Deplazamiento rural:
violencia y pobres.
Por Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento
CODHES
Este artículo es un resumen de un estudio de Codhes sobre el tema realizado por Flor Edilma
Osorio y Fabio Lozano, por solicitud de la Consejería Presidencial de Derechos Humanos y
financiado por la embajada de Holanda. Como resumen pretende realizar un análisis socio-económico, cuantitativo y cualitativo, de la problemática de la población rural más vulnerable del
país, que se encuentra en situación de desplazamiento, con miras a ofrecer algunos elementos para
la comprensión reciente y la intervención institucional pública y privada. Sus alcances y
restricciones se limitan a un grupo particular, los pequeños productores y asalariados rurales,
desplazados entre los meses de octubre 1994 a noviembre de 1995.
Indice.
Introducción.
Cada tres horas son obligadas a huir cuatro familias con vínculo rural de su lugar de vivienda y
trabajo, por acción o decisión de diversos actores armados y en desarrollo de múltiples
estrategias políticas, económicas y sociales. Se estima que ente 1985 y 1994 fueron
desplazados 58.854 familias con vínculos rurales ( Conferencia Episcopal-Codhes). Esta
alarmante cifra, muestra un fenómeno que se acrecienta en la medida en que persisten los
fenómenos de la violencia crónica que se resiste a desaparecer en Colombia.
La investigación se desarrolló a partir de varias estrategias metodológicas. Por una parte, se
buscó una aproximación de tipo cuantitativo, a partir, del Sistema de Información de Hogares
desplazados por la Violencia, SISDES. De allí, se aislaron y caracterizaron los que denominamos
HOGARES CON VINCULOS RURALES entendiendo por tales a quienes poseían, antes del
desplazamiento, por lo menos, una de las tres características siguientes:
- residencia en una vereda,
- acceso a la tierra,
- ocupación de por lo menos uno de los miembros del hogar en actividad agropecuaria
como productor o asalariado.
Por otra parte, y en un nivel más cualitativo, se realizó trabajo de campo en tres zonas: Urabá,
Magdalena Medio y Meta, aislando la información de los municipios implicados en estas zonas.
Para el efecto se hicieron entrevistas con funcionarios de OGs, ONGs, organizaciones de
desplazados y miembros de familias rurales en situaciones de desplazamiento.
El artículo se organiza en cuatro partes: En primer lugar, un contexto sobre el problema del
desplazamiento en zonas rurales en el país. una segunda parte, en la cual se caracteriza la
población rual desplazada, fruto del estudio. El tercer acápite se refiera a la presencia
institucional que atiende esta problemática. Finalmente, se plantean algunas recomendaciones
para la atención de esta situación.
Contexto del desplazamiento rural en Colombia.
El desplazamiento ha hecho parte de un estilo o motor de la historia del pais, especie de eje
vicioso de destrucción-reconstrucción-destrucción de relaciones económicas, políticas, técnicas,
ecológicas y culturales de la sociedad colombiana. En este sentido, el desplazamiento de la
población rural no es sólo el problema de un 2% de la población colombiana, generalmente. de
origen campesino. Es el problema de todos.
La violencia y el desplazamiento son expresiones de dos tipos de conflictos que se
complementan y entrecruzan, pero que es necesario distinguir, para una sana comprensión y
formulación de alternativas: el conflicto por la tierra y el conflicto por el territorio.
En el caso de conflicto por tierras, se refiere a la estructura concentradora de la tierra y a las
relaciones competitivas por este recurso, que se manifiestan en antagonismos entre latifundio
ganadero ylo empresa agroindustrial y el minifundio campesino. Se trata de competencias entre
actores económicamente fuertes frente a otros más débiles, por un recurso escaso e importante no
solamente para la explotación agropecuaria, sino también para la minera. Estos conflictos
usualmente se concentran en espacios locales y penen que ver con la propiedad y el control sobre
la tierra.
En el caso de conflictos por territorios, se refiere al dominio y control del ten-itorio como
espacio estratégico de orden politico y económico. Puede tratarse bien de fuerzas que quieren
sacar de su paso a competidores que cuestionan su poder, como grupos de izquierda, o a fuerzas
guerrilleras o paramilitares que se disputan el dominio territorial.
Estos Conflictos se orientan hacia la población que ocupa una región, es decir, tiene un radio de
impacto mayor. En estos casos, la tierra como parte importante del territorio tiene un papel que
va más allá de su función productiva, pues funcionan como espacio comercial, fuente de recursos
naturales, área de paso, conexión o refugio, etc.
Ahora bien, usualmente estos dos problemas se superponen y complementan y la diferenciación
podría hacerse, más por el mayor énfasis que alcanza uno de ellos en determinada región, que por
la no presencia del otro. por ejemplo, podemos decir que en Urabá hay un mayor énfasis del
conflicto por el dominio territorial y en el Cesar, un mayor énfasis del conflicto de tierras.
La violencia juega un papel de comodín, entre causa y efecto, de la ambición y la búsqueda por
concentrar los espacios productivos rurales, en medio de un proyecto modernizante que se apoya
en la explotación de la tierra, o que exige el dominio territorial, y que se está construyendo a
sangre y fuego. Hay una reconcentración de la propiedad de la tierra, acentuándose la
polarización entre el neolatifundio y el mini y microfundio. Las mejores tierras y los espacios
estratégicos se constituyen en objetivo prioritario de fuerzas violentas que, creando confusión y
amparados en la impunidad, propician la expulsión de los pobladores más vulnerables, y dejan
así el campo abierto al desarrollo de sus intereses económicos y políticos. Vale la pena considerar
que tanto la tierra como el territorio han ido adquiriendo distintas valoraciones que tienen que
ver, entre otros, con los recursos naturales, su condición geo-estratégica y que van más allá de la
tradicional- explotación agropecuaria.
Una de las consecuencias de la violencia y el desplazamiento es, entonces, la pérdida de a tierra
por parte de las familias rurales. Sin embargo, su atención implica mucho más que la
preocupación por dotar de tierra a las familias rurales desplazadas que quieren regresar a1
campo, problema que, por supuesto, debe ser atendido.
Una forma característica del ejercicio de la violencia rural es la selectividad con que actúa contra
los puntos neurálgicos de las sociedades locales, que son los líderes y miembros de las
organizaciones campesinas, cualquiera que sea su carácter Ello ejerce un impacto enorme
amedrentando y desplazando las familias circundantes. Esta estrategia, además le los efectos
económicos descritos, disuade los procesos de organiación de las sociedad civil rural que, luego
del desplazamiento, van a tener muy pocos deseos de constituirse en una fuerza organizativa para
denunciar su situación y para gestionar colectivamente la solución de sus necesidades. Las
experiencias traumáticas van llevando a| relegar la participación política en sus diversas
manifestaciones. Los procesos de la violencia rural, se entretejen de manera muy sutil pero muy
fácil, con los conflictos derivados de las estructuras locales de poder.
Estos, a su vez, han ido sufriendo en mayor o menor medida los efectos de los procesos de
descentralización. De esta manera, se articulan y encubren intereses locales, gnupales ylo
individuales, dentro de intereses regionales y aún nacionales.
Las limitaciones de las relaciones entre las instancias local-regional-nacional dentro de una
descentralización en lento proceso de ajuste, impiden la oportunidad, eficiencia y autonomía para
intervenir en los problemas de violencia, tanto en sus causas como en sus consecuencias. Al
dimensionar la crisis agropecuaria, manifestada con énfasis en la primera mitad de ésta década es
necesario resaltar que ella se debe, fundamentalmente, a la apertura económica y al modelo de
desarrollo que se ha impuesto.
La violencia rural, es también un factor influyente en dicha crisis pero tiende a sobrestimarse,
desde lecturas que no dan cuenta de la complejidad de actores que la provocan y estimulan, ni de
la diversidad de efectos y de grupos afectados. Así, es necesario valorar suficientemente el efecto
de la crisis agropecuaria y de la violencia en los pobladores rurales más pobres, que como
productores y asalariados, contribuyen a la consolidación del mercado interno de alimentos y de
los productos del sector para el mercado internacional. Poner al descubierto el impacto en estas
poblaciones, debido al desplazamiento, implica evidenciar y denunciar junto con las múltiples
violaciones de los derechos humanos y la tragedia personal que ello significa, la ruptura
intempestiva en procesos dinámicos políticos, sociales y productivos.
1. Caracteristicas de la población rural desplazada
- La población rural desplazada corresponde al 67.8% del total nacional. De acuerdo con las
proyecciones realizadas, en los meses de septiembre del 94 a octubre del 95 fueron obligados
a desplazarse 14.451 nogares con vínculos rurales, que corresponderían a 60.694 personas
(cálculo sobre un promedio de 4.2 personas por hogar-Sisdes-). De acuerdo con los datos de
la Conferencia Episcopal y Codhes, es posible afimar que entre 1985 y 1994 se registró el
desplazamiento de aproximadamente 58. 854 hogares con vínculos rurales.
- A pesar de que actualmente Colombia es considerado un país mayoritariamente urbano, las
dos terceras partes de los desplazados, tienen vínculos rurales. Sin embargo, de éstos, no
todos residían en las veredas. Sólo el 53.5% de los desplazados encuestados a nivel nacional
declaran tal procedencia. La procedencia nural o urbana, definida por veredas es un tanto
relativa, pues del total de HVR registrados, un 14.3%, aunque habitara en cascos urbanos de
municipios pequeños e intemmedios, mantenía una ocupación agropecuaria.
- Ocho de cada diez hogares con vínculos rurales accedían a la tierra, pero solo 6.5 en calidad
de propietarios. Sus parcelas, dada su área, correspondían a micro y minifundios y ahora se
encuentran, en la mayoria de los casos, abandonadas.
- Antes del desplazamiento trabajaban con escasos recursos y en condiciones dificiles, como la
mayoria de los pobladores rurales del país, pero se autoabastecían y gozaban de relativa
tranquilidad. Los pobladores rurales, en condiciones ya poco favorables desde antes del
desplazamiento, vienen sometidos, por este, a un abrupto empobrecimiento.
- La parcela y la vivienda, en la mayoría de los casos único patrimonio, ha pasado al
abandono forzozo en dos tercios de los hogares con vínculos rurales (71.6%). Su venta sólo
fue posible en un 12.8% de los casos, y su arrendamiento sólo en un 2.0%. Otras opciones
frente a la tierra han sido cederla a otros familiares, devolverla a los dueños, cuando no son
propietarios y cederla a amigos.
En síntesis, la población rural a la que nos estamos refiriendo, se caracterizaba antes de su
desplazamiento por ser, en su mayoría, propietarios pobres y asalariados agrícolas, quienes
aunque no poseían la tierra la trabajaban para otros, en distintas formas. Como bien prioritario
dentro de la población rural, la tierra era ya un recurso escaso en estos hogares.
Cuadro nº: 1
Area del terreno a la que los hvr
tenían acceso antes del
desplazamiento.
|
Hectáreas
|
%
|
Menos de 1 ha. |
22,30 |
Entre 1 y 10 ha. |
36,26 |
Entre 11 y 20 ha. |
13,28 |
Entre 21 y 50 ha. |
15,77 |
Entre 51 y 100 ha. |
8,33 |
Más de 100 ha. |
4,05 |
No responde |
1,58 |
Total |
100,00 |
El total corresponde al 82.2% de los HVR que tengan acceso a
la tierra antes del desplazamiento. Fuente:Cálculo sobre
SISDES I, CODHES. 1996.
|
- Según la edad, los hijos de los HVR encuestados se caracterizan así: un 15.9% corresponden
a población menor de 5 años, en un 21.7% entre los 5 y 9 años, en un 20.1% entre los 10 y 14
años. Se tiene entonces que los hogares con vínculos rurales albergan en su seno un 57.6% de
hijos menores, con gran dependencia para la satisfacción de sus necesidades básicas. Los
hijos entre los 15 y 19 años corresponden a un 13.6%.
- En cuanto al nivel educativo formal, del total de jefes de HVR desplazados, 21.1% reportan
no tener ninguno, en tanto que el 64.4% han cursado la primaria de manera completa o
incompleta; 13.2% recibieron educación secundaria total o parcial; solamente el 1.2% tienen
estudios técnicos o superiores.
- Para los demás miembros de los HVR, se registran los siguientes datos: un 38.4%, no tienen
ningún nivel educativo forrnal, en un 48.7% tienen primaria y en un 12.0% alcanzaron
estudios secundarios. La educación universitaria, técnica y no formal, solo la tiene el 1% de
los otros miembros de la familia, distintos al jefe de hogar
- El desplazamiento produce efectos muy serios en la vida de los hogares y en cada uno de los
miembros que la componen, atendiendo a sus especificidades de género y edad. La mujer
debe constituirse en cabeza de hogar de manera forzada e ingresa obligatoriamente a las
filas de la economía informal.
- Se registra un aumento sensible en la jefatura femenina del hogar que pasa al 26.6%,(frente
al 16.3% del estudio del Episcopado), esto es, algo más de la cuarta parte de los hogares con
vínculo rural.
- Los hijos interrumpen bruscamente sus estudios y solo una quinta parte puede continuar
asistiendo a la escuela primaria.
- Los hombres, si sobreviven a la persecusión, quedan privados de su trabajo habitual y de las
pocas seguridades con que contaban.
- Todos deben abandonar su parcela y vivienda, fruto de esfuerzos de muchos años y sitio
donde era posible, aunque de manera precaria, la reproducción de la economia campesina.
- Los hogares se ven obligados a padecer un rápido proceso de desorganización -reorganización familiar, que con frecuencia provoca el traslado abrupto de
responsabilidades y la pérdida de la satisfacción de sus mínimas necesidades. de ello son
víctimas, especialmente, los niños y niñas. Además, en la búsqueda de la sobrevivencia fisica,
las necesidades emocionales y los traumas psicosociales pasan a ser secundarios y muy poco
atendidos.
- Los jefes de HVR desplazados en el último año, reconocen que pertenencían en un 56.29% a
diferentes organizaciones, antes de su éxodo. La mayor frecuencia se sitúa en las
organizaciones comunitarias, 15.74%, seguida por las organizaciones políticas en un
11.11%.
2. Corrientes y dinámica del desplazamiento.
- El desplazamiento es una realidad nacional y no solo un problema que se presenta en algunas
zonas. Si bien la intensidad de desplazamiento en algunas zonas es proporcionalmente alta, en
las demás la cifra es muy significativa: sumados estos últimos, pueden alcanzar cerca de la
mitad de la población rural desplazada en el país.
- El proceso de intensificación y concentración de la expulsión se agudizó en el último año.
Antioquia y, particularmente Urabá, alcanzan a duplicar la intensidad encontrada antes del 94.
- Los dos departamentos de mayor salida, Antioquia y Santander, son a la vez, muy importantes
en el flujo de llegada. Ello refleja un desplazamiento intradepartamental significativo en estas
dos zonas.
- En comparación con el estudio del Episcopado, se registra una dinámica de los departamentos
expulsores de población rural, que aumenta para el Cesar, Cauca y Sucre, y que disminuye
ligeramente en intensidad para Cundinamarca, Valle Magdalena, Huila, Boyacá y Casanare.
- Para el último año, Atlántico, Córdova, Valle y Boyacá, registran una alta proporción de
llegada de hogares con vínculo rural, lo cual los convirte en zonas preferenciales de
"alberguen Cundinamarca, que más exactamente corresponde a Bogotá, es un caso
excepcional en intensidad de llegada, dado el carácter estratégico en cuanto a su dinámica
económica y la posibilidad que ofrece la dudad capital, para poder lograr el anonimato.
3. Responsables y formas de desplazamiento.
- El desplazamiento es menos el efecto secundario de un enfrentamiento entre gnupos armados,
que la Consecuencia directa de acciones de grupos armados contra la población civil. Por lo
tanto, se constituye una infracción del Derecho Internacional Humanitario. El desplazamiento
se da en medio de lo que se denomina la guerra sucia", en la que los contricantes poseedores
de las arrnas, antes que enfrentarse entre sí, se dedican a amenazar, asesinar, torturar y
perseguir a la población civil no combatiente. Identificar a estas fuerzas que hostigan y
presionan a los pobladores rurales no es fácil, además que es parte de su estrategia para crear
la Confusión; se establecen alianzas que son oscilantes y que, por lo tanto, hacen más
complejo el análisis.
- El desplazamiento de los hogares con vínculos rurales durante el último año, muestra de
manera individual a los paramilitares como la fuerza más hostigadora, con un 26.3%, seguido
por la guerrilla con un 21.5%, las fuerzas armadas del estado, el 8.3%. Los narcotraficantes,
milicias y autodefensas, como grupos individuales son poco señalados (por debajo del 1.3%).
- Comparando estas tendencias con las registradas para los hogares rurales desplazados entre
1985 y 1994, se encuentra un descenso de la guerrilla, señalada en un 27.7% y un aumento de
las fuerzas paramilitares, que según tases datos, mostraba solamente el 16.1%.
- Además, los encuestados señalan otros causantes: el temor y el miedo a la violencia y a sus
estragos en un 39.2%; actores no identificados, en un 29.7%; un 16.6% identifican a
particulares reconocidos, como terratenientes y delincuentes. Por úRimo, un 8 3% expresan
que su desplazamiento tiene que ver con la incertidumbre económica (falta de fuentes de
trabajo, pérdida de la cosecha, ausencia de servicios públicos)
- En menor proporción son señalados otros organismos del estado que producen temor en un
3.6%. Un 2.3% afiman que las amenazas provienen de la guardia venezolana.
- Los hechos que provocaron el desplazamiento corresponden, para el último año, en un 40% a
amenazas, las cuales conllevan un alto contenido de presión psicológica. Frente a los
resultados provenientes del estudio del Episcopado, que mostraban en un 29.8% la presión de
las amenazas, se registra un aumento sensible de este mecanismo, como motivo del éxodo
rural. Los asesinatos constituyen el 9.3% de las causas y, sumando a ellos los atentados,
desapariciones y torturas, se llega a un 16.1% de hechos graves violatorios de los derechos
humanos, con una marcada selectividad.
4. Ubicación y condiciones actuales.
- La llegada y ubicación en los nuevos sitios en gran parte de los casos se realiza sin contar con
ayuda alguna. Así lo manifiesta el 42.4% de los hogares rurales consultados, proporción que
se mantiene igual frente a lo indicado por los hogares rurales desplazados entre 1985 y 1994.
En cuanto a las fuentes de ayuda, la muestra indica que el 29.6% de los hogares que han
contado con algún apoyo lo han recibido de familiares y amigos. La Iglesia, las organizaciones
comunitarias, las ONG's, y las organizaciones estatales, son mencionadas por los encuestados
entre un 5% y un 6.5% cada una. El 31.2% de los hogares asegura haber recibido ayudas de
dos o más organizaciones y personas de las ya mencionadas. Con respecto a las ayudas
recibidas, los encuestados respondieron que en un 53.1% de los casos, fueron apoyados en dos
o más servicios en materia de alimentación, vivienda, salud, educación, asistencia legal o
apoyo moral.
- Para cubrir una sola de las anteriores necesidades, se registra que se ha recibido apoyo para
alimentación (13.3% de los casos), vivienda (12.0%), apoyo moral (8.4%) y otras ayudas
(7.1%). La salud, la educación y la asistencia legal han sido menos satisfechas, de pronto por
haber sido menos apremiantes.
- La situación de la vivienda, para los desplazados de los último 15 meses, es bastante difícil.
Unicamente la mitad de las familias que antes del éxodo vivían en casa, continúan haciéndolo,
mientras que el número de quienes viven un un cuarto alquilado, se quintuplicó. Ello muestra
al incremento en el hacinamiento. La tenencia de la vivienda también se modificó
sustancialmente: de 5 familias que antes del desplazamiento vivian en casa propia, ahora sólo
una habita en propiedad. El arrendamiento y la invasión se triplicaron.
Cuadro nº: 2
Tipo de la vivienda antes y después del
desplazamiento para hvr
|
Tipo de vivienda
|
Antes
%
|
Despues
%
|
Casa |
82,59 |
42,41 |
Cuarto |
11,48 |
50,56 |
Carpa |
2,41 |
2,96 |
Combinación de dos |
0,19 |
0.19 |
No responde |
3,33 |
3,70 |
Total |
100,00 |
100,00 |
Fuente: Cálculo sobre SISDES, CODHES, 1996.
|
Cuadro nº: 3
Tenencia de la vivienda antes y después
del desplazamiento para hvr.
|
Tenencia de la vivienda
|
Antes
%
|
Despues
%
|
Propia |
67,59 |
14,26 |
Arrendada |
13,89 |
43,52 |
Otra |
14,63 |
38,15 |
Combinación de dos o más |
0,19 |
0,37 |
No responde |
3,70 |
3,70 |
Total |
100,00 |
100,00 |
Fuente: Cálculo sobre SISDES- CODHES 1996
|
- En cuanto al acceso a los servicios de electricidad, acueducto y alcantarillado, se registran
aumentos en la cobertura que alcanzan el 30%. Desde algunos indicadores de la medición de
las necesidades básicas para deteminar la pobreza, podria leerse al desplazamiento como un
factor que propicia mejores condiciones de vida.
- Efectivamente, dadas las condiciones de abandono rural y las caracteristicas con que
usualmente se atienden estas necesidades, que implica la existencia de una alta densidad
poblacional, los desplazados ubicados en cascos urbanos gozan ahora de algunos servicios ya
existentes alli.
- Sin embargo, el acceso a tales servicios, no significa mayor cosa dentro del conjunto de
situaciones de los hogares desplazados: gran hacinamiento, pérdida de la propiedad sobre su
vivienda, abandono forzozo del trabajo que les generaba sus ingresos y su subsistencia,
drástica reducción en la escolaridad de los niños y bajo nivel de ingresos. Por el contrario, el
proceso de pauperización que produce el desplazamiento es creciente, inmediato, en muchos
casos irreversible, con efectos rápidos en los miembros del hogar más vulnerables, y con
tendencia a empeorar.
- Cuatro de cada 10 jefes de hogar no habían recibido ningún ingreso en el último mes, en el
momento de la encuesta; y 2 de cada 10, recibieron únicamente el equivalente a medio salario
mínimo (de 1995). Cerca de una cuarta parte de los hogares lograron entre medio y un salario
mínimo y, sólo un 12.23% de los jefes de HVR logró una suma superior al mínimo.
- Como se puede apreciar en el cuadro No.4, se disminuye de manera seria la posibilidad de
explotación agropecuaria, que reportaba, además de algún ingreso por la venta de excedentes
producidos, la posibilidad de la seguridad alimentaria familiar para cerca de la mitad de los
HVR Por cada 12 hogares que antes del desplazamiento dependían de esta actividad, luego del
éxodo solamente uno puede seguirlo haciendo.
- Los asalariados agricolas, pierden su espacio laboral en cerca de una tercera parte. Las
mujeres rurales, que antes se dedicaban al hogar dentro de la economía campesina, ahora,
muchas de ellas viudas y al frente de la familia, salen en la mitad de los casos a incorporarse
en la economia informal, de lo cual da cuenta el incremento en empleo doméstico. La
Variación de la ocupación de los jefes de hogar es muy impactante, en ocupaciones como las
ventas ambulantes que se multiplica por 87 y de los empleados (se refiere a oficios como
celaduría, labores de aseo u otros que no necesariamente implican estabilidad laboral) que se
quintuplica.
- Es preocupante, además, la desocupación reinante, que aun cuando ya estaba presente en
muchos jefes de hogar (no hay que olvidar las diversas crisis del sector agropecuario), ahora
se ha aumentado en siete veces.
- Otras ocupaciones como educador, comerciante, funcionario público y empleado, que ejercían
jefes de hogar con Vinculas rurales, y donde la explotación de la tierra Significaba una
actividad secundaria, se vieron también modificadas. Los comerciantes aumentaron cuatro
veces y los funcionarios se mantuvieron estables.
Cuadro nº: 4
Ocupación antes y después del
desplazamiento
|
Ocupación
|
Antes
%
|
Despues
%
|
Ninguna |
4,63 |
32,04 |
Asalariado agrícola |
25,74 |
10,00 |
Productor agropecuario |
47,04 |
3,89 |
Educador |
2,04 |
1,67 |
Comerciante |
2,22 |
9, 26
|
Funcionario público |
1,11 |
1,30 |
Empleado |
2,04 |
10,74 |
Vendedor ambulante |
0,19 |
16,48 |
Servicios profesionales |
0,19 |
0,00 |
Hogar |
14,07 |
7,22 |
Empleado doméstico |
0,74 |
6,67 |
Otros |
0,00 |
0,74 |
Total |
100,00 |
100,00 |
Fuente: Cálculo sobre SISDES-CODHES, 1996
|
5. Tendencias en las necesidades y expectativas.
- A diferencia de la población campesina desplazada entre 1985 y 1994, de la cual el 36%
deseaba retornar a su lugar de expulsión, de los hogares con vínculos rurales desplazados en el
último año, solamente el 18.3% desean hacerlo. Por el contrario, un 60.4% prefieren quedarse
en el sitio actual de residencia. Irse para otro lugar es la opción deseada de un 18.0% de los
casos. Un 3.3% no responde.
- La necesidad de acceder a tierra como fuente de generación de ingresos, es manifestada por 21
de cada 100 hogares desplazados encuestados y por 30 de cada 100 hogares con vínculos.
Pareciera que con el desplazamiento, la perspectiva de reincorporación a los vínculos rurales,
se reduce seriamente pues solo 1 de cada tres hogares que antes tenían acceso a la tierra,
considera que volver a ella ahora, pudiera ser una alternativa económica.
- Se calcula, entonces, que entre un 70 y 80% de la población desplazada del campo pierde de
manera total y definitiva el vínculo rural por razón del desplazamiento. Cualquier decisión
frente a su futuro, sin embargo, está mediada por la posibilidad real y oportuna que se les
brinde para satisfacer sus necesidades más apremiantes, entre las que se destaca el trabajo, que
les pemnitirá recobrar la autoestima y la autogestión.
- Opciones como la microempresa y el trabajo asalariado se plantean en el 30.5% y el 33.0%
respectivamente. Las expectativas de los deplazados no son iguales, por lo que las propuestas
y alternativas deben contar con su participación y deben ser diversas.
- Hay que recordar que las decisiones sobre el futuro, dentro del grupo familiar, entre otras
cosas, por el ciclo vital en que se encuentra la familia. Ello marca, por ejemplo, la
disponibilidad de mano de obra. Así mismo, tiene que ver con las nuevas circunstancias y
oportunidades que encuentren no solo los jefes del hogar, sino los otros miembros de familia.
Estas oportunidades pueden, sin embargo, ser sobrevaloradas en virtud del espejismo que
produce la ciudad. No hay que olvidar, además, que el traumatismo recibido en el lugar de
donde se desplazaron puede ser tan profundo, que se prefiera no regresar En fin, asumir 2el
reto de volver a empezar de menos cero en otro lugar, está sujeto a muchas situaciones y
dinámicas, que no se pueden valorar suficientemente en un estudio de esta naturaleza, y que
requieren una atención particular dentro de cada región, localidad y familia.
Presencia institucional.
- Más de la mitad de los hogares con vinculos rurales en situación de desplazamiento no han
accedido a ayuda alguna Sin embargo, su persistencia en la sobreviviencia y su empeño en la
vida les ha llevado a buscar por su propio esfuerzo y de manera cotidiana, posibilidades de
subsistencia. Los amigos, la familia y los paisanos parecen constituir las fuentes primarias e
inmediatas de apoyo y ayuda. Otros han sido beneficiados por la solidaridad local, por las
ONG's que poco a poco han ido asumiendo la atención del problema. Algunas entidades del
Estado empiezan también a intervenir.
- En las instituciones estatales se percibe amplia burocratización manifestada en respuestas
tardías, en el marco de un proceso de neocentralización caracterizado por una restricción en la
toma de decisiones a nivel local y una impotente espera de expediciones de decretos
autorizaciones y firmas de instancias superiores o centrales se evidencia también la falta
preparación de los funcionarios, sobre el fenómeno del desplazamiento, las circunstancias y
traumatismos de la poblacion afectada y los canales y procedimientos para la búsqueda de
posibles altemativas.
- El trabajo de campo permitió observar, igualmente, cierta estigmatización del desplazamiento
por parte de funcionarios públicos locales, regionales y nacionales y, en algunos casos, de la
población a donde llegan. En esto influye el temor a que se reproduzcan en las nuevas zonas
las dinámicas de violencia.
- En ciertas áreas se han dado algunos intentos de coordinación de las instituciones preocupadas
por el fenómeno del desplazamiento forzado. En algunos casos se ha involucrando al Estado,
pero este no ha sido el líder Convoyante. Es necesario reconocer que las ONGs han mostrado
mayor eficiencia y capacidad de respuesta y de atención a los desplazados que las
instituciones gubennamentales.
- Algunos lineamientos nadonales, como el documento CONPES sobre población desplazada
por violencia y el Acuerdo del Incora para establecer un reglamento especial de dotación de
tierras para los desplazados forzozoso por la violencia, constituyen, ciertamente, avances en
materia de reconocimiento, voluntad política para ofrecer atención particular y asignación de
presupuestos y funciones. Así mismo, la detemminación de una instancia específica en el
Ministerio del Interior para responder por la atención estatal puede constituirse en oportunidad
para articular distintos esfuerzos y garantizar la efectiva puesta en marcha de programas. Sin
embargo, el tiempo transcurrido ha ido mostrando que a pesar de la voluntad de algunos
funcionarios, el peso de la parsimonia burocrática, ha impedido una atención real y oportuna a
los desplazados.
Algunas recomendaciones.
Con base en el estudio realizado y desde diferentes ámbitos y alcances, se formulan algunas
ideas, que no pretenden construirse en fórmulas generales o programas diseñados, sino aportar a
reflexiones que puedan llevar a acciones oportunas y pertinentes.
En primer lugar, la pronta ejecución de lo estipulado en el Programa Nacional de Atención
Integral a la Población Desplazada por la Violencia", Documento CONPES 2804 del 13 de
Septiembre de 1995. Al respecto se anota que:
Se requieren acciones que no pueden predeterminarse a nivel nacional y que exigen una acción
concertada entre los niveles local-regional y nacional.
Es imprescindible el fortalecimiento y animación de las iniciativas y las actividades regionales y
locales, de manera que puedan funcionar con autonomía, atendiendo a las particularidades de
cada contexto, a sus dinámicas sociales, económicas, politicas e institucionales, a sus
posibilidades y a sus limitaciones.
El carácter de integralidad no se logra, únicamente, con la participación interinstitucional en las
iniciativas; es necesario que el desplazado encuentre y pueda sugerir programas que en si mismos
abarquen y relacionen los diferentes ámbitos de necesidades y expectativas.
De lo contrario, se verá en la obligación de añadir a sus problemas, el agotante recorrido por cada
una de las intituciones gubemamentales. La sola distribución de funciones y programas a cada
instancia no constituye garantía de coordinación e integralidad. Este es un vacío al que debe
dársele suficiente atención.
Por otra parte, es necesario cuidar que la atención estatal al desplazamiento no se convierta en
una acción de "instancias bombero", sino que dada la articulación de este fenómeno con los
procesos de desarrollo económico, político y social del pais, se involucre suficientemente a las
entidades de definición de las macropoliticas nacionales, de manera que se trabaje no solamente
sobre las consecuencias, sino sobre los factores generadores de la situación.
Es urgente impulsar de manera decidida a la construcción de soluciones que, más allá de
programas, actividades y determinación de presupuestos, exige la generación y dinamización de
procesos locales y regiorlales, usualmente lentos e inciertos, pero potencialmente ricos en
restituir esperanzas, en reconstruir sociedades y en dignificar la vida humana.
1. Procesos a nivel preventivo.
El escenario ideal de la prevención del desplazamiento es la paz. En consecuencia, la primera
acción es la búsqueda de mecanismos de diálogo y negodadón que deben tener como referente a
la población desplazada. Mientras el problema no se resuelva en sus factores generadores
(persistencia del conflicto anmado interno y de diversas manifestaciones de violencia, la
impunidad, la marginalidad y la pobreza) la exigencia de acciones de asistencia urgente y de una
fase remediad superará permanentemente las capacidades institucionales públicas y privadas. A
sabiendas de la complejidad de este fenómeno, y de las dificultades que entrañan acciones a este
nivel, que requieren sintonía y convergencia de voluntades, sólo nos referiremos a algunos
factores de mayor impacto en la vida rural:
- Se requiere una clara acción del Estado y para la desarticulación del paramilitarismo en el
país.
- Es necesario insistir en la búsqueda de acuerdos de paz, o por lo menos, de garantías y de
controles para el cumplimiento del Protocolo 11 de Ginebra, sobre Derecho Internacional
Humanitario, entre los actores armados enfrentados.
- Es indispensable y urgente un profundo y claro cambio de los órganos de justicia y control que
no puede ser entendido solamente como la expedición de nuevas leyes, sino que implica
cambios en las actitudes, las organizaciones y las acciones de manera que desde ellos se
garantice la democracia y se cumplan con eficiencia las obligaciones constitucionales.
- En cuanto a las políticas agropecuarias, se requiere un trabajo decidido de los ministerios de
Hacienda y Agricultura y del Departamento de Planeación para la adopción de medidas
macro-económicas de apoyo a la economía campesina y al fortalecimiento de procesos de
desarrollo rural que superen cualitativamente las experiencias anteriores.
2. Con respecto a la intervención institucional.
Esta intervención supone tanto una atención específica a la población desplazada, como un
incremento sustancial del apoyo estatal para la población más empobrecida en los sitios de
llegada. Si bien se requiere una atención diferenciada de las familias y grupos desplazados, es
necesario evitar acciones que llevan a relegar a población que, sin ser desplazada en su región,
sufre condiciones de pobreza, similar o peor. Se requiere una intervención en la cual a la vez que
se reconocen las particularidades de los desplazados, sus traumas e incertidumbres, los incluyan
y articulen con otros pobladores, en procesos de tipo social, económico y cultural, en los que la
condición de desplazado no se afirme como estigma. Eso implica que las soluciones frente al
desplazamiento deben estar contempladas dentro de los planes de desarrollo regional y local.
- Es fundamental que la atención a los deplazados rurales sea integral, rápida y eficiente. La
urgencia de las situaciones no permite ser sometida a los procesos burocráticos
acostumbrados. Así mismo, exige la participación de equipos interdisciplinares e
interinstitucionales para dar respuesta a los problemas de cada región, desde alli mismo. En
este sentido, reforzar la acción de instituciones y grupos que guardan credibilidad entre los
afectados, en y desde las regiones y localidades, tales como Iglesias, Cruz Roja,
Organizaciones de Base, etc., puede ser una estrategia dave de la intervención estatal.
- Hay que reconocer que en el país no hay suficiente experiencia en el manejo y atención de la
problemática del desplazamiento y que, por lo tanto, se requiere entrar a poner en juego toda
la creatividad para construir opciones desde nuestras realidades. En este sentido, la
disponibilidad de apoyo estatal para iniciar experiencias de distinto orden, debe mantenerse
como estímulo, dentro de una dinámica de flexibilidad institucional.
- Se requiere promover acciones y procesos de educación, información y sensibilización a
funcionarios públicos sobre la problemática del desplazamientos y capacitación específica a
quienes atienden directamente la situación y las personas en las regiones y localidades. Se
trataría de diseñar distintos niveles de acercamiento al problema, de acuerdo con las diferentes
niveles de acercamiento con la población. Desde la meramente infommativa, hasta reforzar la
capacidad y la comprensión del problema por parte de los funcionarios locales, mediante la
realización de cursos, seminarios, encuentros, publicaciones y otras iniciativas pedagógicas y
de animación.
- Sería conveniente iniciar algunos procesos piloto de acompañamiento a municipios que tienen
una alta anuencia de población desplazada, o que están sufriendo procesos de expulsión
intensos, para posibilitar desde allí, la generación de espacios donde se construyan estrategias
locales de atención integral, de manera rápida interdisciplinaria e interinstitucional.
- Es importante fortalecer los espacios de coordinación interinstucional, a nivel local, regional y
nacional, atendiendo a diferentes requerimientos de la población afectada y según sea lugar de
salida ylo llegada, evitando repetir errores de-burocratización y buscando la opoNuniídad y
agilidad requeridas.
3. Algunas ideas sobre programas específicos con poblacion rural
desplazada.
Una nueva agenda para la paz podria incluir elementos concretos que detenninen espacios
socioseográficos de convivencia civil (Zonas de protección humanitaria), en los cuales no haya
presencia de actor ammado alguno, y se den garantías económicas, políticas, sociales y culturales
a las poblaciones que allí residan. Estos lugares contarían con la animación y acompañamiento de
organismos no gubernamentales nacionales e intemaáonales.
Allí podrian generarse centros de promoción y desarrollo rural en los que las familias campesinas
puedan recibir atención, capacitación y realicen actividades productivas (remuneradas), mientras
se logra la paz en las zonas de donde provienen o mientras consiguen lugares donde puedan
instalarse de forma permanente. Ello permitiría dar continuidad a los vínculos con la actividad
agropecuaria e, inclusive, cualificarse en dichas labores, como alternativa de atención temporal.
Las iniciativas de tipo productivo, de diferente orden, agropecuario, artesanal, etc, podrían buscar
mercado a nivel nacional y, particulammente a nivel intemacional, mediante convenios con
gobiernos extranjeros que apoyaran la producción y Comercialización de productos de esas
zonas.
Estos lugares podrian ser manejados por instituciones no gubernamentales de evidente
reconocimiento y capacidad y con clara independencia partidista o centralista, tales como las
Iglesias, universidades, Cruz Roja. Gozarían, además, de la protección y veeduria intemacional.
De acuerdo con la proyección que arroja este estudio, a partir del SISDES I, se requeririan 4.643
Unidades Agricolas Familiares para los desplazados de los últimos quince meses, que consideran
posible y deseable reubicarse en actividades agropecuarias. Esta realidad exige la puesta en
marcha inmediata del acuerdo del INCORA para reubicar a población que, definitivamente no
puede ni quiere retornar a su lugar de residencia anterior.
Ello implica, una atención urgente, con procedimientos rápidos e induyendo de manera
indispensable, el carácter integral, que supere la entrega de tierras, e incluya crédito subsidiado,
asistencia técnica y posibilidades reales de comercialización de sus productos. Pero más allá de
las garantias posibles para el impulso y fortalecimiento de la actividad económica, exige las
garantías sociales y politicas para que la tierra llegue a ser una solución y no signifique, como en
muchos casos, el traslado de los conflictos y de las zonas de persecusión.
Por otra parte, teniendo en cuenta que, en muchos casos, el problema es no sólo de tierras sino de
territorio, las soluciones no pueden encararse en términos únicamente del número de parcelas por
repartir y de conseguir el dinero para adquirir esas tierras. El problema es más complejo, e
implica considerar el papel del Estado en la regulación de los conflictos. Este papel se deberla
cumplir al margen de alianzas con las dases poderosas, como ha sido tradicional.
La resolución del problema de tierras para comunidades indígenas, particularmente de Córdova
y Tolima, deberá asi missno ser otra prioridad que debe ser resuena de manera inmediata.
Aunque este grupo no surgio de manera relevante, en el estudio cuantitativo, dada su proporción
en el país, es indudable que su situación es precaria y que están siendo victimas del proceso de
desplazamiento.
La atención de desplazados de procedencia rural que desean permanecer en su actual ubicación
urbana, requiere de otro tipo de estrategia, que implica procesos de generación de empleo, previa
capacitación en labores más vinculadas con el sector industrial o de servicios que con el sector
agropecuario.
4. Atención general en lugares de ubicación.
- Se requiere una presencia más decidida del Estado para un Desarrollo Social, Integral y
Humano en las zonas afectadas, tanto por la salida como por la llegada de desplazados. Esta
presencia debe propiciar un mejoramiento de las codiciones de vida de las poblaciones en
cuanto a construcción y mejoramiento de vivienda, mejoramiento de la cantidad y calidad de
la educación, garantia de acceso a servicios de salud, generación de fuentes de empleo,
distribución y legalización de tierras, recuperación y dinamización de espacios de desarrollo
cultural, construcción y mejoramiento de vias, prevención de la inseguridad social y de la
criminalidad.
- Es urgente la ampliación y el refuerzo de procesos y programas de educacion para el
pluralismo y el respeto a los Derechos Humanos en todos los ámbitos y con los diferentes
grunos de población infantil, juvenil, adulta, mujeres, hombres, militares, obreros, etc. Para el
efecto, existe ya una estructura institucional de diferente orden tanto entre organizaciones
gubernamentales como en ONGs, iglesias, movimientos sociales, etc., que deberá fortalecerse
y estimularse en cambio de aumentar la burocracia estatal.
5. La cuantificación y necesidades de conocimiento del
desplazamiento.
En cuanto al conocimiento del problema del desplazamiento y las particularidades del fenómeno
que dificuKa su dimensionamiento cuantitativo:
- La intervención, previa la focalización de la población, implica no solamente el llamado para
una "inscripción voluntaria", sino que exige un proceso simultáneo de prestación de algún tipo
de servicio que permita ampliar y estrechar el vínculo entre instituciones y la población
desplazada.
- Se debe evitar la trampa de los estudios y mediciones reiteradas que producen temor y
cansancio dado que la gente se siente perseguida, y aumentan la incredulidad con respecto al
Estado, al cual se asigna, por acción u omisión, una gran responsabilidad en la violencia que
propició su desplazamiento.
- Según cálculos hechos con datos recientes de Urabá y de la zona del Magdalena Medio, se
pudo inferir que por cada persona asesinada o desaparecida en zonas rurales, se desplazan
entre 3 y 7 familias, esto es entre 15 y 35 personas. Este cálculo, aún incipiente, varia según el
tipo de vínculos en el vecindario y según la densidad de población existente. Esta puede ser
una vía exploratoria, que ante la dificultad de contabilizar el fenómeno, pemmita establecer
una relación entre asesinato-masacre-desaparición-densidad poblacional y familias
desplazadas, con miras a la determinación de una tasa de desplazados rurales.
- Se debe ampliar el estudio del desplazamiento, a partir de los lugares de salida. Ello trae
muchas dificultades por el temor de la población a hablar del tema, pero es necesario para la
elaboración de cálculos socio-económicos de tipo microregional sobre impactos del
desplazamiento de población rural. Ello es más urgente, ahora que con los procesos de
descentralización los estudios locales, tales como los diagnósticos agropecuarios municipales,
cobran mayor importancia.
- Durante este trabajo, se presentaron varias inquietudes sobre el estudio del desplazamiento
rural que no pudieron explorarse, pero que tienen gran importancia. De ellas resaltamos:
- La necesidad de una sistematización juiciosa de la intervención institucional de todo orden en
la atención inmediata y en el apoyo de proyectos de mediano y largo plazo.
- La identificación y evaluación, ojalá de manera participativa, de diferentes procesos
organizativos de retorno, reubicación o inserción en los lugares de llegada, por parte de los
desplazados, que puedan constituirse en experiencias para nuevas acciones.
Municipios que expulsan más hogares
con vínculos rurales.
|
Departamento
|
Municipios
|
Antioquia
|
Necoclí, Turbo, Carepa, Apartadó,
Medellín |
Sucre
|
Los Palmitos, Morroa |
Cesar
|
Aguachica |
Boyacá |
Pajarito |
Santander |
Sabana de Torres, Simacota, San
Vicente de Chucuri |
|
Santa Elena del Opón. |
Córdova |
Valencia |
Meta |
El Castillo |
Casanare |
El Yopal |
Cauca |
Buenos Aires |
Cundinamarca |
La Palma |
Tolima |
Ortega |
Observaciones:En total 189 municipios correspondientes a 27
departamentos y un Estado de Venezuela
|
Calidad de la tenencia
de la tierra antes del
desplazamiento.
|
Propietario |
65 % |
Aparcero |
8 % |
Colono |
6 % |
Otras |
11 % |
No responde |
3 % |
Fuente: CODHES-SISDES
|
¿Qué pasó con la tierra?
|
Abandonó |
72 % |
Vendió |
13 % |
No responde |
6 % |
Otro |
7 % |
Arrendó |
2 % |
Fuente: Codhes-SISDES
|
Digitalizado y editado electrónicamente en Madrid a 13 de agosto de 1997 por el Equipo Nizkor
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