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12ago13
El Gran Chaco celebra 137 años de lucha y resistencia
La provincia Gran Chaco fue creada mediante Decreto Supremo de fecha 12 de agosto de 1876, por el Presidente de la República Gral. Hilarión Daza, disposición legal que fue firmada en la ciudad de Potosí. La norma establece en su primer Artículo la creación de la provincia Gran Chaco con su capital Caiza, y los cantones de Caraparí, Itaú, Yacuiba, Tartagal (Argentina) y las misiones de nueva fundación en la margen occidental del rio Pilcomayo. Posteriormente mediante Ley de 19 de octubre de 1880, el Presidente de la República Gral. Narciso Campero, dispuso el traslado de la capital del Gran Chaco de Caiza a Yacuiba, creando además los cantones de Aguairenda, Itiyuru (Argentina) y Zapatera.
Según testimonios del registro documental histórico, en 1733 el actual territorio del Gran Chaco estaba constituido e integrado por caseríos chiriguanos como Itavicua, Yaguacua, Aguayrenda, Busuy, Sanandita, Zapatera, Caraparí y Yacuiba. Un siglo más tarde, el 15 de noviembre de 1832, el Presidente Andrés de Santa Cruz creó la provincia Salinas conformada por los cantones San Diego, Busuy, Sanandita, Zapatera y Caraparí.
El 22 de noviembre de 1841, el Presidente José Ballivián Segurola mediante Decreto distribuyó tierras gratuitamente en el despoblado Chaco, sobre las márgenes del río Pilcomayo, a los oficiales y soldados ex combatientes de la Batalla Ingavi, ganada cuatro días antes a la República del Perú. Otra ley, del 9 de marzo de 1872, emitida por el Presidente Agustín Morales, trasladó la capital de la provincia Salinas, de Entre Ríos (La Moreta) a Caraparí. El 31 de marzo del mismo año, se creó el Distrito Territorial Gran Chaco con capital Caiza, al mando de un Jefe Supervisor Político Militar. El 19 de octubre de 1880, el Presidente Narciso Campero dispuso el traslado de la capital Caiza a Yacuiba, y se crearon los cantones Aguayrenda, Itiyuro y Zapatera.
Posteriormente, una ley del 19 de agosto de 1883 reafirma y ordena la provincia Gran Chaco, integrada por Villa de Caraparí, actual capital de la Segunda Sección y los cantones Caiza, Itaú y Aguayrenda, y los vice cantones Itiyuro, Tartagal, Zapatera y la capital Yacuiba. La posterior derrota política - diplomática boliviana, tras la contienda bélica con Paraguay, determinó que Tartagal e Itiyuro pasen a jurisdicción argentina, dejando de pertenecer a la provincia Gran Chaco de Bolivia.
Con otro Decreto Supremo, el presidente Ismael Montes estableció, el 27 de diciembre de 1905, un Centro Civil y Administrativo en la misión de San Francisco Solano para residencia de civiles y militares, con el nombre de Villa Montes, estableciéndose además como Sede del Delegado Nacional de Colonias. La Tercera Sección de la provincia Gran Chaco con Villa Montes como capital y los cantones Tarairí, Chimeo, Capirenda, Tigüipa, Caigua, San Antonio de Padua, Esmeralda, Ibibobo e Igüaro, fue creada el 27 de agosto de 1937 mediante Decreto Supremo por el Presidente Germán Busch. La historia confirma que antes del 12 de agosto de 1876, las actuales provincias Gran Chaco y O'Connor constituían una sola unidad político - administrativa llamada provincia Salinas, es decir, lo que hoy son los municipios Yacuiba, Caraparí, Villa Montes y Entre Ríos, con sus respectivos cantones.
El inmenso territorio llamado Chaco
Cuando empezaron las migraciones guaraníticas y se sostuvieron las guerras con los ejércitos de Tupaj Yupanqui y Huayna Kapac, al finalizar el siglo XV, aquellos emperadores lo denominaron "chiriguanía" debido a que murieron de frió los prisioneros que lograron capturar los incas. Desde 1559 Andrés Manso hacía las gestiones ante el Virrey Andrés Hurtado de Mendoza, Marqués de Cañete, para que se le concediera en gracia el territorio al que había explorado desde 1556 y que posteriormente fue disputado con Nuflo de Chávez, otro intrépido capitán español que remontó el rio Paraguay para fundar la ciudad de Santa Cruz de la Sierra. Al capitán Manso se le concedió el territorio que estaba al Sud del Rio Grande, y desde el año 1559 comenzó a llamarse Llanuras de Manso.
En el libro "Viajes por América Meridional" de Félix de Azara, geógrafo español encargado por la corona para fijar los límites con los territorios conquistados en la América, figura el nombre de Chaco en la planicie selvática. Como sus informes eran oficiales, este nombre quedó registrado a fines el siglo XVIII. Pero el nombre de Chaco proviene de mucho más antes. Según Alcedo, autor del Diccionario Americano, chacú en quechua significa "junta o compañía", ya que en este territorio se juntaron los indios de diversos países huyendo de las conquistas que hacían los Incas.
Por su parte, el Padre Honorio Mossi dice que chacú significa "casa de fieras" en quechua y en guaraní quiere decir "reunión de muchos entre los montes". Posteriormente, durante la Guerra de la Independencia, hasta las primeras décadas republicanas, el territorio chaqueño fue llamado La Frontera. Y muy posiblemente era llamado así desde los primeros días del coloniaje, tal es así que la fundación de Tarija llevó el nombre de San Bernardo de la Frontera desde 1574.
El Chaco y la huella de sus pueblos indígenas
La historia del Chaco esta regada de sangre por la conquista, dominio y defensa de sus tierras por las tribus originarias desde el siglo XV por el incario y a partir de 1554 por la corona española. La guerra del Chaco fue otro escenario de sangre y sacrificio con más de 50 mil muertos. Se destaca el genocidio registrado en el año 1892, durante el gobierno de Aniceto Arce, por el ejército republicano contra el pueblo guaraní en la memorable Batalla de Kuruyuki. Según el informe del Tcnl. Tomás Frías, en informe al Prefecto de Chuquisaca, calculaba "que los muertos chiriguanos alcanzaban la cifra de 900 a 1.000, entre hombres, mujeres y niños". Fueron los hacendados ganaderos junto al Ejército y con el apoyo eclesiástico de jesuitas y franciscanos, los que terminaron de someter y desalojar hasta casi exterminar a los indígenas guaraníes conocidos desde tiempos de la colonización española, como los "belicosos chiriguanos". Ya los incas habían conocido el temple guerrero de los chiriguanos.
Así, el Chaco Boreal "sanguinario y salvaje como una fiera", según el verso de Juana de Ibarbourou, está bañado de los arroyos que nacen en la serranía y acogieron a las migraciones de etnias chanés y chiriguanas. Conforme a datos aportados por los sacerdotes de la Orden de San Francisco, en el año 1733 existían asentamientos de pueblos chanés, matacos y en mayor número e importancia estaban los caseríos: chiriguanos de Yacuiba, Ticuarichacra, Caipitandi, Capiibiti (Caiza), Tatí, Busuy, Pananti, Yaguacua, Sananditi, Tupambi, Inti, Timboytiguazú, Yatebute e Itaqua.
A partir del río Pilcomayo, hacia el norte, Tampinta, Tacuatindi, Caiguamí, Caigua, Chimeo, Tarairí, Ipa, Tihuipa, Macharetí, Boyuibe, Ñancaroinza, Ivo, Charagua y los poblados del río Parapetí y del Izozog.
La legendaria Caiza, fue antiguamente un caserío chiriguano denominado Capiibiti. Durante el proceso de colonización, en 1848 se fundó Villa Rodrigo. Después de la batalla de Ingavi, los prisioneros peruanos, trabajaron en la construcción del fortín; inaugurándose la capilla de San Roque el 17 de julio de 1851.
La mayor parte de las exploraciones y expediciones hacia el Sudeste, partieron de Caiza y, es muy posible que los antepasados de los Moreno, Lea Plaza, Zelaya, Zenteno, Gutiérrez, Reyes, Sánchez y otros, integraron las tropas de nacionales que peleaban constantemente unas veces con el toba y otras con el indomable chiriguano.
De Caiza partieron los expedicionarios, cuya misión era llegar hasta el río Paraguay en búsqueda de una salida hacia el Atlántico. La actual ciudad de Yacuiba, originalmente fue un caserío indígena cuya denominación original proviene de la expresión "Yacuy-ighba" equivalente a "bebedero de las pavas", poblado que se transformó en una hacienda y transferida a su primer dueño y colono Timoteo Ruiz, quien tomó posesión de esta mediante Decreto Supremo de 22 de noviembre de 1841 en mérito a sus servicios a la nación.
La Guerra del Chaco significó el desplazamiento masivo de guaraníes a la Argentina y mayoritariamente al Paraguay. De la población indígena no desplazada, cuentan mayoritariamente los tobas, tapietes y matacos que inmediatamente fueron utilizados por el Ejército boliviano como zapadores, guías y navegadores del río Pilcomayo. El final de la contienda bélica se tradujo en la transculturación del Chaco, debido a la fuerte presencia aymara y quechua que se estableció en la región durante la post guerra, a consecuencia de la lenta desmovilización de tropas. Como el resto del Chaco, la provincia Gran Chaco tiene un alto grado de mestizaje como resultado de la guerra.
[Fuente: Por Julio Alvarez Mercado, El Nacional, Tarija, 12ago13]
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