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11nov21
Texto de la Carta de renuncia de Rosario Baptista Cañedo como Vocal del Tribunal Supremo Electoral
Bolivia, 11 de noviembre de 2021
Señor Lic. David Choquehuanca Céspedes
PRESIDENTE
ASAMBLEA LEGISLATIVA PLURINACIONAL
Presente.-Señor Presidente:
Desde el 19 de diciembre de 2019, en que fui elegida, designada y posesionada como Vocal del Tribunal Supremo Electoral por un período de 6 años, trabajé con responsabilidad por responder a los desafíos que exigía el difícil momento de crisis política y social en el que se encontraba el país. Depositarios de la confianza ciudadana, teníamos el mandato y obligación de actuar sometidos a la Constitución y las leyes, y exclusivamente en beneficio del pueblo.
En ese marco, en ejercicio imparcial del cargo y asumiendo la independencia y separación de poderes, correspondía garantizar la institucionalidad democrática a través de elecciones auténticas, libres, iguales e informadas, en los términos determinados por la Constitución, la Convención Americana sobre Derechos Humanos y las leyes, así como el ejercicio de los derechos políticos y ciudadanos.
Sin embargo, al ser el Órgano Electoral un ente colegiado en el que las decisiones se toman al menos por mayoría, el cumplimiento de mis obligaciones y deberes hacia la ciudadanía se vieron coartados por una visión cerrada y dogmática, que responde al clima de agresividad que emana del Órgano Legislativo, que se traduce en la falta de diálogo y de una agenda común que responda a los intereses ciudadanos, la negación de una discusión política propia de una democracia, y un accionar más bien sometido a la corriente autoritaria y antidemocrática que gobierna el país, que no reconoce la heterogeneidad de la sociedad boliviana y su representación, y que al igual que el sistema judicial sometido a esos intereses, permite la recurrente violación sistemática de los derechos humanos.
Bajo estas condiciones, es imposible la tutela de los derechos políticos y de identidad, y menos aún la preservación de la institucionalidad democrática.
El control total de todos los Órganos del Estado por el partido gobernante ha dejado la organización de elecciones periódicas como único elemento que genera en la gente la ilusión de que vivimos en una democracia, cuyo desmantelamiento ha dejado el voto como único elemento sobreviviente, pero bajo condiciones legales, técnicas e institucionales que lo convierten en algo nominal, ya que la voluntad ciudadana y la soberanía son manipuladas no sólo a través del resultado electoral, sino a través de la información que se brinda a la ciudadanía para perpetuar en el poder al partido gobernante, al que están obligadas a responder todas las autoridades públicas, tal como determina explícitamente su Estatuto Orgánico, recientemente registrado por el Tribunal Supremo Electoral, pese a mi voto disidente fundamentado en derecho.
Más allá de las elecciones del 2019, en el proceso electoral 2020 se ignoraron los verdaderos resultados y principios obligados de respeto a los derechos humanos, sometiendo a la ciudadanía a la voluntad del partido político, que bajo las condiciones actuales nunca perderá una elección; por ello, para desmontar todo este sistema, se requiere un Órgano Electoral realmente independiente, abierto a la observación y verificación ciudadana y dispuesto a devolver a la ciudadanía el derecho de elegir libremente.
El Tribunal Supremo Electoral está secuestrado por intereses ajenos a la justicia, a la democracia y a los derechos políticos, de la misma manera que lo están los demás poderes del Estado. Es imposible ejercer mis funciones en un Órgano Electoral que no es independiente ni imparcial, en el que más bien soy acosada, perseguida e impedida de cumplir mis obligaciones como autoridad; estoy sometida a dos procesos disciplinarios por los que fui ilegalmente suspendida en el ejercicio de mis funciones y en riesgo de ser destituida, sancionada sin fundamento jurídico, dejando las bases para la vía penal convertida en instrumento de extorsión y amedrentamiento; asimismo, la investigación penal abierta en el sistema judicial sometido al poder político, por habilitar una candidatura en ejercicio de nuestra función jurisdiccional como miembros de un Tribunal Supremo, pone en riesgo mi libertad, mi seguridad y mi integridad.
No estoy dispuesta a ser cómplice de todo este sistema, ni legitimarlo con mi presencia, por tanto, en consideración a todo lo expuesto, me veo en la obligación de presentar mi renuncia irrevocable al cargo de Vocal, que ejerzo por designación de la Asamblea Legislativa.
Invoco a la Asamblea Legislativa Plurinacional que usted preside, para que cumpla el mandato que le ha dado el pueblo boliviano y garantice que las leyes que emita respondan solamente a la libertad y la dignidad de la gente, no de un partido político, y sean respetadas y cumplidas, para recuperar el Estado de Derecho, restablecer la justicia y las efectivas garantías constitucionales, para el ejercicio pleno de los derechos humanos, en libertad.
Libere al Órgano Electoral, al Órgano Legislativo, al Órgano Judicial y a todo el sistema de administración de Justicia, para que respondan a los principios de integridad, independencia e imparcialidad, sometidos únicamente a la Constitución y a las leyes, no al interés de la impunidad de quienes detentan y detentaron el poder, utilizándolo como herramienta de extorsión y persecución.
Con este motivo, saludo a usted,
Rosario Baptista Cañedo
Vocal del Tribunal Supremo Electoral
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