EQUIPO NIZKOR |
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30may08
¿Quién puede querer una capital así?
Los abominables hechos acontecidos en Sucre el sábado 24 de mayo muestran el verdadero carácter del movimiento que dirige el denominado comité interinstitucional. Ya no pueden hablar de defender principios democráticos, puesto que lo que vimos todos los bolivianos fue la más clara manifestación de fascismo. Verdaderas turbas de delincuentes arremetieron ferozmente contra mujeres y hombres campesinos e indígenas. Los golpearon, los insultaron, los desnudaron y arrastraron, haciéndoles pedir perdón y besar una bandera que ha quedado para siempre mancillada. Mientras cometían sus atrocidades, gritaban su racismo a los cuatro vientos mostrando su verdadera faz.
Ahora está claro que el comité interinstitucional jamás tuvo convicciones democráticas, puesto que todo aquél que tenga la más mínima y vaga idea de democracia se revuelve de ira al contemplar sus "hazañas" y lo único que le queda es ponerse al frente de tamaña atrocidad. Debe quedar bien claro que NADA, ABSOLUTAMENTE NADA, puede justificar semejantes atropellos contra la vida e integridad de las personas.
Si este movimiento, como se ha demostrado, no tiene reivindicaciones democráticas y ni siquiera abriga una vaga idea de lo que es democracia, entonces ¿qué es? La respuesta también nos la proporcionan los horribles hechos del día sábado. SON FASCISTAS, pues sólo los fascistas pueden cometer estas canalladas. Sólo los fascistas tienen ese racismo enfermo en sus mentes; sólo los fascistas tienen la cobardía para atacar en jaurías a personas indefensas, mujeres, niños, ancianos; sólo los fascistas "tiran la piedra y ocultan la mano" y después, sin darse cuenta de la contradicción en la que caen, los muy tarados piden perdón.
Lo que lacerea el alma es pensar en la posibilidad que una buena parte la población de la ciudad de Sucre haya sido ganada a esas posiciones fascistas. Los que todavía creemos en la sabiduría de los pueblos, esperamos que el pueblo sucrense despierte de su letargo y ponga en su lugar a los fascistas que han estado actuando en esa ciudad. El pueblo de esa ciudad tiene la responsabilidad de hacerlo, porque han actuado en su nombre. Si lo hace entonces reivindicará su nombre y los bolivianos podremos volver a pensar que Sucre, algún día -cuando se generen las condiciones para ello-, podría volver a ser la capital plena de Bolivia.
Si no lo hace, pues significará que aprueban las fechorías de los fascistas y entonces jamás podrá ser nuestra capital. La capital debe ser el bastión de la unidad y fraternidad nacional. Es aquella ciudad que recibe con los brazos abiertos a todos ciudadanos del país. No los ultraja, ni mancilla. Respeta, por sobre todas las cosas, a los representantes de los demás departamentos. Por eso si Sucre, no repudia y defenestra a los fascistas, entonces no merece ser capital, ni de provincia. ¿Quién puede querer una Capital así? Tendría que retomar el nombre de ciudad de La Plata, como en la colonia, pues José Antonio de Sucre fue un hombre muy grande como para que se mancille su recuerdo con el nombre de una ciudad que permitió que los fascistas actuaran en su nombre. Ahora, tiene la palabra el pueblo de Sucre.
[Fuente: Por Carlos Echazú, Bolpress, La Paz, 30may08]
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