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16dic07


Bolivia, cada vez más cerca de la fractura


En una acción que dejó al país andino al borde la fractura y en una creciente tensión, la región de Santa Cruz, la más rica de Bolivia, proclamó ayer su autonomía de facto, en medio de múltiples festejos y muestras de algarabía de la población y en abierto desafío al presidente izquierdista Evo Morales.

Santa Cruz no estuvo sola en la audaz iniciativa: también hicieron lo mismo Pando, Beni y Tarija, los otros tres departamentos rebeldes que forman parte de la fértil Media Luna boliviana, la región más rica del país más pobre de América del Sur.

Paralelamente, en la plaza Murillo, la principal de La Paz, Morales presentó su polémica carta magna, aprobada sin la presencia de la oposición en la ciudad de Oruro –considerada en esta ciudad una herramienta para implantar una dictadura comunista en el país–, en una fiesta popular de tinte indigenista en la que no faltaron los desfiles militares, de mineros y la marcha multicolor de los "ponchos rojos", la milicia indígena que se transformó en el grupo de choque del actual mandatario.

Pese a que Morales declaró al ejército en emergencia y movilizó al departamento de Santa Cruz miles de militares y policías, muchos de ellos encubiertos, para resguardar los edificios estatales, finalmente los temores de una represión generalizada de los autonomistas, que llevaron a los cruceños a abastecerse de víveres por temor a un bloqueo de la ciudad, parecieron esfumarse en el aire.

Sin embargo, la tensión persiste: en su acto en La Paz, Morales criticó duramente a los departamentos rebeldes, los instó a "devolver el dinero que pertenece a todo el pueblo boliviano", aseguró que "confunden autonomía con separación" y afirmó que no cederá "ni un milímetro" en su postura. Por otra parte, partidarios del mandatario realizaron bloqueos parciales en la ruta que vincula Santa Cruz de la Sierra con Cochabamba y amenazaron con radicalizar su actitud, mientras una explosión aparentemente causada por una bomba molotov sacudió el principal edificio de la Corte de Justicia cruceña, sin dejar heridos.

"No tienen derecho a tocar ni un solo milímetro de la unidad territorial", advirtió por su parte en el mismo acto el vicepresidente Alvaro García Linera, que dijo que son sólo "cinco familias" las que quieren dividir el país.

Los próximos días serán cruciales: Morales advirtió que utilizará el ejército para resguardar la integridad del país y grupos armados cruceños, como la controvertida Unión Juvenil Cruceñista, se preparan para disolver por la fuerza cualquier intento de aislar a Santa Cruz del resto del país.

El prefecto de Santa Cruz, el opositor Rubén Costas, advirtió al presidente que evite "invadirlos o militalizarlos, porque los cruceños no tienen miedo".

"No vean fantasmas en donde no existen", pidió, en alusión a que el proyecto autonómico no busca, según dijo, la separación de este departamento del resto de Bolivia. "Esta medida es para sacar adelante identidades y culturas. Eso es lo que hay que ver. Es una búsqueda de superación de un pueblo que hace mucho que está luchando por la libertad y la democracia, y para sacar adelante el Estado de Derecho", señaló.

"¿Será posible que nos arrastren a una guerra civil por el tema de tierras?", se preguntó luego Costas, quien apuntó que "el verdadero racismo viene del presidente". Una de las consultas que se realizarán el año próximo definirá qué se considerarán latifundios.

Costas fue presentado como "gobernador", de acuerdo con lo establecido por el estatuto, en el acto de festejo por la elaboración del documento, que se extendió hasta la noche en el Parque Urbano, un gran espacio verde en esta ciudad, con una presencia de unos 100.000 personas, según los organizadores.

La jornada de ayer buscó ser una demostración de poder tanto de Morales como de las regiones rebeldes, y aunque ambas partes en conflicto se esforzaron por presentar sus respectivos cuerpos legales como iniciativas irreversibles, lo cierto es que tanto el estatuto como la carta magna del mandatario aún deben ser ratificados en sendos referendos.

Carpas levantadas

Las actividades comenzaron temprano en una lluviosa Santa Cruz de la Sierra. En la plaza principal 24 de Septiembre, cientos de personas que hacían huelgas de hambre en pos de la aprobación del estatuto autonómico depusieron su actitud y comenzaron a levantar las carpas en las que realizaban la protesta. Poco antes del mediodía, la asamblea preautonómica comenzó a leer el documento, que prácticamente le da al departamento de Santa Cruz un régimen equivalente al de una provincia argentina en un país unitario como Bolivia.

Los canales de Santa Cruz dividieron su pantalla en dos para mostrar al mismo tiempo lo que empezó a suceder minutos después en La Paz. El efecto no pudo ser más contrastante. Por un lado, los líderes cambas (cruceños), un pueblo en el que se mezcla el aporte guaraní con el de inmigrantes de origen croata y alemán, realizaban un acto que impresionó por su formalidad y constituyó un rechazo implícito a las costumbres del Altiplano. Por el otro, los aborígenes bolivianos asistían a un acto en La Paz que tuvo un fuerte componente ritual y en el que Morales, ataviado con su tradicional traje con motivos indígenas, saludaba con el puño izquierdo en alto a los presentes.

Números musicales y discursos políticos amenizaron la espera en el acto en Santa Cruz, donde los asistentes repartieron sus gustos gastronómicos entre los helados, las hamburguesas y la yuca frita. No faltaban las cuatro por cuatro embanderadas con los colores verde y blanco, los colores preferidos de los manifestantes, y en el escenario se había dispuesto la leyenda: "Se acabó la paciencia. Basta de atropello". La seguridad estuvo a cargo de cientos de jóvenes de la Unión Juvenil Cruceñista, entre los cuales se destacaban algunos por su envergadura física y sus tatuajes.

"Estamos acá porque el Oriente boliviano va a ser autónomo: vamos a tener nuestra propia libertad para hacer grande Bolivia", dijo a LA NACION Hugo Serrate Rea, de 50 años y que trabaja en un centro de investigación agrícola.

"Ahora nuestro pueblo va a progresar porque vamos a manejar los recursos", dijo, por su parte, María Esther Rivero, una enfermera.

Berty Hurtado, un cruceño de 55 años, llamó la atención en la celebración por la inquietante leyenda de su remera: "Que mueran los collas".

"Es una forma de decir -aclaró a LA NACION-. Es porque ellos dicen mueran los cambas." Un símbolo claro de un país fracturado de hecho.

[Fuente: Por Leandro Uría, Enviado especial de La Nación, Bs As, Arg, 16dic07]

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