Luis Durán
Morir es la noticia

Luis Durán:
El sonriente iluminado de la calle Los Aromos


por Patricia Bravo(*)
Nombre
Luis Eduardo Durán Rivas
Lugar y fecha de nacimiento
Chillán, 16 de febrero de 1945
Especialidad
Periodista de la U. de Chile
Lugar y fecha de muerte
Detenido desaparecido, arrestado en Santiago el 14 de septiembre de 1974.
Actividades
Dirigente del centro de alumnos de la escuela de periodismo y dirigente medio de la Operación Saltamontes, programa de educación popular de la Oficina de Desarrollo Social del gobierno de Salvador Allende. Editor de la revista "Chilenuevo", del ministerio de Economía para los trabajadores del área social. Después del golpe trabajó en una de las primeras agencias clandestinas de noticias al exterior.
Situación judicial (1996)
Causa radicada en el Primer Juzgado del Crimen de Santiago, Rol 106479. La Corte de Apelaciones sobreseyó temporalmente el 27/10/1975.


"... Trabajosamente,
hasta quedar sin aliento,
intentamos correr y volar
..."

Fue el mayor de cuatro hermanos de una familia sureña de clase media. "...Cuando era niño, estudiaba mucho y él, el Angora, se enrollaba en mi cuello, era invierno, siete de la mañana, así nos calentábamos; en casa todos dormían aún..."

Desde niño escribió poesía, reflexiones e imágenes en que mezclaba realidad y fantasía. Como siguió haciéndolo hasta su muerte y sus buenos amigos supieron resguardar sus escritos, aún tenemos su palabra:

Luis Durán

"¿Qué época era ésa? Sí, hace 11 anos, yo adolescente, vivía en un mundo rosado de sueños perfectos. ¿Cuáles eran entonces mis preocupaciones? Saber las canciones de moda, conseguir plata para comprar una foto o estampillas --soñaba con esa dulce muchacha que tardaría aún más de un año en conocer--, las riñas de mis padres, las tareas del colegio, el fútbol... Y hoy, siento sobre mí graves responsabilidades. Me siento como si tuviera que llevar un saco de trigo en los hombros durante varias cuadras, tarea casi imposible, pero debo hacerlo. Quiero estar a la altura del momento histórico, queremos estar, prevenir el futuro, entenderla vida, comprenderla complejidad del mundo, transformándolo todo... Nos sentimos jó venes alegres y, a la vez, hombres con una gran responsabilidad histórica" (9/9/70).

Tenía entonces 25 años, vividos con intensidad. En 1965 ingresó a medicina en la Universidad de Concepción, más para complacer los deseos de su madre, quien asumió la jefatura del hogar al separarse del cónyuge. El padre, profesor, estaba siempre lejos.

Lucho fue un alumno aventajado que vivía en la residencia universitaria, militaba en las Juventudes Comunistas y compartía buena parte de sus días con su grupo entrañable de amigos: Guillermo Monteemos, Tañía Martínez, Sergio Lagos y José Jara. Los dos últimos desaparecieron con él, en las mismas desconocidas circunstancias. Le apodaban Mechón por su aspecto eternamente juvenil, su figura fina, su rostro delgado y sonriente, con cierto aire entre tímido y reconcentrado. Su profesor Camilo Taufic, 27 años después, lo evoca como "muy buen alumno y muy modesto, muy cálido... Lleno de sueños e ideales, tenía algo de iluminado. Lo recuerdo vistiendo su abrigo sobre el suéter, sin chaqueta debajo".

Buenas antenas

El año 1967 fue de decisiones y rupturas. "Tratar de ser auténtico, cuando se ha vivido moldeado por los demás: por la familia, los amigos, la presión social, es muy difícil. Lograr esta autenticidad cuesta sacrificios y a veces, las más de las veces, dolor a los seres queridos". Pese a la oposición materna, optó por elegir su camino.

Se trasladó a Santiago --destino que antes o después escogieron sus amigos--y en 1969 entró a la Universidad de Chile a estudiar le que realmente quería: periodismo. Allí le conocimos muchos. No era de discursos, ni disertaciones, lo que no le impedía intervenir en clases con lucidez e inteligencia. Se expresaba, además, en forma didáctica, algo poco común en esos tiempos. Y tenía buenas antenas para captar dónde le apretaba el zapato a su interlocutor. Entonces, iba al grano y bastaban unas cuantas palabras para ayudar a abrir alguna ventana que dejara entrar la luz. "Los ojos limpios recogen los mensajes mudos y los traducen con facilidad. Los idiomas son como las antiguas prendas de vestir; bajo ellas somos todos iguales. Ya la vez, diferentes. Somos diferentes partes del todo armónico que se mueve hacía círculos mejores..." (13/ 12/1970).

Se ganó la confianza de todos. Amplió su círculo de amigos, de actividades y se familiarizó con Santiago, aunque nunca le gustó del todo: "La ciudad me molesta en los ojos, queme arden. El cielo es siempre gris. La ciudad me molesta en las narices. Quiero ver el cíelo azul, los árboles limpios y frescos, el agua pura..."

Antiestalinismo

El periodista Gustavo González lo conoció en 1969, cuando cursaba su último año de Periodismo en la calle Los Aromos: "Nuestra amistad se gestó en torno a la Escuela y a compañeros de una misma causa política... Nuestra militancia comunista era apasionada. Tanto, que a fines de 1969, con Lucho, Guillermo Monteemos, el "sargento" Lagos y"Jaríta" ya estábamos ya marginados o expulsados. Nos opusimos a la invasión de Checoslovaquia por el Pacto de Varsovia. Discrepábamos con las descalificaciones del discurso comunista del ejemplo de la revolución cubana, o de las posiciones del MIR o del trotskismo. Eramos honestamente antiestalinistas".

En una carta a la base de la JJCC de Periodismo "para poner fin a todo tipo de confusiones y malentendidos ", Luis rechaza el sectarismo y el dogmatismo, a la vez que rescata "el carácter libre e igualitario que Marx concibió para la nueva sociedad".

Ponerse a tono

La transformación del medio y del "uno mismo " es uno de sus temas recurrentes: "Sí uno se da cuenta que hay que transformar el mundo, bueno, es pecado no buscar las formas de cumplir esa labor. Uno debe ponerse a tono con las exigencias de nuestra época y ponerse a tono significa desentonar con lo que es aceptado..."

Gustavo fue testigo de cómo "se entregó por entero a esa causa desde todas las trincheras y posiciones en que le correspondió combatir". Unos lo vimos en los inicios del Frente de Estudiantes Revolucionarios (FER) de Periodismo y aportando al nuevo esquema, en la época de la reforma universitaria, como dirigente estudiantil. Otros, cuando resolvió ejercer su compromiso militante "desde adentro ", tras el triunfo del gobierno popular. Así, desde las filas del MAPU trabajó en la "Operación Saltamontes", donde mostró capacidad para enfrentar situaciones disímiles y tomar decisiones sobre la marcha.

A fines de 1971 integra el consejo de redacción de la revista semanal Chilenuevo, que dirigía Osear Guillermo Carretón, subsecretario de Economía, ministerio que encabezaba Pedro Vuskovic.

"Hacíamos reportajes a las experiencias en gestión administrativa y laboral de las empresas del área social. Para todos, era un mundo nuevo, extraño ", relató el economista Alfonso Néspolo, sub director de la publicación. "En cada empresa y lugar del país nos encontrábamos con distintas situaciones y con una diversidad política muy grande. Era un trabajo para gente abierta, no sectaria, y Lucho era muy imagina- tivo. Fue un cronista de la construcción de un nuevo orden económico".

El grupo, integrado entre otros por Guillermo Monteemos, Sergio Lagos, Ricardo Neno y Gustavo González, se consolidó muy rápido. "Era un núcleo de gran transparencia, irreverente y con mucho sentido del humor--dice Alfonso--. A veces salíamos a comer Juntos, tomábamos, nos quedábamos a dormir en una de las casas y al otro día, a trabajar".

Negros presagios

Siempre hubo tiempo y espacio para el amor, para la nostalgia del que quedó atrás o para la alegría que se comparte en plenitud. "Oye, Che, cuando dormías en tu hamaca allí en la selva, ¿pensabas sólo en la guerra, en tu guerra mundial? ¿Pensabas en tu mujer, sonabas con estar un día con ella y amarla, reposar tus cabellos legendarios en un pecho suave y tibio? ¿Recordabas las charlas tontas en un café porteño, riendo con los otros estudiantes? ¿Recordabas la práctica de Anatomía y aquella compañera que por un día te gustó? ¿Qué será de ella? El fusil al alcance de la mano, cargado, pero tú tan lejos".

Y junto a todo lo naciente y por nacer, las amenazas, "una nueva moral... es lo que necesitamos. Vemos en la juventud formas originales de pensar y actuar que surgen dolorosamente en medio de las angustias y la frustración. Vemos el amor entre el hombre y la mujer de un modo cada vez más diferente. Se humaniza el sexo, volvemos la mirada a la belleza de nuestros cuerpos, desterramos la vergüenza sin perder un inocente pudor. Vemos en mucha gente nuevos modos de vida honesta y sencilla. Queremos trabajar, construir, crear. Pero los contrarios no cesan en su lucha. Y las fuerzas negativas son hoy más poderosas que nuestros anhelos y nuestro entusiasmo. La decadencia sume a nuestra civilización en un pozo infernal. Si no logramos detener las fuerzas del mal a tiempo, pereceremos todos. En cada acto de la vida sencilla debe surgir el nuevo sentido de la vida".

Otro día, el 27 de octubre de 1970, vislumbra escenas que equivalen a una premonición (el 22 de ese mes fue asesinado el general Rene Schneider, comandante en jefe del Ejército): "Es una ciudad descompuesta, hay gases, lava ardiendo por la calle, entrando por las puertas y saliendo por las ventanas. Y yo sigo huyendo de mí mismo, de la bomba, pero enceguecido tropiezo una vez y otra vez con la misma espantosa crueldad de ese estallido". A continuación escribe su "Poema 13": "Canta que te están matando,/ canta que ya te mueres,/ canción de agonía, canción triste./ Canta que te escuchan todavía;/ grita, llora y gime después/ bajo dos metros de tierra, pero/ ahora canta, canta que ya te rompen,/ que ya te sacan las uñas, los ojos, la lengua,/que ya te queman la piel, las manos y los pies,/ canta que te matan el sexo/ canta que ya te devoran las entrañas/ canta que ya te vienen a enterrar./Sopla, suda y resopla,/ tu garganta aún tiene aire;/ canta, canta, muere cantando,/hasta que te sequen la boca/ con un terrón de tierra agusanado..."

Era "peligroso"

"Después del golpe, quienes no habían terminado el último año debieron repostular a la Universidad. Lucho no apareció entre los favorecidos--dice Mónica Silva, periodista de su generación--. No sabemos sí repostuló y fue rechazado, o si su situación política hacía riesgoso que se apareciera en un campo universitario vigilado por el Ejército y ni siquiera pudo intentarlo ".

Hay varias cosas que no están muy claras. Para algunos, Luis dejó de militar en el MAPU antes del 11 de septiembre, aunque siguió hasta ese momento en Chilenuevo. Unos dicen que ingresó al MIR después del golpe; y otros, que seguía en las filas del MAPU. Lo que sí se sabe es que trabajó en una agencia informativa clandestina con algunos de sus compañeros del MAPU y con Sergio Lagos y José Jara, vinculados entonces al MIR. También se sabe que concebía la lucha de resistencia, al igual que la actividad política en el período anterior, como un acto unitario.

Gustavo González: "Buscó al partido como un instrumento, no como la capilla para escalar posiciones individuales. Y es que en Lucho confluían condiciones verdaderamente escasas: sencillez .modestia, dignidad, méritos intelectuales, compromiso político y solidez teórica

"Fue un revolucionario en el buen sentido de la palabra, y como tal, un amante apasionado de la vida. Su personalidad no se agotaba en la política. Era de la generación del Che, pero también de la generación de Woodstock y de Los Beatles. Era un gran poeta, con una capacidad creativa que recién conocemos, gracias a los escritos que se logró rescatar. Lo recuerdo cargando su colección de discos de Carolo King, Janis Joplin, Simón y Garfunkel y Santana, sus volúmenes de Julio Cortázar, Alejo Carpentier o Gabriel García Márquez, junto a los textos de Marcuse, Sartre o José Carlos Mariátegui.

"Lo recuerdo en interminables amanecidas en El Bosco o compartiendo una botella de vino en el Black and White, mientras hablábamos de lo humano y lo divino, de filoso fía y de mujeres, de la última película de Bergman o de la lucha de clases. Lo recuerdo, en fin, con su fino sentido del humor. Con su sonrisa característica que, por sobre todo, expresaba su alegría de vivir. Por eso, Lucho Duran era peligroso".

"Algún día..."

Según el "Informe Rettig", fue detenido el 14 de septiembre de 1974 en una encerrona de la DINA. Tenía 29 años. Testimonios recogidos por la Vicaría de la Solidaridad sostienen que dos días después fue conducido al cuartel de José Domingo Cañas. El 19 lo trasladaron al pabellón de incomunicados de Cuatro Alamos, donde fue visto muy golpeado y torturado. Su nombre apareció el 23 de julio de 1975 en la lista de 119 supuestos muertos en enfrentamientos en Argentina, publicada en el diario brasileño Novo O'Día y reproducida en El Mercurio. Su causa fue sobreseída temporalmente el 12 de septiembre de ese año, resolución que el 27 de octubre confirmó la Corte Suprema.

Durante su búsqueda, su cuñado fue secuestrado por la DINA. Después de liberarlo, la familia Durán partió al exilio. Su madre y hermanos todavía residen en Bélgica y Suecia.

El 14 de septiembre de 1994, a 20 años de su desaparición, su recuerdo reunió a compañeros, amigos, profesores y estudiantes de hoy en la actual sede de la Escuela de Periodismo. Hablaron el director (s) Edison Otero; el presidente del Consejo Metropolitano del Colegio de Periodistas, Rubén Andino; el profesor y escritor Alfonso Calderón; el presidente del Centro de Alumnos, Fernando Sagredo; los periodistas Gustavo González y Mónica González, entre muchos otros. La Sala de Posgrado fue bautizada con su nombre y se distribuyeron sus poemas, entre ellos, uno para la mujer que amaba, escrito en el campo de prisioneros, entre septiembre y octubre de 1974:

"Algún día, tal vez, / en cualquier calle/ o en alguna celda,/ con mi espalda ardiendo/ contra una muralla fría,/ yo muera.../ Mi pueblo te agradecerá/ el amor que has hecho renacer en mí. ../Sé feliz y recuérdame,/ en silencio te he amado/ y mi último grito que sea de triunfo y de amor".

Guillermo Montecinos, fallecido en 1990 por las secuelas de un balazo sufrido en años anteriores, recopiló todos sus escritos y los encabezó así: "Son parte de los poemas que Luis Duran escribió, rescatados de los pocos libros y papeles dispersos, que al viento esperaron la mano amiga, después del terrible incendio que consumió su corta pero intensa vida ".

En febrero de 1996 se celebró en Suecia su cumpleaños número 51. Pero no hubo lágrimas, sino risas. Fue una fiesta alegre, con comida y vino y mucha música, como a Lucho le hubiera gustado. Pese a sus 51 años, para todos seguirá siendo el mismo joven que escribió:

"Un torbellino,
una llamada de locura:
vivir,
creando una vida más intensa.
(sólo eso)".


Patricia Bravo, periodista graduada en la Universidad de Chile, fue compañera de estudios de Luis Durán. Actualmente se desempeña en el diario La Tercera.

Editado electrónicamente por el Equipo Nizkor- Derechos Human Rights el 09nov01