) que tenía en su interior 250 gramos de anfo y dos kilos y medio de pentolita.
La carga de dinamita era mínima al igual que sus posibles efectos -reconoció el propio Ejército- no obstante, se pagó una jugosa recompensa.
Según testigos, el hombre que lo abandonó fue el mismo que se presentó a cobrar el dinero, que salió de los gastos reservados.
El humilde reciclador que resultó muerto
El país nunca supo su nombre. Solo se conoció que en el atentado contra un convoy militar, registrado el 31 de julio, murió un humilde reciclador de unos 50 años. Los únicos que hablaron de él fueron sus vecinos que todos los días lo veían cruzar, montado en su viejo triciclo, durante su ronda de recolección de cartón y chatarra. "Siempre lo vimos como alguien trabajador, que respondía por sus dos hijas y por su esposa", dijo ese día uno de sus vecinos.
Con olla a presión nueva
El 15 de agosto, unidades del Ejército y del Das desactivaron un explosivo ubicado en un Fiat, que se encontraba estacionado en una zona comercial del barrio Normandía, en el noroccidente de Bogotá.
Según las autoridades, la carga estaba compuesta por seis barras de indugel, metralla y un equipo de activación electrónica, ubicados dentro de una olla a presión.
Se dijo que con ese materiales se pretendía armar un carro bomba. Días después, se comprobó que la ollabomba acaba de ser comprada en un almacén de cadena, que no tenía metralla y que el viejo Fíat había saido negociado un día antes. En este caso no hubo detenidos.
Bultos de papa
La noche del 6 de agosto, en la antesala de la posesión presidencial, voceros del Ejército se comunicaron con los medios para informar que acababan de inmovilizar un carrro cargado de explosivos que intentaba ingresar a Bogotá, vía Sibaté.
Hoy se sabe que el cargamento estaba compuesto por ocho bultos de papa entre los que iban camufladas unas pocas barras de dinamita, sin mecha ni conexión.
El conductor del carro -que ya fue dejado en libertad- le dijo a las autoridades que un par de hombres lo contrataron para transportar varios bultos del tubérculo, pero que solo llegaron con unos cuantos bultos.
[Fuente: El Tiempo, Bogotá, Col, 08sep06]
This document has been published on 08Sep06 by the Equipo Nizkor and Derechos Human Rights. In accordance with Title 17 U.S.C. Section 107, this material is distributed without profit to those who have expressed a prior interest in receiving the included information for research and educational purposes. |