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10mar13


Un calvario de 35 años relatado por la viuda de un desaparecido


La viuda de un desaparecido en 1977 contó el calvario que vivió en los 35 años transcurridos desde el secuestro de su marido hasta que pudo enterrar sus restos el año pasado, luego de que fueran identificados entre los exhumados de una fosa común del ex Arsenal Miguel de Azcuénaga del Ejército.

Fue en la vigésimo séptima audiencia, celebrada el viernes, del juicio oral y público por la megacausa Jafatura de Policía-Arsenales, que se desarrolla desde noviembre último en la capital tucumana y en el que se juzgan crímenes de lesa humanidad presuntamente cometidos por 41 imputados en esos dos centros clandestinos de detención.

Entre los acusados, hay militares, gendarmes, policías, un escribano y un cura.

Margarita Hortensia Fernández y su esposo Pedro Guillermo Corroto vivían en 1977 en Monteros, donde ella era maestra de grado y él tenía una panadería en sociedad con un hermano. Según el relato de la mujer, Corroto era un hombre "muy caritativo", que bregaba por alejar a los jóvenes del alcohol e interesarlos en el deporte, en función de lo cual formó clubes de voleibol y "se hizo líder". También estaba vinculado a la Juventud Peronista. El 21 de enero de ese año, prosiguió, Corroto estaba todavía convaleciente de una operación de cáncer linfático. En la madrugada de ese día, en presencia de ella y sus dos hijos de 9 meses y cuatro años, fue secuestrado por encapuchados armados que se movían en varios vehículos.

La testigo dijo que esa noche pudo ver a uno de los secuestradores. Años después, una mujer le pidió que le hiciera el favor de amamantar a su hijo enfermo y, para su sorpresa, resultó que el padre del bebé era el secuestrador que ella había visto.

Este, para entonces ya un ex policía, reconoció el hecho y le contó además que el operativo había partido de la Escuela de Comercio de Monteros al mando de un tal Marcos Urrutia.

Por otra parte, continuó la mujer, vecinos de su casa le dijeron que en uno de los vehículos que participaron del secuestro habían visto al comisario Juan Carlos Almirón y que el chofer era un tal Valdez.

La testigo contó igualmente que durante un tiempo la siguió por todas partes un hombre que pertenecía al Cuerpo de Bomberos y que él le dijo en una ocasión: "Búsquelo a su marido en Nueva Baviera".

Se refería a un ingenio azucarero cerrado donde funcionó en esa época una base militar y un centro clandestino de detención.

"Intenté hablar con los oficiales superiores de ese lugar, pero no me recibieron", recordó la mujer.

Otro dato, añadió, que le llegó acerca de su marido fue a través del pariente de una mujer policía que dijo que ésta había visto a Corroto en la Jefatura de la fuerza.

De todos modos, indicó la testigo, no volvió a saber nada más de él hasta que el 27 de marzo de 2013 la Justicia le comunicó que restos de su esposo habían sido identificados entre los numerosos esqueletos desenterrados de una fosa común en el Arsenal.

[Fuente: Clarín, Tucumán, 10mar13]

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