Muertos en Falsos Enfrentamientos
Hermanos Vergara Toledo: Origen

. . .Mis padres eran campesinos. No hablaban nunca entre ellos, era gente muy cerrada. Siempre vivimos solos, aunque pobremente. Tengo recuerdos puros y sanos de mi niñez. A los diez años mi familia se vino a la ciudad, vivíamos en la población Madeco, pues mi padre era obrero de esa fábrica; tengo malos recuerdos de esa época, debíamos vivir con allegados y el dinero no nos alcanzaba. Mi madre era una campesina hosca y tímida, sólo trabajaba, nunca nos hizo cariño. Su madre murió cuando ella nació y su infancia fue muy solitaria. No tuvo nunca felicidad. Antes de casarse trabajaba de empleada doméstica. Mi padre en cambio era muy cariñoso, yo lo quería mucho, jugaba con nosotros tres. Pero, en la ciudad pronto empezó a beber, abandonó la casa y mi madre sufrió mucho cuando la dejó, era lo único que tenía. Nunca más lo vimos. Sufrí mucho. . .

Yo estudié siete años en el Comercial Nº 3 de Santiago. Una profesora me llevó a vivir con ella ya que yo no tenía medios para estudiar; me recuerdo triste porque era pobre, era adolescente y sólo tenía el uniforme, no podía ir a las fiestas. Al terminar mis estudios, el Comercial me dejó trabajando en Cobre Cerrillos; yo mantenía la casa. En medio de todo esto conocí a Manuel. Otro mundo, otra vida, algo lindo. El era muy pobre vivió su infancia en un conventillo, su padre era inválido y en su silla de ruedas trabajaba como carpintero.. .

. . .Soy de una familia muy proletaria, eramos muy sencillos y unidos, muy libres, yo era un cabro palomilla. Somos ocho hermanos, mi madre quedó viuda y debió trabajar como lavandera. Para ayudarla juntábamos huesos y botellas que luego vendíamos. En ese entonces vivíamos en la población El Pinar. Empecé a trabajar a los catorce años en la Farmacia Imperio, luego fui obrero en el Laboratorio Norgine, donde casi fui elegido dirigente sindical, pero por esto me echaron. Me fui a Envases Modernos y ahí conocí a Luisa. A mí la Iglesia me ayudó a superarme. Terminé la enseñanza media mientras trabajaba. Por los años 50 conocí la Juventud Obrera Católica (JOC) que en ese tiempo era muy masiva, sus objetivos eran reivindicar el rol del obrero y llevarlo a un nivel superior y conquistar jóvenes para la Iglesia. El sentido de pertenencia a la Clase obrera era muy marcado; empecé a sentirme obrero y orgulloso de serlo. Fui permanente de la JOC durante cuatro años, ocupé el cargo de delegado en el Norte Grande, allí conocía los jóvenes mineros del salitre y del cobre. Por los años 60 fui presidente de la JOC, cargo que dejé para casarme. Pude haber sido dirigente internacional, pero no lo acepté, pues siempre he pensado que había que estar en la base y no en las dirigencias.

Con Luisa nos conocimos en un trabajo de tipo social, ella era secretaria, poco religiosa y sus relaciones no eran con los obreros, yo la obligaba a salir a juntarse con la familia popular católica. Ella andaba buscando algo antes de conocerme, no estaba contenta con su trabajo de secretaria. Le decían que no se casara con un obrero, que eran todos borrachos. . .

luisa, abajo entre sus compañeras

. . .Cuando conocí a Manuel yo tenía 21 años, ganaba buen sueldo y era super pituca, estaba aburrida de vivir con limitaciones. No era muy católica, en la población Madeco conocí a Don Enrique Alvear, creo que ahí algo me tocó, él era un hombre maravilloso y algo que dijo quedó en mí. Cuando conocí a Manuel yo descubrí un mundo distinto, de trabajadores, de sindicatos ¡y todo eso lo descubrí a los 21 años cuando trataba de salir de mi mundo para ascender socialmente! Nunca antes me interesé en nada, desperté con Manuel y de ahí comencé a correr. Descubrí el mundo en que yo viví siempre, el de mi padre, el de mi madre, el de su sufrimiento, el de la pobreza. Manuel era muy alejado de las cosas materiales, pudimos ascender de clase social, pero no lo hicimos.

Teníamos 24 y 26 años cuando nos casamos y nos fuimos a vivir a una Cooperativa de viviendas, donde casi todos eran de la JOC. Allí nos relacionamos con otras familias cristianas de trabajadores que buscaban caminos de transformación de la sociedad en esa perspectiva.

Cuando empezamos a vivir como pareja hace 23 años nos dimos el sacramento .del matrimonio, teníamos la inquietud de formar una familia cristiana, querernos, ser buenas personas con los vecinos, tener amigos, ser honrados, tener hijos y criarlos dándoles lo que nosotros no habíamos tenido: una casa bonita, una cama para cada uno, vestido, alimentos, estudios; educarlos como seres generosos, sencillos, sin traumas, libres. Estos eran nuestros planes.

Cuando nació mi hijo mayor. Pablo, yo trabajaba en la Promoción Popular, estaba a cargo de una comuna y bajo la "Teoría de la marginalidad" se organizaban muchas Juntas de vecinos. Centros de madres. Centros juveniles. . . Durante el gobierno del Presidente Allende continué haciendo este trabajo, el cual cambió de carácter; se trataba ahora de profundizar la formación integral y de dar mayor participación a los individuos de la comunidad. En 1972 siento la necesidad de formarme mejor para entregar más a mi pueblo, lo que coincide con la posibilidad que da el Gobierno Popular a los trabajadores de ingresar a la Universidad (conservándoles el trabajo y su salario). Me recibí de Asistente social en 1976 y volví a mi antiguo trabajo. Allí, debido al cambio de gobierno, ya no teníamos nada más que hacer.


Editado electrónicamente por el Equipo Nizkor- Derechos Human Rights el 18mar02
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