Persona, Estado, Poder
La tortura: una necesidad del régimen

La tortura: una necesidad del régimen(*)

I. Los funcionarios en acción:

"Por sus frutos los conoceréis". Cristo.

"Si queréis conocer a un hombre, no miréis su boca sino sus manos". Lutero.

"Luego me dicen que voy al médico. Me llevan a un lugar donde me quitan toda la ropa y me recuestan sobre una camilla, uno me toma la presión y temperatura, me empieza a acariciar lascivamente y yo grito, llega otro y dice "córtala huevón, este no es un campamento nazi". Llega el médico, me palpa el estómago y me hace vestirme.

De allí vuelvo a mi lugar, sigo sentada y tengo sueño, me patean cuando pasan, nos niegan el agua y el baño. Interrogan a un compañero delante nuestro. Luego me agarran y me llevan donde el fotógrafo; me dice que me saque la venda, me la saco y soy fotografiada por él. Se porta "amable"; me peina, me lleva al baño y luego me hace desnudarme, entra otro tipo que me mira desnuda y se ríe; yo aún estoy sin venda. Me pasan un buzo que me queda enorme, el fotógrafo me arregla las mangas y las piernas para que no lo arrastre. No tienen zapatillas así que me dejan con mis botines (lo que me produce alegría). Me ponen la venda y me llevan a un lugar donde me sientan en una cama. Me dejan sola, escucho en una celda que está al lado de la mía el interrogatorio, con golpes, amenazas, llantos, gritos. Me entra el pánico, estoy atenta al cuándo vendrán conmigo, tiemblo y trato de dominarme. Pensé en las cosas más terribles de torturas que yo conocía por lecturas. Pensé en mi padre muerto y le pedí ayuda. Volví a repasar mi historia y entraron un hombre y una mujer. Me interrogaron sobre mis estudios escolares y universitarios, mis trabajos laborales, mi familia e iban cotejando con información de ellos, En el entretanto me traen comida; no quise y sí bebí jugo.

Me dejan luego de golpes en el estómago, zamarreos, patadas, insultos. Sentí que estaba ahogada, veía lucecitas y estaba como adormilada. Tomé conciencia de que era el jugo. Intenté dormir, a cada instante golpeaban la puerta o una ventanilla que se abría y cerraba. Me saco la venda.

Los modos de tortura psicológica fueron el estar con los ojos vendados; en el primer interrogatorio me insultan, me amenazan con torturas - la parrilla -, amenazan con ir a buscar a mi hijo, soy ahogada y estoy aislada. En el segundo interrogatorio me ponen una pistola en la sien y gatillean; amenazan con violarme, intentando desnudarme y acariciándome el cuerpo, no me permitieron dormir.

Las torturas físicas fueron: golpes de pies y manos en el estómago y espalda, cachetadas, tirones de pelo, me llevaron a un baño que tenía dos duchas y un lavatorio, me desnudaron, me metieron bajo la ducha y me golpeaban con algo duro. Me asfixiaban con la cabeza dentro del lavatorio con agua. Me llevan a la parrilla y me pusieron electricidad en los senos.

En un comienzo estaba asustada, no me podía controlar. Al estar aislada y sola me fijé en unas figuras que se formaban en la pared con la ampolleta, pensaba en que cosas podrían ser; los asociaba con animales, no lloré nunca. Pensé en la muerte y en mi hijo y me replanteé si todo lo que yo hacía valía la pena. Me reafirmé en mis convicciones e ideología. No tenía pena, sino rabia e impotencia.

Me interrogaron tres hombres y una mujer. Dos hombres eran de bajo nivel intelectual, al igual que la mujer que se impresionó por los apellidos míos y me decía "la ricachona". El tercero era de nivel más alto, intentó tener una discusión conmigo sobre materialismo y dialéctica, éste era tranquilo, me "protegía" (1). me hablaba suave. Los otros dos eran gritones, groseros; cuando yo decía que no sabía, reaccionaban con amenazas y golpes, tenían mucho olor a perfume. A veces delante mío, hablaban de mujeres, de cómo se acostaban con ellas, etc. La mujer (que la vi) tenía facha de secretaria, bien vestida y peinada. Era muy mal genio, pues se enojaba hasta con sus compañeros y les gritaba violentamente; con un sentido del humor negro, le gustaba dar cachetadas y decía innumerables garabatos...".
Textual, del testimonio de una joven torturada a fines de 1984.

"...del lugar de detención fui trasladado a una Comisaría ubicada en la calle República. Estuve toda la noche hasta el día siguiente ... donde fui torturado durante el interrogatorio. En la tarde me llevaron con la vista vendada a un Cuartel de la CNI. donde durante 5 días fui interrogado...

El primer interrogatorio, en la Comisaría, fue el más duro. Dos individuos de civil, que seguramente eran CNI, me interrogaban dándome continuos golpes de puño y patadas. Estas dos "personas" me interrogaron toda la noche, primero atado a una silla; luego, al cabo de algunas horas, me interrogaron amarrándome con huinchas a una camilla puesta en forma vertical... me daban golpes de puño en la boca del estómago, en la cara. en los muslos y en los oídos ... me vendaron los ojos fuertemente junto a la tabla de la camilla, me amarraron las manos hasta lograr que la sangre casi circulara, también me amarraron los pies. Todo esto sucedió en el subterráneo de la Comisaría. Estando bien amarrado me bajaron los pantalones y el calzoncillo, me abrieron la camisa y procedieron a golpearme en todo el cuerpo, empezando además a darme golpes de corriente. Me daban golpes en un solo lado y me afectaba todo el cuerpo. Me pusieron también la máquina de la corriente en la boca, la tetilla, el estómago y los testículos. En seguida me volvían a interrogar a golpes. Todo esto ocurrió varias veces durante la noche. Sufrí amenazas a mi familia ...escuchaba también los gritos de mi compañero. Aquellos gritos eran falsos, puesto que supe después que a él lo obligaron a gritar para que yo escuchara... siempre me interrogaban solo. Es importante destacar que los carabineros que estaban en el lugar se limitaban a presenciar los interrogatorios como si hubiesen estado aprendiendo a interrogar de esa manera".
Textual del testimonio de un joven detenido y torturado a fines de l983.

El funcionario cumple su tarea, ejecuta su servicio. Con mayor o menor eficiencia; con mayor o menor neutralidad, creatividad o impulsividad personal. Dejándose llevar por sus propios impulsos o ciñendose fríamente a lo que le ha sido enseñado y ordenado. Como cualquier funcionario en cualquier oficio o actividad.

Aún cuando se encuentran en una situación muy particular, excepcional en la vida de las personas, el momento del interrogatorio - tortura (2) es de todas formas una situación de enfrentamiento y de contacto entre dos (o más) personas.

En este trabajo, a los fines de tipificar la vasta gama de situaciones reales originales que se han dado en estos 12 años de aplicación de la tortura en Chile, partimos de las constataciones simples y evidentes contenidas en los miles de testimonios acumulados, de los cuales presentamos dos citas al comienzo de este capítulo. Los personajes reales de esta situación dramática pueden ser reducidas, con el fin de tipificar a dos: los funcionarios y el torturado. Observando la situación de tortura, el torturado está colocado por sus captores de tal modo que aparece:

  • solo, aislado
  • inerme
  • indefenso
  • vulnerable
  • individualizado, ésto es, "fichado" (3)
  • insegurizado. angustiado
  • deshumanizado, despersonalizado, reducido a una cualidad infrahumana de animal o cosa, estigmatizado así por los funcionarios.
  • violentado
  • culpabilizado (o inculpado)
  • ocupando un lugar físico desconocido, cerrado y ajeno
  • sin tiempo propio ni conocido, desorientado y empujado a la confusión
  • el cuerpo reducido al dolor y al mismo tiempo a ser el último reducto de resistencia, sin posibilidad de ver. de moverse, de percibir.
  • la propia identidad violentada, escindida, obligado a cuestionarse la espontánea convicción de ser persona, de ser parte de la Humanidad y de tener derecho a la vida.

Estas dos últimas aseveraciones no son por supuesto constataciones simples, como el hecho de que el torturado esté aislado e indefenso; son de mayor complejidad, pero son una constatación casi universal en todos los casos de los torturados. La vivencia mixta del suplicio físico y psíquico, en algunos casos, anulan de hecho dos sentimientos fundamentales en toda persona humana: el querer vivir y el de permanecer cuerdo. No es infrecuente que el torturado experimente el deseo de morir como único fin del suplicio o enloquezca como única forma de negar una realidad incomprensible y monstruosa.

En contrapartida, el funcionario aparece:

  • en grupo organizado y jerarquizado
  • poderoso
  • ofensivo
  • impune
  • desindividualizado (anónimo)
  • seguro, sin angustia ni temor
  • deshumanizado y despersonalizado por sus propios actos y no en razón de un estigma, como es el caso del torturado (aquí el esquema de contrapartida complementaria falla, o parece fallar, como explicaremos más adelante),
  • violentador, sujeto activo de la violencia
  • sin culpa de nada e inculpando al otro
  • dueño del lugar físico que le es habitual, propio y abierto
  • con todo el tiempo disponible
  • el propio cuerpo seguro, limpio, sano, cubierto, libre (respecto del torturador, el cuerpo podrá ser, en algunos casos, fuente de placer sádico),
  • respecto de su persona y de su identidad, todos los datos apuntan a que el funcionario se siente y vive como una persona. Por lo menos, así sucede con los buenos funcionarios. Los que no toleran el régimen de vida a que los obliga sus funciones, desertan, son dados de baja o cometen excesos "indebidos", con lo que de todas maneras, tarde o temprano, dejan de ser funcionarios.

Más adelante veremos cómo el funcionario ve al torturado (o prisionero) Veamos ahora como el torturado visualiza al funcionario.

Generalmente, al inicio de la tortura, el torturado mantiene la convicción de que está delante de personas; luego a medida que avanza el proceso de castigos e interrogatorios, comienza a dudar, le parece que ha vivido una "ilusión" al pensar que se encontraría entre seres humanos. La incertidumbre es mantenida e incentivada de manera planificada por los distintos momentos de la tortura, por los giros inesperados y radicales del modo de actuar de un mismo funcionario, por la participación (tan convincente a veces) del "bueno", e incluso en ocasiones por algún sorpresivo acto de humanidad auténtica de algún funcionario. Si los tormentos son llevados al extremo, como generalmente sucede, la convicción primera se esfuma totalmente y la incertidumbre da lugar a una experiencia horrorosa y enajenante: sus victimarios no pueden ser personas, no pueden ser seres humanos. Aceptar que aquellos individuos, en apariencia iguales a él mismo, sean sus semejantes, implica aceptar la propia deshumanización que los funcionarios le imponen. Cogido en esta contradicción sin salida el torturado busca una explicación plausible: puede que sean iguales o tal vez concede que son seres humanos, pero "enfermos", "psicópatas" (aunque normalmente no se sepa con exactitud lo que esto significa), o "enloquecidos", "locos", "dementes". Incapaz de resolver el enigma, el torturado recurre a múltiples descripciones comparativas que pretenden tipificar el comportamiento "inhumano" de los funcionarios. Afirman entonces que éstos actúan:

  • "como bestias"
  • "como perros"
  • "como monstruos"
  • "como animales"
  • "como locos, dementes o psicópatas"
  • "diabólicamente"
  • "como máquinas", "que no piensan".

Muchos torturados no resuelven la contradicción que la tortura genera respecto de quien es ser humano y quien no lo es: si no consigue optar por alguna explicación que sienta convincente, está destinado a vivir en sí mismo el profundo conflicto de perder la espontánea certeza de ser él mismo persona humana, tormento psíquico que ha corroído la vida de muchos compatriotas por largos años.

Algunos torturados, no obstante la crueldad de la experiencia vivida, superan el momento de incertidumbre y sortean el abismo del sentimiento de inhumanidad. Estos torturados piensan que sus torturadores son sencillamente "funcionarios de un aparato" y que fuera de sus horas de trabajo llevan o tratan de llevar una vida de personas normales.

Por último, un grupo de torturados cuya significación es imposible de precisar, resuelven la vivencia de inhumanidad declarando (consciente o inconscientemente) al funcionario como no humano. Volveremos más adelante sobre el alcance de esta convicción.

Interesa resaltar que estas dos últimas opciones de los torturados se da en aquellos que han asumido el rol de "enemigos", sea porque optan conscientemente así. sea porque la experiencia de tortura y el luí asignado por los funcionarios los ha llevado a asumirse como tales.

Sin pretender describir las funciones y jerarquías reales que desempeñan y ocupan los funcionarios, los torturados clasifican y tipifican éstas más o menos de la siguiente manera:

1) Roles formales reconocibles:

  • Aprehensores (jefe, chofer, tropa)
  • Guardias
  • Celadores
  • Torturadores. Con distribución de funciones. A veces son los mismos aprehensores, guardias e interrogadores. Otras veces las funciones están separadas. En todo caso funcionan en equipo claramente organizado y jerarquizado.
  • Interrogadores. Normalmente hay dos tipos: el "gritón" brutal y castigador y el más "tranquilo", intelectual y conocedor de técnicas psicológicas de manipulación y presión.

2) Roles personificados en formas de actuar típicas:

  • El "bueno"
  • El "neurótico"
  • La "histérica"
  • El "loco"
  • El "bruto" (castigador)
  • El "político"
  • La "gritona"
  • El "tonto"
  • El "amigo"
  • El "compadre"
  • El "perro"
  • El"doc"
  • El "bruto"
  • La "secretaria"
  • El"lolo"
  • El "simpático"
  • El "cura", etc.

La organización y jerarquía son claras y estables. Las funciones y roles pueden ser intercambiables. La personificación que recogemos en el último listado es más bien la expresión del matiz personal que caracteriza el desempeño de las funciones por cada sujeto funcionario. Aquí se hace evidente que los funcionarios, por más imbuidos de su tarcas que estén, no dejan de ser individuos y por lo tanto personas. Nos aproximamos con esto a una primera conclusión: los torturadores son personas, viven, sienten y sufren como tales. Tienen un trabajo peculiar con funciones bien determinadas. El carácter de su trabajo plantea la cuestión de cómo es posible que una persona se convierta en un funcionario, de este tipo.


II. De cómo se forma un funcionario torturador

Los funcionarios de las Instituciones Chilenas que aplican tortura no provienen de cualquier parte. Primero, son funcionarios estatales y sin ánimo de ironizar, son en sentido formal estricto, funcionarios públicos o servidores públicos. En el caso de la Central Nacional de Informaciones (CNI), el decreto Ley Nº 1.878 publicado en el Diario Oficial del 13 de Agosto de 1977, que creó dicha institución, dice al respecto que la dotación de la Central Nacional de Informaciones "estará integrada por personal de su planta y por aquel proveniente de Instituciones de la Defensa Nacional". Por otra parte, el mismo DL Nº 1.878 establece que" cuando sea necesario contratar personal, que no provenga de las Instituciones de la Defensa Nacional, deberá ser aprobado por Decreto Supremo, suscrito - además por el Ministro de Hacienda".

Por su parte las Instituciones de la Defensa Nacional, rígidamente jerarquizadas y con mecanismos múltiples de control, incorporarán a sus organismos "especiales" el personal que pase las etapas de selección prefijadas. Es obvio suponer que a estos grupos especiales, seleccionados, no deberían entrar individuos con anomalía, enfermedad o perversión psíquica y/o con antecedentes delictuales, so riesgo de pervertir o desviar los fines específicos del Aparato. Esto significa en la práctica, que deben descartarse todos los individuos con historial psiquiátrico, con signos de baja inteligencia y con antecedentes de criminalidad. Es decir, claramente, no deben estar allí ni los delincuentes, ni los locos, ni los atrasados mentales, sino aquellos individuos capaces y dispuestos a ejercer profesional y correctamente sus tareas, sin dejarse desviar en el cumplimiento del deber por perversas motivaciones o hábitos individuales.

Más que una suposición obvia, esta aseveración ha sido hecha por el propio Director de la Institución, General Humberto Gordon Rubio, quien en entrevista al periódico "La Segunda" (16 de junio de 1981), a raíz de los asesinatos cometidos en Calama por funcionarios de ese organismo, asegura que el agente con prontuario policial debería haber sido dado de baja de inmediato si se hubiese conocido sus antecedentes

Ahora bien, la lógica del funcionamiento de un Aparato Institucional y la propia apreciación de los torturados señala que los funcionarios son personas normales. Se plantea entonces la cuestión ¿cómo es posible que lleguen a ejercer como parte de un oficio actividades "inhumanas"? Puede plantearse la hipótesis de que en las Instituciones de Defensa y Orden hay sectores "bajos" de la tropa rasa que están formados por individuos poco diferenciados y fáciles de caer en brutalidades y excesos en el ejercicio de la autoridad y el poder que detentan. Esta suposición es contradictoria con varios hechos: primero, son las fuerzas "especiales", los servicios de "inteligencia", de "comunicaciones", las tropas comando, en suma los contigentes considerados de "élite", los que casi siempre torturan, o los que, sin ninguna duda, más torturan; segundo, la aplicación de técnicas de interrogatorio y tortura exige un cierto nivel educacional que la tropa rasa no dispone, pero si la oficialidad; y por último, en las pocas ocasiones en que se ha detectado responsabilidad en actos de crueldad, tortura y asesinato, hay una contundente alta proporción de oficiales involucrados. Algunos ejemplos: caso asesinatos de Calama, caso "gurkas" identificados, caso Mario Fernández (transportista de La Serena) y caso de los secuestrados y degollados en marzo de 1985. No hay que olvidar además que todos los organismos que torturan son dirigidos por oficiales de alta graduación que detentan todo el control y asumen toda la responsabilidad de lo que hacen los funcionarios.

Tal vez la formación de un asesino, de un matador y hechor de atrocidad pura, sea una tarea difícil de comprender en los marcos de una institución, pero la selección y formación de funcionarios torturadores obedece a un sistema bastante simple y fácil de esquematizar. Este sistema es conocido internacionalmente, está documentado, filmado, discutido, denunciado en revistas extranjeras de circulación pública, confirmado por múltiples confesiones judiciales de ex - torturadores, etc. En nuestro país baste citar la confesión del ex-funcionario de la FACH, Andrés Valenzuela (que no ha sido desmentida), publicada en diversos medios de circulación. (4)

Una vez reclutado y entrenado el soldado o policía, se detectan y examinan minuciosamente sus antecedentes. Si no hay sombra de sospecha de actividad política contraria al régimen es susceptible de ser tenido en consideración, según sea su ductilidad, obediencia, disciplina, capacidad, etc. De los estudios extranjeros publicados cabe destacar un hecho. La mayoría de los torturadores (y hechores de atrocidades en guerra) reclutados directamente de la tropa, tienen una familia de origen políticamente neutra, lo que en fondo es lo mismo, sin ningún perfil o educación política. Al contrario, los torturadores reclutados en la oficialidad provienen de familias con fuerte orientación política de derecha, con rígidos modelos de educación familiar autoritarios y están imbuidos fanáticamente de la legitimidad de sus actos.

En todo caso, todos los individuos que conforman los Aparatos de Seguridad, independientes de su origen y jerarquía dentro de la Institución, son sometidos y participan en el mismo proceso de instrumentalización y formación funcionaría, que en sus elementos más significativos comprende:

  1. Deshumanización del enemigo.
  2. Habituación a la crueldad
  3. Obediencia automática
  4. Impunidad
  5. Oferta de poder.

1.- La deshumanización del enemigo. Tratándose de instituciones militares o militarizadas, la idea de enemigo es bastante clara y definida. No es un recurso retórico ni una hipérbole literaria. El enemigo del funcionario militar es definido por sus Direcciones o Jefaturas como el oponente en una guerra: y como tal, debe ser neutralizado, aniquilado o eliminado. La originalidad de este "enemigo" es que no posee los atributos y derechos de un ser humano. A través de un metódico adoctrinamiento fundado en un Sistema Ideológico coherente (la Doctrina de la Seguridad .Nacional) y cargado de referencias discriminatorias y excluyentes, el funcionario es llevado al convencimiento de enfrentarse a un enemigo No humano.

La estigmatización deshumanizante se refleja de modo muy claro en el lenguaje discriminatorio, peyorativo y soez con que los funcionarios se refieren y tratan al "enemigo", es decir, al torturado. Un listado que no pretende ser definitivo, tomado de los testimonios, incluye las siguientes designaciones para d torturado, usadas por los funcionarios:

  • Comunista
  • Rojo
  • Ateo
  • Marxista
  • Violentista
  • Terrorista
  • Delincuente subversivo
  • Delincuente terrorista
  • Delincuente violentista
  • Vendidos (a potencias extranjeras)
  • Antipatriotas
  • Ignorante
  • Traidor
  • Tonto
  • Tonto útil (tonto huevón, etc.)
  • Civil
  • Indio
  • Rata
  • Chusma
  • Basura
  • Cosa
  • Nada
  • Perro
  • Animales
  • Bestias
  • Cagada
  • Mierda
  • Puta
  • Hijos de puta
  • Maricones
  • Cobardes

Nótese que la discriminación de mayor nivel es de carácter político doctrinario ("marxista"), y que se ha hecho híbrida con la discriminación de algunos miembros de la iglesia, sacerdotes y laicos ("curas rojos", "curas agitadores" y "curas antipatriotas").

Un segundo componente ideológico discriminatorio puede ser designado como nacionalismo y patriotismo (ambos conocidos por la denominación internacional de chauvinismo). Según este elemento demarcatorio del "enemigo", éste es animación, antipatria, vendido y por tanto apátrida y traidor. En este punto la discriminación toca la legalidad de defensa de la Patria: un traidor a la Patria en guerra merece la muerte o, por lo menos, el destierro del país.

Un tercer elemento ideológico claramente reconocible es aquel que estigmatiza el origen o pertenencia a clase social ("roto", "chusma", "ignorante") y que llamamos clasismo.

Algunos aspectos de racismo han sido utilizados en el adoctrinamiento y se expresaron en los primeros tiempos del régimen dictatorial ("indio"). Su uso no se encuentra prácticamente en la actualidad aún cuando más subrepticiamente continúa la exaltación del modelo racial nórdico y ario, que por contraste desvaloriza a lo indio, mestizo y criollo.

Aunque muy infrecuentemente, la categoría de civil es utilizada a veces directamente con los torturados como descalificativo, en el sentido de sinónimo de indisciplinado, caótico, poco confiable o desleal. Se puede suponer que el uso directo de esta descalificación no es permitida, puesto que es una conducta políticamente inconveniente.

En una línea de pretendida legalidad o defensa de una legalidad, se mezcla una categoría jurídica (o más bien policíaca puesta en boca de los funcionarios), cual es la de "delincuente subversivo", "terrorista", etc. Sobre el carácter deshumanizante de este elemento doctrinario volvemos más adelante a propósito de la impunidad del funcionario.

La sumatoria de todos los elementos valorativos anteriores lleva a una descalificación múltiple y variada, difícil de clasificar, en la cual son reconocibles la exaltación del machismo del propio funcionario (en sus connotaciones de valiente, leal, fuerte, poderoso, viril, temerario), de la pureza de su propio linaje y familia ("bien nacido", en contraste con el "hijo de puta") y de la naturaleza mesiánica o incluso divina de la Institución a la cual el funcionario pertenece y que lo hace sentirse esencial e inequívocamente humano frente a un enemigo que es "ateo", "basura", "cosa", "mierda", "cagada", etc. Algo más difícil de explicar es la autovaloración intelectual que el funcionario opone al "tonto" o "tonto huevón", que debería serla de inteligente; parece ser que el término de oposición más ajustado no es, sin embargo, el de inteligente, sino más bien el de "habiloso", "astuto" o "vivo". Respecto de este amplio abanico de prejuicios y valores que se contraponen en un sistema de exaltación - descalificación, recordemos que la cabeza máxima del Gobierno dictatorial ha atribuido a su propio poder un origen divino y que no pierde oportunidad para exaltar la "hombría", "la lealtad", la "pureza de la Nación", etc., alocuciones tras las cuales se alinean disciplinadamente todos los miembros de las Instituciones que le son subordinadas, civiles y militares.

Antecedentes históricos recientes y contemporáneos de la deshumanización del enemigo se encuentran en la Alemania Nazi, en la Guerra de Vietnam y en la República de África del Sur. En los tres casos se permite e incita al genocidio por el adoctrinamiento y la propaganda sistemática. En el caso de la Alemania Nazi, el nazismo estigmatizó a los judíos como raza "inferior", "cerdos", "parásitos" y "apátridas", sin Dios ni ley; en la guerra de Vietnam y según confesión espontánea de los soldados norteamericanos, un patriota vietnamita no era una persona, sino un "gook", un ente infrahumano, un animal y para mayor abundamiento, "comunista". Bien sabido es que la doctrina del Apartheid, sobre la cual se erige toda la sociedad y Estado Sudafricano, no considera a los habitantes negros como iguales a los blancos ni a los mestizos, de hecho no son ciudadanos y ni siquiera tienen el derecho de acercarse físicamente el lugar donde habita el blanco.

Saltan a la vista las similitudes del actual régimen político chileno con la Alemania nazi y la República del África del Sur: son regímenes autoritarios, discriminatorios y militarizados, que cumplen un papel histórico mesiánico que justifica la guerra contra enemigos externos e internos. Tampoco puede ser casualidad que, dentro de un marcado aislamiento diplomático, el gobierno dictatorial chileno mantiene excelentes relaciones diplomáticas con África del Sur.

2.- La habituación a la crueldad: Este elemento de la formación y entrenamiento de un funcionario torturador está abundantemente documentado en publicaciones extranjeras y nacionales. (5)

En síntesis, se trata de obtener en el funcionario en formación la neutralización de emociones y sentimientos naturales que impiden a las personas cometer actos crueles (sentimientos tales como el horror, el asco, la repugnancia) así como la neutralización de otros sentimientos más superiores que impulsan a actos opuestos a la crueldad, como son el amor, la ternura, la solidaridad, la caridad, la protección. Hay sentimientos inhibitorios intermedios que también deben ser neutralizados, como son el pudor y la vergüenza.

A través del adoctrinamiento se exacerba el temor, el miedo y la angustia que la guerra y la presencia constante de "enemigos" naturalmente provoca, exacerbación que busca transformar esos sentimientos paralizadores en resentimiento, rencor, rabia y odio. Estos son movilizadores en el sentido que desencadenan la agresión en todas sus formas y por lo tanto, son sentimientos útiles y positivos. Por último, el edificio doctrinario estimula la ambición (a través de la oferta de poder) y preserva la buena conciencia de posibles remordimientos culposos, a través del convencimiento de estar actuando en defensa de una buena causa y en la impunidad.

El objetivo general de habituar a la crueldad se consigue a través de una metódica progresiva en la que se pueden distinguir dos técnicas predominantes: la de sensibilización progresiva y el condicionamiento operante.

La manera más simple de obtener condicionamiento operante simultáneo es incluir al iniciado como observador en el trabajo de tortura; normalmente esto se hace sutilmente colocando al funcionario como guardia o centinela en sesiones de tortura en grupos, en su fase de "ablandamiento" (por ejemplo detenidos en "plantón" y castigo físico, detenidos impedidos de dormir y moverse). Luego el funcionario participa más directamente ayudando en algunas técnicas simples de tormento; pasa después a asistir a actos de crueldad pura cuyo secreto debe guardar en razón del acatamiento a la disciplina y la lealtad; finalmente participa en sesiones de interrogatorio - tortura o en la "eliminación" (asesinato) de prisioneros.

Formas más refinadas e indirectas de habituación a la crueldad incluyen la obligación de realizar atrocidades con animales (destripamiento de perros y gatos vivos, comerse las vísceras crudas) y la de asistir a películas con parecido contenido para luego tener que relatar detalles banales de las escenas, con lo que se consigue la banalización del conjunto de los actos crueles presentados.

Una variante técnica de la habituación a la crueldad difícil de tipificar es el hecho que en el curso del entrenamiento del funcionario torturador, éste es frecuentemente víctima él mismo de crueldades, malos tratos y vejaciones aplicadas por sus propios colegas. Esta técnica es de uso común en muchos ejércitos, más propiamente en los grupos especiales, como los rangers o boinas negras en Chile. (6)

De confesiones de los torturadores griegos, brasileños, argentinos y de algunas infidencias de guardias chilenos a los prisioneros quienes luego han testimoniado, se puede afirmar la uniformidad internacional con que opera esta técnica de entrenamiento. En el caso de los chilenos, los soldados de "élite" han sido obligados a colgar, flagelar, poner astillas debajo de las uñas, hacer "plantón" al sol (o al hielo), etc., a sus propios camaradas; a humillarse entre sí crinándose unos a otros, obligándose a comer excrementos. Todo esto en simulacros de campaña y de arresto del "enemigo" que debe ser obligado a entregar información operativa y confesar. Obviamente que el fingido "enemigo" es siempre tildado de "rojo", "extremista", "poblada" o cualquiera otra de las designaciones descalificadoras apuntadas más arriba.

En la práctica misma del trabajo de torturar, existe todavía otra manera de habituación a la crueldad: hacer que ésta aparezca menos brutal, no deje huellas o sea sofisticada y "científica".

Así por ejemplo, al prisionero se le encierra en celdas limpias, se le entrega un vestuario uniforme, se le prestan "cuidados" médicos, se le baña y mantiene limpio, se aplica la corriente eléctrica con instrumentos ad hoc, etc. Además forma parte de esta tecnificación despersonificada del trabajo, el uso de instrumentos "científicos" como son drogas, computarización de los datos, grabaciones, filmaciones, fotografías, etc. Por último, es un recurso de refinamiento que intenta disimular la crueldad, el uso de la tortura psicológica, que aparece menos brutal que la atrocidad física bestial. (Este recurso tiende a conseguir otro objetivo, cual es, no dejar huella física visible del tormento en el cuerpo de la víctima).

El uso reciente de nuevos recursos en la tortura plantea interrogantes difíciles de explicar por la pura deducción y dentro del marco que hemos planteado. Hay testimonios de dos jóvenes a los que se les aplicó técnicas realmente desconcertantes, que no pueden ser clasificadas ni como físicas ni como psicológicas, ni de distanciamiento de la brutalidad. A uno de ellos se le golpeó en el abdomen y cada vez que abría la boca de dolor, los funcionarios - torturadores le escupían dentro; al otro se le golpeaba al mismo tiempo que se le interrogaba y una funcionaría lo trataba de masturbar. Podemos pensar que en este tipo de acciones podría haber un componente perverso de la personalidad del funcionario (a), pero pensamos que lo más probable es que tenga que ver con la obediencia automática, tercer elemento importante en la formación del torturador.

3.- Obediencia automática.

No constituye un método privativo de la formación de torturadores, puesto que forma parte fundamental del funcionamiento de los institutos militares de donde provienen prácticamente todos los funcionarios. El régimen de obediencia a una jerarquía claramente establecida, rígida y autoritaria, es condición básica de la operatividad de un organismo militar. Se trata simplemente de llevar el entrenamiento a un punto tal, que la obediencia automática sea absoluta, que el militar (y policía, en el caso chileno) no piense nada, sino sólo actúe cuando reciba una orden de su superior. (7)

La obediencia absoluta se obtiene por un sistema muy simple de premio castigo, en el que predomina el castigo. Desde el momento en que el funcionario está siendo seleccionado (e involucrado) en actos de tortura y asesinatos, la obediencia automática se refuerza además por el miedo a los castigos en caso de debilidades, vacilaciones o desobediencia. Estos castigos incluyen normalmente la "eliminación" del desobediente. (8)

4.- Oferta de impunidad.

La sensación de seguridad y resguardo ante el posible castigo por la comisión de un acto cruel y criminal no forma necesariamente parte del adiestramiento del funcionario torturador, puesto que en todos estos años de dictadura la impunidad se ha hecho extensiva a todos los miembros de los Aparatos Represivos (de Defensa y Orden), pero evidentemente es un factor facilitador que potencia todos los otros elementos ya anunciados.

Aparte de la oferta interna de cobertura y lealtad dentro del organismo de seguridad específico, el conjunto del régimen ha sentado buenos precedentes de la Impunidad funcionaría con la Ley de Amnistía de 1978. Evidentemente que este factor potenciador sólo funciona con la aquiescencia y complicidad de las Instituciones de Justicia, lo que ha sido también prácticamente la regla en todos los años de dictadura, excepto algunas dignas excepciones. (9)

La dominación y la subordinación de todos los poderes del Estado a un poder tiránico central permite resolver la cuestión del castigo o impunidad de los funcionarios, en la medida que el poder político somete al poder judicial o tiene su complicidad. Sin embargo, queda planteada la cuestión del respeto a los Derechos Humanos, que por su definición son universales, es decir, incuestionables e irrenunciables para todo ser ¡humano sobre la tierra. En este mismo nivel se plantea otro problema, al I parecer insoluble, que es el de la justicia divina. Problema muy real y de gran relevancia en nuestro país por nuestro fuerte acervo cultural cristiano, y más particularmente, para el conjunto de los funcionarios de todo el sistema autoritario represivo por cuanto sus más conspicuos representantes ( y responsables últimos de la comisión de los delitos) se declaran miembros de Iglesias, específicamente cristianas y en su mayoría, católicos. Coherente con su membresía religiosa, no pueden resolver la contradicción que de hecho plantea el mandamiento "no matarás".

Ambas cuestiones (la violación a principios universales y a mandamientos religiosos) parecerían resueltos en impunidad con el subterfugio de que el "enemigo" no es humano, o de que, si bien lo es, ha renunciado por sí mismo a los atributos de la Humanidad y al goce de los Derechos Humanos. Así queda establecido en la Constitución de Chile de 1980, que en su artículo 9º declara que "El terrorismo, en cualquiera de sus formas, es por esencia contrario a los Derechos Humanos". Dicho más claramente esto quiere decir que aquella persona que es rotulada por la Autoridad Administrativa de "terrorista" contradice en sí los Derechos Humanos, y por lo tanto, ha renunciado a ellos, no tiene el goce de tales derechos. Esto permite al funcionario represor maltratar, someter a tortura y eliminar al "terrorista", permaneciendo impune respecto de la justicia humana y tal vez -premeditadamente - de la divina.

5.- Oferta de Poder.

Un quinto elemento distinguible en la formación del funcionario torturador está representado por la oferta - adquisición de poder y sus ventajas, especialmente evidentes en el esquema de contraste ante el "enemigo" y que ya apuntamos al tipificar la relación entre funcionario y torturado. El funcionario en ejercicio de sus funciones adquiere de hecho:

  1. Poder sobre la vida de las personas
    • Poder sobre la libertad de las personas
    • Poder sobre la intimidad de las personas.
  2. Poder económico:
    • Botines de guerra: robos, reparto de dinero y bienes del "enemigo" (las víctimas).
    • Indirectamente a través de la carrera institucional (los ascensos) que además lleva aparejado el prestigio.
  3. Poder bestial:
    • Posesión bestial de los enemigos: violación vejaciones sexuales.
    • Posesión como "botín" de los niños pequeños desaparecidos que son adoptados clandestinamente por sus captores.

En el propio ejercicio de las funciones, se realizan interacciones de reforzamiento mutuo, por ejemplo:

Autoridad
<----
---->
Poder
---->
<----
Valores

De esta forma:

  • Se obedece ciegamente a la Autoridad, cuya legitimidad no se cuestiona;
  • Se ejerce el Poder porque es necesario, para defender Valores, En útil esquema muy simple de los buenos y los malos, es decir los amigos y los enemigos. Obviamente lo que determina y pesa en el esquema valorice son los antivalores, como señalamos al hablar de la deshumanización del "enemigo".

Todavía más, se incentivan procesos que tienden a revertir en el espirite de los funcionarios la posibilidad de dudar y bloquear su agresividad. Por ejemplo, si en el ejercicio de su Poder y acatamiento de la Autoridad el funcionario llega a sentir que comete alguna atrocidad, se atenuará o neutralizará su culpa recurriendo a los subterfugios valorices. El funcionario no es culpable de tener que actuar "con rigor", puesto que el defiende "lo bueno", lo correcto, la Patria, la Ley, etc. En definitiva, es la propia víctima la culpable de la situación (por "ignorante", "tonto huevón", "ateo", "comunista" o lo que sea). Es por tanto, no sólo merecedora del castigo por sus propias culpas, sino también culpable de arrastrar al funcionario de la Autoridad a tener que castigarlo. La víctima es culpable de haber cometido falta (ejemplo: pensar de manera distinta) y culpable de "obligar" a la Autoridad a ejercer el rigor del Poder y castigarla.

Para complementar esta tentativa de respuesta a la cuestión de como una persona normal comete actos "inhumanos" en tareas funcionarías, he aquí una síntesis de las características generales de la selección e incorporación de los funcionarios.

1) La selección y formación se basa en vastas experiencias de hechos reales de guerra y en experimentos realizados dirigidamente.

2) Los conocimientos acumulados se intercambian entre Instituciones militares según Tratados y Pactos Internacionales y se imparten en adiestramientos especiales a los oficiales y suboficiales de los Institutos Militares. (Para los latinoamericanos, concretamente las enseñanzas son impartidas preferencialmente en los EE.UU. de Norteamérica en Fort Bragg, Fort Gulick y en la Zona del Canal de Panamá). Sabida es la intervención directa de "asesores especiales" extranjeros en Chile durante los primeros meses inmediatos al Golpe Militar de Septiembre de 1973.

3) Se basa también en el propio desarrollo de la psicología militar (psicología de guerra) de cada país y se adecúa a la idiosincrasia de éste.

4) La Selección -formación- incorporación del nuevo funcionario es práctica y progresiva: cada nivel de selección comporta una serie de pruebas que descalifican o califican para el ascenso. Especial relevancia tiene aquí la ductilidad del funcionario a la disciplina autoritaria, es decir, |su disposición a actuar con obediencia automática absoluta.

5) Todo el proceso es rígidamente compartimentado y "ciego" para el sujeto en formación. El funcionario desconoce las finalidades últimas y la naturaleza global de las tareas para las cuales es seleccionado y entrenado (Excepto claro, los colaboradores voluntarios y gran parte de la oficialidad, que sí saben lo que hacen).

6) La selección e incorporación se rige por un código ético o de lealtad de sociedad o hermandad secreta, en que no es posible la "vuelta atrás". Ello se va consiguiendo a través de la progresiva complicidad y por formales declaraciones explícita de no delación en ningún caso. En este punto, la institución es similar a las sociedades del hampa ("Maffia o Cosa Nostra") y hermandades fanáticas como el Ku-klux-klan (ver sobre este asunto también la Confesión de Andrés Valenzuela ya citada). Como toda agrupación humana de este tipo, genera su propia subcultura, con jerga específica, código de relaciones, etc.


III. El Funcionario y el Sistema: inserción, estructura, roles

Sobre la base de lo expuesto, intentamos a continuación insertar en el conjunto político, administrativo, económico, ideológico, social a este funcionario y sus organizaciones. Partimos de los niveles más concretos y específicos hasta los más globalizadores y abstractos, distinguiendo funciones. Aparatos, Instituciones, Sistemas, Macrosistemas e Ideología.

1.- Roles (funciones) específicos de los funcionarios agentes de la coacción en las tareas represivas:

  • Encubridores, cómplices.
  • Colaboradores, delatores, "soplones".
  • Centinelas, guardianes, celadores.
  • Secuestradores
  • Torturadores ("interrogadores")
  • Asesinos, o más bien, desde un punto de vista de las necesidades y código de la guerra "matadores".

2.- Roles formales, institucionales, de los agentes que realizan la coacción violenta:

  • Colaboradores, informadores (civiles, militares)
  • Grupos de apoyo paramilitares (terroristas, "blancos", grupos fanáticos de extrema derecha)
  • Policía uniformada y civil.
  • Agentes de Servicio de Seguridad
  • Militares (miembros de las FF.AA.)

3.- Instituciones que dirigen, coordinan y ejecutan la coacción violenta (Aparatos Represivos):

  • grupos paramilitares
  • Servicios de Policía
  • Servicios de Seguridad
  • Fuerzas Armadas.

4.- Formas específicas que asume la coacción violenta realizada por el conjunto de las Instituciones:

  • Muerte: ejecuciones sumarias (fusilamientos), asesinatos, masacre, muertes al azar
  • Secuestro
  • Desaparición
  • Tortura
  • Exilio
  • Relegación
  • Amedrentamiento: dirigido individual; individual como objetivo "ejemplarizador" (caso jóvenes mujeres cristianos); sectorizado: social, político, geográfico, por sexo, por grupo político, confesión religiosa, etc.
  • Detención arbitraria
  • Encarcelamiento ilegal
  • Campos de Concentración
  • Terror generalizado (es en definitiva la forma más importante, acumulación y efecto de todas tas anteriores).

5.- Otras formas de coacción en apariencia no violentas con y sin participación de los funcionarios represivos:

  • Privación del trabajo, del derecho a la propia organización, déla salud, de la vivienda; constricción y deformación de la Educación; censura de la información; manipulación de la información; presión sobre la Justicia con o sin complicidad de ésta; pseudo legitimación de la Autoridad ("institucionalización"); marginalización del "enemigo" por la cesantía, el hambre, las necesidades insatisfechas, la atomización de las organizaciones sociales autónomas, etc. En suma, guerra psicológica, ideológica y económica total.

6.- Formas predominantes de dominación y ejercicio de poder.

  • coacción violenta directa y otras formas de coacción, ligadas a concentración del poder financiero y económico.

7." Forma genérica de ejercicio del Poder del Estado:

  • Autoritarismo militar (Estado autoritario. Terrorismo de Estado)

8.- Estado -Dictadura Militar.

9.- Concepción del Estado sobre la dinámica histórico social interna del país-Guerra Interna (Enemigo Interno).

10.- Sistema económico social concreto del país-Capitalismo subdesarrollado dependiente.

11.- Macrosistema económico social de inclusión- Sistema capitalista mundial.

12.- Sistema ideológico dominante (Ideología en el Poder del Estado): Doctrina de la Seguridad Nacional.


IV.- Conclusiones

1) La tortura, el acto institucionalizado de torturar, tal como se realiza hoy en Chile, es un acto humano integral. Tiene causas, motivaciones, aprendizaje, objetivos, fines, intención, marco de referencias ideológicas, modos específicos de realización, pericia, código simbólico, lugar social definido, etc. es decir, todos los atributos de un acto humano integral y complejo. Aunque nos repugne debemos admitir esta realidad innegable; los calificativos de "inhumano" o "deshumano" son justamente eso, calificativos o más bien adjetivaciones descalificatorias de legítima buena raíz e intención ética, pero no sirven a los fines de entender y definir en su esencia y concreción el fenómeno. De no admitir y repetir con crudeza esta verdad evidente, caemos en graves riesgos de contradicción que pueden impedir - por ejemplo- la fundamentación de una justicia coherente de los crímenes cometidos y, por otro lado, podemos incidir en el ocultamiento de la realidad, en la eufemística cínica que es propia del edificio ideológico y político que sustenta la practicado la tortura.

2) Los malos tratos, crueldades y atrocidades realizados por individuos aislados, como expresión de anomalía o perversión psíquica individual, son una constante en la historia de la Humanidad relativamente independiente del sistema económico -social imperante y constituyen materia de la patología mental. Si bien pueden tener influencia en la ocurrencia histórica de la tortura y otras atrocidades, esta es excepcional.

3) Al contrario, te regla es que la tortura sea ejercida por sujetos normales, en un determinado y muy preciso sistema social y político, es decir, en un sistema de organización humano contingente. En la situación chilena, el sistema total tiene una concreción económico - financiera, (el "modelo económico") un orden político global (El Estado dictatorial militar) y una inserción en un macro sistema con su correspondiente Ideología dominante (Capitalismo mundial, Doctrina de la Seguridad Nacional).

4) Todo sistema social concreto practica los actos que le son necesarios y posibles.

5) La coherencia de un sistema social está determinado por la ideología dominante, la cual se expresa, reproduce y mantiene por - y a través - del ejercicio del Poder. En el caso chileno, el Poder está concentrado en una Dictadura que hegemoniza el conjunto del sistema social concreto y que determina, en última instancia, la práctica de valores y actos que le son necesarios y posibles (la tortura, el asesinato político).

6) La práctica de la tortura en la historia de la Humanidad ha estado presente sólo cuando y donde la Ideología en el Poder la hace necesaria, valóricamente aceptable (para sí misma) y por el propio ejercicio del Poder, posible. La cuestión de la aceptabilidad de la tortura en el Chile dictatorial actual se mantiene ambigua. La Institución Tortura es negada y ocultada (a pesar de la enorme evidencia), pero la institucionalidad del régimen ha encontrado una vía constitucional de valorar subrepticiamente la legitimidad de los delitos a través de la sanción de la figura "terrorismo", tal como lo señalara al referimos a la impunidad del funcionario.

7) Si una práctica humana es continua y regular, se constituye en una verdadera Institución, con funciones, estatutos, normas, niveles de integración y jerarquía propios. Como toda institución, la tortura es funcional y congruente al conjunto del sistema; de otro modo no es posible que aparezca, se desarrolle y mantenga. La tortura como institución en Chile es congruente a la forma fundamental del ejercicio del Poder del Estado, que es el Terrorismo de Estado.

8) Si una institución (en este caso la tortura como prototipo de violación a los Derechos Humanos) se pervierte por un desarrollo monstruoso, se hará disfuncional al conjunto del sistema y podrá poner en peligro la estabilidad de ese conjunto, es decir, del sistema de dominación. Debe por tanto permanecer dentro de determinados límites de utilidad al sistema. En la actualidad chilena hay indicadores evidentes de que la monstruosidad está llegando a límites inocultables y que en su dinámica de crecimiento el Aparato represivo está pasando de la destrucción a la autodestrucción.

9) Las funciones y el campo de acción de las Instituciones no sólo deben permanecer funcionales al sistema nacional propio, sino al macro sistema de dominación real en el que está inserto. El desarrollo aberrante de las acciones represivas puede hacerse disfuncional al sistema macropolítico (capitalismo mundial) y con esto perder su apoyo, aún cuando sea ese mismo sistema el que generó y ofrece la ideología en el Poder (Doctrina de la Seguridad Nacional).

10) Los valores y mandatos éticos postulados como universales, y más aún, los emanados de una concepción divina del destino humano, son puestos en grave conflicto en una situación tal como la señalada de institucionalización de crímenes contra la Humanidad en Chile. De hecho, los valores éticos derivados de la pertenencia a confesiones religiosas son distorsionadas, ocultados, atacados, vilipendiados, relativizados y puestos en segundo plano por la Ideología en el Poder y por acción de la Autoridad. De una manera más general, la relativización y distorsión de los valores se produce por los propios miembros de las confesiones, estén al lado del poder o sean víctimas de éste. Ello acarrea como consecuencia una polarización de las membresías, haciéndose más difusa una interpretación unívoca y clara de los principios éticos que deben primar.

11) Siendo personas normales (instrumentalizadas) el ejercicio de las funciones de torturar, maltratar, asesinar, lleva a los funcionarios a un desgaste progresivo, imposible de detener o compensar sólo con incentivos materiales o subterfugios ideológicos.

12) Por contraste, el "enemigo", en apariencia aislado, débil, indefenso, engañado, ignorante, rescata de la experiencia de tortura su propia dignidad y valor, aún cuando se demore en su proceso rehabilitador "humano" permanezcan secuelas imborrables.

13) Los actos "inhumanos" cometidos a diario por los funcionarios del régimen está llevando a que ellos mismos sean vistos o sentidos por la población como seres no humanos. La espiral de violencia que esto puede acarrear es perfectamente previsible y sólo se detiene en la medida en que nos hagamos cargo de que el funcionario como todo ser humano es siempre, en todo lugar y en cualquier situación una persona humana con todo los atributos y derechos inalienables e irrenunciables de su condición.


Notas:

(*) Publicado en 'Tortura, Documento de Denuncia". Septiembre, 1985.
Presentado en el Seminario Internacional "La Tortura en América Latina" Buenos Aires, Argentina. Diciembre de 1985.
Publicado en"Seminario Internacional, La Tortura en América Latina". Ediciones CODESEH, noviembre 1987. Argentina.
Publicado en "La Torture, ca suffit". Marzo de 1987. Lens, Francia

1. le decían " el cura"

2. En lo sucesivo nos ahorramos el término "interrogatorio" puesto que éste ha llegado a ser sinónimo de tortura y designaremos la situación global que incluye aprehensión, detención, secuestro, interrogatorio y tortura, simplemente por el momento que marca toda la situación, es decir, la tortura. Esta se ejerce también sin necesidad de interrogar o detener (tortura para amedrentar), pero la situación más típica y relevante es la de interrogatorio (tortura), y es en la que los funcionarios se escudan para defender la legitimidad de su trabajo.

3. Excepto en la situación señalada más arriba de tortura aplicada al azar no selectivamente como finalidad de amedrentar.

4. Revista Cauce Nº 32. Año II, 1985 y Revista Mensaje .

5. Watson, Peter, "Guerra persona y destrucción. Usos militares de la psiquiatría y la psicología". Ed. Nueva Imagen, México 1982.

6. Rivas Sánchez. Femando, "Los militares chilenos, un caso de penetración imperialista,"

7. "...uno actúa, no piensa, sólo actúa. Queremos ser eficientes y por eso mientras menos huellas quedan mejor hecho está el trabajo que uno realiza" A. Valenzuela, ex-torturador.

8. Ver a este respecto las confesiones de A. Valenzuela, ex-torturador.

9. La única excepción a la regla de impunidad con aplicación de justicia y castigo hasta ahora, la constituye el ajusticiamiento de los agentes de la Central de Inteligencia que asesinaron a dos empleados bancarios en Calama en 1981.


Editado electrónicamente por el Equipo Nizkor- Derechos Human Rights el 21feb02
Capitulo Anterior Proximo Capitulo Sube