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30jun07
Según un testigo, las "Aguilas Negras" son las nuevas AUC más militarizadas
Desde hace cerca de un mes, un misterioso hombre declara ante la Corte Suprema de Justicia. Su particular semblante de campesino, vestuario citadino y su habitual lentitud al hablar, lo han opacado para cientos de personas que visitan a diario el alto tribunal. Pero lo que pocos advierten es que este hombre es hoy uno de los nuevos testigos clave que está develando las entrañas y el presente de los nexos entre políticos, militares, ganaderos, narcotraficantes, águilas negras y paramilitares. Y como si fuera poco tiene valiosa información de cómo se quería asesinar al periodista Darío Arizmendi.
Se trata de Luis Eduardo Urán Lara, un miembro de las autodefensas en el departamento de Sucre y quien se convirtió en la mano derecha del desaparecido Rodrigo Mercado Peluffo, alias "Cadena", quien por más de una década fue jefe del Bloque Héroes de los Montes de María, que operaba en los departamentos de Bolívar y Sucre.
Las funciones de Urán Lara no eran de poca monta. Se vinculó al grupo armado ilegal hacia 1997. Allí fue conductor, después fue ascendido a escolta, luego fue combatiente, era un pistolero afinado, y sus 'meritos' lo convirtieron en estratega para combatir a las Farc en Sucre, concretamente a los hombres de Diego Parada, jefe del frente 35 de esa organización.
Así se ganó la confianza de "Cadena", quien incluso lo protegió de investigaciones de la Fiscalía. Por eso siguió creciendo en la organización, tanto que manejó allí la contrainteligencia, incluso realizó un curso en la materia en Leticia. Después pasó a ser una especie de secretario privado y terminó como el segundo de "Cadena" en la organización ilegal.
Por eso fue protagonista de actividades que hoy confiesa sin reparo. En diciembre anunció su retiro de las autodefensas: "Estoy cansado, ya quiero retirarme de esto, quiero estar más tiempo con mis hijos, con mi señora", le relató a la Corte. Pero era importante para las autodefensas y un jefe paramilitar le recordó : "usted sabe demasiado sobre estas vainas, usted sabe que el que se vaya sabe lo que le pasa".
Urán Lara sabía, entre otras cosas, que lo necesitaban para conformar las águilas negras en la región. Pero renunció y fue víctima, según él, de cuatro atentados contra su vida. Por eso se entregó al Ejército y desde hace un mes fue incorporado al Programa de Protección de Víctimas y Testigos de la Fiscalía.
El caso Arizmendi
El testigo explicó cómo en una reunión en Montelíbano (Córdoba), a la que asistieron narcotraficantes de Cali y Medellín, y los jefes paramilitares alias "Mochica" y "Don Antonio", se planeó la excarcelación del interno "Pambelé" de la cárcel de Montería. "Se hizo un chanchullo con la Fiscalía de Montería y los testigos en su contra se intimidaron y se les dio una plata a los fiscales". Según el testigo fueron $80 millones.
Explicó que querían sacar a "Pambelé" de la cárcel para que asesinara a "Ñono Elías", como le dicen en la región al parlamentario de la U Bernardo Miguel Elías, quien estaría destapando contratación ilegal en la salud del departamento de Córdoba en favor de los paramilitares.
Pero 'el trabajo' también incluía otro personaje. En su declaración ante la Corte Suprema de Justicia, el testigo contó que se quería atentar también contra el director de los Servicios Informativos de la Cadena Radial Caracol, el periodista Darío Arizmendi Posada, hoy en el exilio.
Cuando respondía a los investigadores de la Corte a la pregunta de la vinculación de políticos y miembros de las autodefensas explicó que: "el otro trabajo que se iba a hacer que yo creo que el Gobierno maneja unas hipótesis no sé de qué, es que se iba a hacer el de Darío Arizmedi pero ya iba por parte de narcotraficantes, lo iban a matar".
Y continuó su relato señalando que: "la orden la daba directamente Don Antonio pero venía de las personas que estaban respaldando las águilas negras actualmente, que son los narcotraficantes de Cali y Medellín". Y a la pregunta de uno de los investigadores sobre si sabía cuáles eran respondió: "No los conozco" y señaló "sólo que sé porque el jefe mío Edimor Antonio me decía. Yo andaba con él todo el tiempo. En las reuniones si me llamaban yo me acercaba o si no me quedaba en el carro", explicó el testigo.
Las águilas negras
Con respecto a las águilas negras, el testigo deja entrever la relevancia del grupo armado ilegal en la región y recuerda del acercamiento que tuvo con su comandante: "Las denominadas águilas negras que dependen de las autodefensas son lo mismo, lo único que cambió es el nombre". Según el testigo son los narcotraficantes quienes las apoyan, así como los políticos Besaile y Montes.
De igual forma detalla que estuvo en una reunión con el comandante de la zona de Montería, Antonio, y señaló que la organización puso jefes en Sucre, parte de Bolívar, Antioquia y en los municipios de Cereté, Sahagún y Caucasia.
El testigo reitera en su declaración que un ganadero le dijo: "usted ya sabe China para donde va, yo ya sabía que iban a conformar águilas negras". Y cuenta que este grupo tuvo varios enfrentamientos con miembros de Departamento Administrativo de Seguridad, DAS, en Sucre, porque según él quieren intimidar a la población. Denunció además que actualmente las águilas negras están en guerra.
Los políticos
En su declaración el segundo jefe del Bloque Héroes de los Montes de María, relató que fue testigo de varias reuniones entre los ex parlamentarios Reginaldo Montes, Miguel de la Espriella y Eleonora Pineda en Montería, Tierra Alta y Santa Fe de Ralito, en Córdoba, con las autodefensas.
Explicó de manera detallada que los paramilitares le giraron $1.000 millones al actual parlamentario liberal Musa Besaile Fayad para financiar su campaña a la Cámara de Representantes en 2006. Habló de un encuentro entre narcotraficantes y los políticos y explicó que había un pacto con Antonio, actual jefe paramilitar en Montería, para que, a través del ingeniero Yamid Besaile, hermano del congresista, se firmaran contratos de obra locales.
En cuanto a la protección que brindaban las autodefensas a los políticos, señaló que los más protegidos eran Reginaldo Montes y Eleonora Pinedo "protegidos en el sentido de que nadie los podía tocar, el que los tocara a ellos tenía problemas con las autodefensas enseguida".
En el tema de narcotráfico, el testigo también fue específico ante la Corte. Dijo que en la finca La Guaca, hoy Villa Mercedes, ubicada entre los municipios de La Unión y Sahagún en Córdoba se habló de montar un laboratorio para la producción de coca.
Otros grupos
Frente a las relaciones de los ganaderos con los políticos y las autodefensas, el confeso jefe paramilitar le expresó a la Corte que Reginaldo Montes y los desmovilizados jefes Salvatore Mancuso y Diego Vecino tenían contactos con los ganaderos Olegario Otero y Juan Carlos Buda.
Según el testigo, estos ganaderos hacían lo que los jefes paramilitares ordenaban en razón a que por la zona donde tienen algunas de sus fincas no existe Policía, DAS o Fiscalía.
En su declaración a la Corte también explica Rueda cómo les cobraban a los ganaderos una cuota para brindarles seguridad frente a las amenazas de las Farc.
Y cuando se le interrogó acerca de su relación con las autoridades militares señaló que en razón a que los miembros del Ejército y los de la Infantería no conocían bien el terreno, su jefe Antonio Eyes le ordenó reunirse y conformar un grupo conjunto.
Al respecto cuenta que le solicitaron armas a varios oficiales del Ejército, al jefe de Indumil y a miembros de la Infantería de la zona y relata que junto con soldados provisionales, tuvieron exitosos enfrentamientos aunque sufrieron varias bajas.
Además le recordó a la justicia cómo la mayoría de los desmovilizados que se incorporaron en el proceso de paz eran mototaxistas de la región, a quienes de manera voluntaria, o en otros casos obligados, un mes antes les enseñaron a manejar armas y ahora están cobrando un dinero al Gobierno.
Por ahora, el testimonio de este ex jefe de las autodefensas está siendo analizado por los investigadores de la Corte Suprema de Justicia que determinará su validez.
[Fuente: El Espectador, Bogotá, Col, 30jun07]
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