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23jul10
"Nadie se podía considerar fuera del terror"
Como narró el ex militante del PRT Gustavo Tisera, Fermín Rivera también estuvo en el mismo pabellón de la ex UP1 y sus relatos coinciden sobre que la relación con los guardiacárceles antes del golpe de Estado de 1976 era "buena", que luego cambió radicalmente hasta el punto de que les robaron además de ser sometidos a extensas torturas y las visitas se redujeron.
Previo al golpe, la relación presos-guardiacárceles comenzó a mutar. Eso se materializó, apuntó Rivera, cuando los presos políticos dejaron de tener frecuentes visitas y les robaron sus pertenencias (relojes, joyas).
Frente a eso se quejaron ante el jefe de la ex UP1, quien era "Montemar, un comandante de Gendarmería retirado. Le planteamos que nos habían quitado todo y Montemar nos dijo: 'Ustedes están locos, no saben en la situación en que están'. Y nosotros le decimos: '¿Por qué estamos locos, si no nos queda nada por perder, ya nos han quitado todo?'. 'No, están equivocados, no saben lo que tienen por perder todavía'".
"Con el tiempo, entendimos en mensaje de Montemar, que nos estaba diciendo 'por qué no se quedan tranquilos y tratan de sobrevivir porque lo que está en juego es la vida de ustedes'", recordó Rivera.
"Cuando vino Sasiaíñ no nos quedó ninguna duda". Fue cuando a comienzos de 1976, el jefe del área 311 (organizada para la "guerra contra la subversión") Juan Baustista Sasiaíñ los amenazó: "Nos dijo que estamos condenados y que no nos hagamos ilusiones porque vamos a morir lentamente, uno a uno, hasta el momento en que nos hayamos arrepentido de haber nacido".
Esa misma frase también quedó grabada en la memoria de Tisera. De cualquier forma, "nadie se podía considerar fuera del terror", ya que en otro pabellón la represión alcanzaba a personas como el abogado Carlos Hairabedian, entre otros.
Incluso antes de que Sasiaíñ visitara la cárcel, Rivera señaló que a los de su pabellón los "golpearon salvajemente, a tal punto que quedaron todas las paredes manchadas de sangre. Nunca nos imaginamos que se pudiera torturar a todo un pabellón completo con semejante brutalidad".
Horror por la radio. "Teníamos la esperanza que la cosa fuera hasta ahí, pero se nos terminó cuando sacan al primer grupo de compañeros", agregó. Así se refirió a los simulacros de fuga en los que fueron asesinados 31 presos políticos. Se enteraron de los hechos a través de una radio o de algún diario: "Escuchamos por radio sobre el primer traslado escuchamos el intento de fuga donde habían muerto los compañeros que habían sacado de la cárcel".
Pero, agregó, "en el caso de (Gustavo) De Breuil no hizo falta una radio porque vino el hermano (Eduardo de Breuil) a contarnos todo", en referencia al fusilamiento del primero.
"Se preocupaban por hacernos saber que los habían matado. O por radio o nos tiraban un diario", rememoró.
Si bien las diferentes requisas carcelarias habían acabado con muchos libros y radios, lapiceras y papel "encanutados" que utilizaban para comunicarse entre ellos y con sus familiares: "Todos los días salía (de la cárcel la información de) lo que estaba pasando. Salía escrito en un papel higiénico, aprendimos a hablar con las manos".
Ya en la cárcel de Sierra Chica, él y su compañero de celda comenzaron a percibir que el trato ya no era el mismo: "Decíamos hoy no nos pegaron. Si nos pegan día de por medio estamos cien por ciento mejor que en UP1. Al segundo día, no nos pegaron. Si nos pegan uno de cada tres días, estamos muchísimo mejor. No podíamos creer que no nos torturaran".
En marzo de 1983, declaró ante el Juzgado Federal de Rawson y denunció las torturas y vejaciones mientras estuvo detenido, punto a partir del cual comenzó la causa que tiene a Jorge Rafael Videla como principal acusado de los delitos de lesa humanidad.
Posteriormente, Rivera la Corte Suprema de Justicia le concedió la libertad en octubre de ese año.
[Fuente: Por Federico Noguera, La Voz del Interior, 23jul10]
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