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15ene17


El MAS y su caída


El MAS ha cometido el mayor error histórico en su historia política. En IX congreso llevado en Santa Cruz ha aprobado la reelección de Evo Morales para las presidenciales de 2019. Y con ello ha desconocido en los hechos el referendo del 21F de 2016. Por lo que se ha terminado de develar los términos más íntimos de la angurria del poder de un partido que gobierna 11 años consecutivos. A través de esta decisión cupular ha sepultado todos los pilares morales que en algún momento ha tenido este partido político. Y la yapita fue la idea de pedir la anulación del referendo del 21F, que ha provocado burla en redes sociales al ser descabellada. Y como corolario de su caída tiene profundas fisuras internas entre ministros y organizaciones sociales afines.

¿Por qué el poder neocolonial degenera a hombres o mujeres que simbolizaban un proyecto político y socaba los argumentos morales sustanciales de un movimiento que salió de las luchas sociales, como la del Chapare cochabambino?

El MAS y sus jefes además de perder sus fundamentos políticos y morales perdieron también de modo definitivo el horizonte histórico de enfrentar lo colonial y el racismo, puesto que Bolivia sigue siendo un país profundamente racista y colonial. Y cuando un movimiento político pierde estos valores sustanciales, lo único que le queda es la imposición de sus fines por medio de la violencia político o militar. Por ejemplo, al hablar de la anulación del referendo del 21F se insinuó abiertamente la instauración de una dictadura en Bolivia. ¿Qué intereses se ocultan detrás de la idea de la reelección? Sin duda muchos intereses económicos y políticos. ¿Y quiénes quieren la reelección? La casta colonial de modo fundamental.

Aquí, pues, en los hechos gobierna las castas coloniales que han urdido un discurso embaucador de descolonización y despatriarcalización para tratar de mostrar que son los grandes reformadores de la política y de la historia de Bolivia. Por lo que en Bolivia no gobiernan los indios, como dijo Evo Morales en Ivirgarzama en ocasión de promulgar el día de la revolución del MAS.

Así, este partido se ha reducido a unos grupos corporativos y endogámicos con el fin de reproducir los intereses particulares del entorno blanco-mestizo que en los hechos es la que gobierna el país; y no los indios. Pues los indios no toman las decisiones centrales en políticas públicas y otros en el llamado Estado plurinacional. Lo que finalmente hace que no exista lo plurinacional porque éste sigue siendo un estado neocolonial y racista, dado que se persigue y judicializa a los propios indios (aymaras y quechuas) como en toda la historia republicana. Este último es un hecho históricamente conocido como los procesos de Mohoza o la barbarie republicana dada en la masacre de Jesús de Machaka de 1921 o la masacre de la ciudad de El Alto por parte del gobierno neoliberal de entonces, Gonzalo Sánchez de Lozada.

Así en el MAS se ha impuesto la lógica de utilizar todos los mecanismos posibles, incluso las no constitucionales, éticos ni legítimos porque lo que importa son los fines; que en este caso es el usufructo del poder para permanecer en el poder por el siglo de los siglos. Aunque este último es un sarcasmo para indicar que el poder tiene su propio límite porque ni la Constitución de 2009 ni la ley electoral permiten semejante acto de usurpación. Ahora ese grupo usa para ese fin a los movimientos sociales, la imagen de un presidente "indígena" o la agenda 2025. La finalidad última y única es perpetuarse en el poder y ocultar las violaciones a los derechos humanos, entre otros hechos.

Entonces, con la idea de la relección de Evo Morales no sólo queda tan mal parado el MAS en sí mismo, sino también los propios aymaras o quechuas que no comparten ni son parte de aquellas ideas. No todos los aymaras o quechuas son de esta misma cantera política, pues porque existen diferencias importantes en su interior. Claro, en el mundo de la política todo hombre y mujer siempre han tendido a ser eternos cuando están o ejercen el poder. Lo cual, sin embargo, siempre ha terminado en una tragedia personal o colectiva.

Con estos antecedentes ahora el MAS tiene varios escenarios muy difíciles si es que no quieren terminar como Gonzalo Sánchez de Lozada. Uno de ellos es efectivamente habilitar a Evo Morales como candidato, pero a costa de un gran rechazo político, y en el periodo 2020 y 2025 sería un país ingobernable porque la forma de cómo se ha habilitado un candidato sería espurio. Esto incluso se agravaría porque no terminaría su gestión.

Otro escenario es que ni gane las elecciones de 2019 porque la gente siente un hartazgo con los intentos de petrificarse en el poder. Un dato no menor. Pues porque a pocos días de ser aprobada la reelección de Morales la gente siente un sentimiento de darle al MAS un voto castigo, pero abrumador que sería sin duda el debacle total del caudillo y de la cúpula azul para ni siquiera tener la posibilidad de negociar los no-juicios al Presidente y Vicepresidente, sino ser llevados de lleno a la guillotina política, como ha ocurrido tantas veces en la historia política mundial. El caso más emblemático es lo ocurrido con Maximiliano Robespierre en la revolución francesa. En este caso el MAS sería peor que los propios partidos racistas y neocoloniales en Bolivia después de una irrupción política interesante.

Y lo aymara o quechua, que no gobierna en Bolivia, quedaría con el estigma de ser peor en la política y descalificado como prorroguista en el poder. Estas son las consecuencias de la ceguera del poder, que es la que finalmente quiere la aludida casta colonial. Sus jefes repiten "tenemos que repostular a Evo porque si no vienen los juicios penales y es el fin de la historia".

Y como los fines son los fundamentos del MAS, no sería nada raro que tenga planeado generar condiciones para un autogolpe de Estado bajo el argumento de la conspiración en contra de la patria. Casos como estos han ocurrido con Alberto Fujimuri en el Perú y que hoy, por ello, por secuestro y crímenes de lesa humanidad purgan una condena de 25 años en la cárcel de Barbadillo, en Lima.

La idea de salvar la patria fue una gran mentira para quedarse en el poder aunque éste nunca fue eterno porque luego se descubrió los negociados de Montesinos. Otro escenario es que antes de 2019 Bolivia viva bajo un estado de guerra civil que nadie sabría en qué terminaría.

Casos como la colombiana o guatemalteca han sido trágicos en lo humanitario. Una guerra es un hecho sangriento donde todos pierden y nadie gana. Sería deseable que el MAS no nos lleve a esos escenarios sangrientos de la que Bolivia no ha terminado de curarse por su racismo, el colonialismo y su indigenismo atrabiliario.

[Fuente: Por Pablo Mamani Ramírez, Página Siete, La Paz, 15ene17]

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