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Sólo haremos unos breves alcances y conclusiones, porque como dijimos al empezar, esperamos que las reflexiones más profundas nazcan desde el propio lector.
Esta investigación nos demostró que en los 13 meses que siguieron al Golpe Militar del 11 de septiembre de 1973, ochenta y una personas fueron asesinadas o hechas desaparecer en la Región del Maule. La mayoría eran hombres, con una edad promedio no superior a 30 años. Tres mujeres aparecen en estos relatos, la menor de sólo 6 años.
De estas 81 personas, 33 están registradas como ejecutadas políticas, ejecuciones todas realizadas en forma arbitraria, irracional y en muchos casos con altos grados de perversidad. 48 en cambio, aparecen registradas como personas que fueron detenidas y de quienes nunca más se supo: son los Detenidos Desaparecidos. Hasta el día de hoy no hay ningún indicio que nos ayude a señalar lo que otros chilenos hicieron con sus vidas y con sus cuerpos. En esta región no se han encontrado fosas clandestinas y sobre su existencia circulan sólo rumores.
Por otra parte, luego del término del plazo de la Comisión de Verdad y Reconciliación y convocados por la Corporación de Reparación, seguimos hasta el día de hoy registrando nuevos casos. Algunos denunciados tímidamente y otros casi increíbles por lo inaudito de su historia.
El 90% de estas personas estaban ligadas al proceso de reforma agraria y a la lucha por la tierra, los restantes participaban en la búsqueda de justicia social. Algunos trataban de colaborar con los pobladores en la exigencia del derecho a la vivienda, a la salud y en todas las necesidades ineludibles de los más desposeídos.
La gran mayoría pertenecía a familias campesinas de muy escasos recursos; algunos apenas sabían leer. Sin embargo, su deseo de cambiar su relación con su trabajo y la propiedad de la tierra, los había llevado a prepararse, a transformarse en líderes campesinos. Se ligaron a jóvenes profundamente sensibles a la posibilidad de cambiar la situación de marginación y explotación en que vivía el obrero agrícola de este país.
Atrapados en sus propios deseos y en los proyectos que la Iglesia, los partidos políticos y los últimos gobiernos habían impulsado a través del proceso de reforma agraria, pagaron con sus vidas sus aspiraciones y esperanzas.
No fue, sin embargo, sólo la vida lo que se perdió en esta Región. Los sobrevivientes, al vivir la tortura -principal arma represiva en esta zona-, la cárcel, el amedrentamiento, la impunidad, se vieron despojados de su propia integridad, lo que los aisló como seres humanos de otras personas durante todos estos años. Quedaron encerrados en sí mismos y sus organizaciones sociales y políticas fueron destruidas.
Se nos ha hecho una vez más evidente el que la derecha y los militares prepararon calculadamente las técnicas que les permitieran imponer un modelo social y económico.
Gran parte de los militares y las fuerzas de orden de esta Región estaban preparados previamente para detener, interrogar y torturar, y los que no lo estaban casi sin vacilar se sometieron a las órdenes. Hasta hoy guardan silencio sobre lo que vieron o hicieron. Asociados a ellos actuaron el poder judicial y la prensa, que una vez más fue el medio principal de transmisión de mensajes para la mantención de la guerra psicológica.
El funcionamiento de la Escuela de Artillería de Linares y el accionar de algunos de sus funcionarios avalan lo anteriormente afirmado. Además, algunos de los prisioneros y desaparecidos fueron atrapados en Santiago en los días que siguieron al Golpe Militar, por patrullas que viajaron desde Linares. Otros fueron trasladados a Tejas Verdes (1), germen de la futura Dirección de Inteligencia Nacional (DINA). Por lo demás, algunos nombres de militares responsables de esta región aparecen más tarde en la estructura de este servicio.
La Colonia Dignidad, como centro colaborador en la formación y preparación de la contrainsurgencia en Chile, así como recinto de detención, tortura y desaparecimiento, quedó en esta investigación una vez más al descubierto.
Este trabajo aporta nuevos antecedentes sobre lo que un Golpe de Estado y la aplicación sistemática y mantenida de todas sus técnicas de inmovilización y destrucción, unidas a la impunidad, produce en las vivencias, recuerdos, actitudes y comportamientos de las personas y de la sociedad en su conjunto.
En Chile, y especialmente en la zona que hemos estudiado, estas experiencias se vivieron durante 17 años y la falta de verdad y justicia es todavía significativa en lo que se refiere al derecho a la vida. Más significativa es la impunidad casi total en cuanto a las pérdidas de posibilidad de desarrollo personal y de acceso a la justicia social. La alienación es extrema en esta región.
Numerosos son los mecanismos intrapsíquicos que han producido y siguen produciendo diferentes niveles de trastornos en el espacio mental. La Psicopatología -estudio de las dolencias del alma, como fue definida- nace aquí de la realidad concreta.
En este trabajo hemos comprobado, una vez más, que dos ejes mueven y articulan en forma principal estos trastornos: el trauma del Golpe de Estado y sus consecuencias y el fenómeno de la impunidad en el amplio sentido que recién le hemos dado.
También señala los sentimientos y comportamientos que los habitantes de esta Región tienen frente a ellos. Muchos los ignoran, otros los conocen y ocultan, otros hacen esfuerzos denodados para tratar de olvidarlos y sólo algunos tratan de enfrentarlos y elaborarlos. Nuevamente, como ha sucedido por siglos en este país, un pequeño grupo de personas no ha perdido nunca la dignidad. El recuerdo, la memoria, como hemos visto, es vivida y presente o contenida y deformada.
Queremos decir por último, que en el curso de este trabajo, como en los anteriores, hemos tenido la oportunidad de conocer a los familiares, amigos y compañeros de los que ya no están. Hemos recibido el apoyo de las Agrupaciones de Familiares de Ejecutados Políticos y de Detenidos Desaparecidos. Ellos nos han entregado sus vivencias más puras y nos han proporcionado sus fotos, sus libros, sus testimonios, para construir entre todos la memoria histórica de lo sencillo y dramáticamente humano.
Nota:
1. Centro de Tortura e Interrogatorio en el Regimiento de Tejas Verdes, a cuyo cargo estaba Manuel Contreras. quien más tarde dirigió la Dirección de Inteligencia Nacional. DINA.